Pese al ambiente de euforia que se apoderó de Moncloa la noche del 23-J, lo cierto es que los viejos problemas que provocaba Podemos nunca mueren. Y, por eso, en Sumar tienen prisa. Quieren conformar ya un acuerdo de gobierno con el PSOE. Pero si a Ferraz le supuso un dolor de cabeza constante convivir con los morados en el Consejo de Ministros y, por eso, impulsó Sumar, ahora en la central socialsita deben saber que los morados intentarán tener voz propia de nuevo. Aunque, según ha sabido este diario, Yolanda Díaz y el resto de partidos que integran Sumar -hasta una quincena- lo impedirán y maniobrarán para marginar a los de Ione Belarra de la negociación del posible acuerdo de coalición con los socialistas.
Fuentes del partido de Pedro Sánchez, moradas y de Sumar coinciden, en conversación con Vozpópuli, en que aún no han comenzado las conversaciones para cerrar ese acuerdo de coalición. "No estamos en ese momento. Toca analizar y entender por parte de todos los partidos el mensaje de los ciudadanos y que estos tengan un merecido descanso tras dos procesos electorales", zanjan en Ferraz. "No han empezado aún con esas conversaciones", explican en Podemos. Y otro tanto en Sumar: "Cuando llegue ese rio...". Aunque los de Yolanda Díaz ponen el matiz de que no están convencidos de que Podemos tenga el lugar preeminente que demanda.
La líder de Sumar espera que otro gobierno con Pedro Sánchez, factible tras los resultados del 23-J, le salve de la 'venganza' de Pablo Iglesias e Irene Montero. Su nuevo partido, que aglutinó a toda la izquierda a la izquierda del PSOE, fue, con 31 escaños, incapaz de superar los 35 diputados que logró Unidas Podemos hace cuatro años. Sumar se hizo con 3.009.886 votos, 109.478 papeletas menos que en 2019.
El frágil equilibrio de poder interno
Lo cierto es que el núcleo duro del Sumar se había puesto un objetivo de entre 35 y 40 escaños. Y no se ha conseguido. De momento, en Sumar solo piensan en poder reeditar la coalición. Es más, sienten auténtica urgencia. Por eso ya han designado intermediario con Carles Puigdemont, el diputados de los comunes Jaume Asens, que hará 'equipo' con María Jesús Montero y Félix Bolaños. Esa era la baza que jugaban. Pero una posible repetición electoral puede tensionar aún más las costuras del frágil equilibrio interno que mantiene unidas las quince siglas que conforman la coalición de Yolanda Díaz.
El reparto de fuerzas dentro de Sumar en el Congreso queda así: Movimiento Sumar, el partido nave, logró 10 diputados; Podemos, 5 al igual que IU y En Comú Podem; Compromís, 2, como Más País, y Més y la Chunta Aragonesista, 1. La situación interna del grupo es, por tanto, una bomba de relojería que amenaza con reventar la dinámica de entendimiento entre fuerzas tan diferentes y plurales. En verdad, lo que irrita a Podemos es la posibilidad de que ellos no tengan un perfil propio y sí otras fuerzas, como Compromís, que alardean de ser la voz valenciana de Sumar.
Si hay alguien contento en la galaxia morada es Irene Montero. La ministra de Igualdad sabe que levanta pasiones en ciertas capas de la izquierda. Por eso, su silencio en esta campaña ha sido aún más estruendoso si cabe. La ministra de Igualdad y número dos de Podemos se ha vengado del veto de Yolanda Díaz. No ha movido un solo dedo por Sumar. Y puede que la pérdida de apoyos de Sumar se haya producido por esta situación. Y eso no debe sorprender a nadie, según las fuentes consultadas en Podemos, porque Montero se ha sentido vilipendiada por la ministra de Trabajo.
Los 'otros' que enfadan
No solo es que no haya ido en la lista, es que ha habido dirigentes del partido de Yolanda Díaz que se han quejado incluso de que ha hecho mutis por el foro. Y eso ha indignado a Montero, porque en Sumar no querían compartir cartel con ella ni en broma. Ni la líder ni el resto de grandes rostros de la izquierda. Ahora, los morados pondrán el ojo en Íñigo Errejón. Porque en Podemos ha habido, en efecto, cierto recelo por quiénes han pilotando la campaña y quiénes han diseñado el programa electoral con el que Yolanda Díaz se ha sometido al examen de las urnas.
Lo cierto es que Podemos busca torpedear a Yolanda Díaz, ya que el resultado de las elecciones está por debajo de lo que logró Pablo Iglesias hace cuatro años, aunque la propia Díaz les recordó este miércoles que ellos obtuvieron solo un millón de votos el 28-M. Los morados, además, tienen otro dilema. Deben calibrar, según las fuentes consultadas, hasta dónde llevan su conflicto con Díaz.
Máxime si se reedita la coalición y Pedro Sánchez vuelve a articular un gobierno con Sumar, porque vista la experiencia de los últimos cuatro años se antoja difícil que la vicepresidenta segunda en funciones haga ministra a alguien de Podemos, aunque los morados lo pedirán, como ya piden formar parte de la comisión negociadora con el PSOE. Y es que en Sumar, las cabezas pensantes y el poder orgánico lo ocupan los comunes, Compromís y Más Madrid/País. Es más probable ver a Errejón como ministro que a Belarra.
Pepepelotas
Aumentando el currículum la traidora comunista gallega añadiendo víctimas como buena trepa. El día que sepamos los fijos discontinuos se le caerá la careta