El sargento agredido en Alsasua (Navarra) junto con un teniente y sus parejas ha afirmado en el juicio que temió por su vida porque estaban en inferioridad de condiciones y vio en sus agresores un "odio" y un "rencor" contra la Guardia Civil que no había sentido nunca antes.
En su declaración ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a ocho presuntos agresores de los guardias civiles en un bar en la madrugada del 15 de octubre de 2016, el sargento ha relatado cómo les pegaron con patadas y puñetazos en todo el cuerpo tanto dentro como fuera del bar Koxka, en una acción que "no fue casual" sino "premeditada".
"Estoy acostumbrado a situaciones violentas, de estrés, por mi trabajo, pero esa situación nunca la he vivido. Temí por mi vida porque estábamos en inferioridad y esa sensación de odio y de rencor que tenían por ser guardia civil no la he sentido nunca", ha dicho a preguntas del fiscal.
El sargento agredido solo llevaba en la localidad 20 días y tenía 33 años
El sargento, que llevaba destinado en Alsasua solo 20 días y tenía 33 años, ha recordado cómo también golpearon al teniente hasta hacerle caer, a la pareja de éste cuando intentó hacer "de escudo" y a su propia novia cuando se interpuso entre los agresores y él.
Ha coincidido con el teniente en que todo empezó cuando uno de los acusados, Jokin Unamuno, les increpó de forma agresiva en el bar. "Recuerdo que vi la cara suya casi pegada a mi cara, vociferando, en una actitud agresiva".
En ese momento, la novia del teniente, natural de Alsasua, les dijo que tenían que irse y se encaminaron los cuatro hacia la puerta, cuando comenzó la agresión. "En ese pasillo no paramos de recibir golpes y patadas por todos lados", ha dicho.
Una vez consiguió salir del bar, ha explicado que le dijo a su pareja que se fuera al coche, se dio la vuelta y vio "cómo el teniente estaba siendo vapuleado por muchas personas".
Intentó entonces sacar al teniente del establecimiento, pero varias personas le cogieron por la espalda para evitar que le auxiliara y le "lanzaron a la mitad de la calzada".
"Tuve que rodar para no quedarme quieto en el suelo y que no me destrozaran ahí", ha continuado relatando, tras lo que su novia se puso en medio y uno de los agresores le propinó una patada que la tiró al suelo.
Durante todo ese tiempo, tanto personas que estaban en el Koxka como otras que se sumaron del bar de enfrente, les insultaron con frases como "hijo de puta, 'txakurra', esto es lo que vais a tener cada vez que salgáis de arriba por ser guardias civiles, y similares".
Para el sargento, Unamuno fue "el que promovió la agresión y el que organizó todo" y ha explicado cómo, una vez detenido mientras se fumaba un cigarro en el bar de enfrente, un grupo numeroso le abrió la puerta del coche policial y le sacó de allí.
También ha identificado a Jon Ander Cob y a Julen Goicoechea como dos de los que le propinaron "numerosas patadas y puñetazos", así como a Aratz Urrizola.
Otro de los acusados, Adur Ramírez, le dio un puñetazo al teniente y fue "muy activo en la agresión". Según su versión, también pegó al teniente Ohian Arnanz, que por su técnica parecía "gran conocedor de artes marciales".
El sargento vio además cómo Ramírez, que llevaba una camiseta roja anaranjada, se fue hasta el bar de enfrente y entre varias personas le rodearon para que se pudiera poner una sudadera oscura, pero "le costó ponérsela porque le estaba un poco chica".
Respecto a la única mujer acusada, Ainara Urquijo, el sargento no vio que pegara a nadie pero sí vertió "agresiones verbales", especialmente a la novia de este agente, a la que dijo: "Esto es lo que vais a tener cada vez que bajéis del cuartel".
El sargento ha relatado que, una vez llegó una patrulla de la Policía Foral y se rebajó algo la tensión, tuvieron que esperar mucho tiempo a que llegaran refuerzos de los antidisturbios de este cuerpo autonómico y de la propia Guardia Civil