Marruecos avanza en su juego de equilibrio internacional respecto a Occidente, que actualmente se traduce en dos premisas: pulso con España y estrechar lazos con Estados Unidos. Moncloa incide en que el reino alauí es una “nación amiga", pero lo cierto es que las relaciones diplomáticas entre Madrid y Rabat siguen gravemente dañadas. La partida de Mohamed VI con Occidente se centra en Washington, después de que la administración Trump reconociese la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
Ahora, con Joe Biden en la Casa Blanca, los lazos se mantienen fuertes, especialmente en términos de cooperación militar. Las recientes maniobras conjuntas entre tropas de élite de ambos países son una muestra de ello.
Las fuerzas de operaciones especiales de Marruecos y de Estados Unidos se han ejercitado durante las últimas semanas en unas maniobras que tuvieron lugar en Tánger. Se trata de la tercera edición del Entrenamiento de Intercambio Combinado Conjunto (JCET, por sus siglas en inglés), donde ambas partes buscan fomentar la “interoperabilidad” entre las unidades de élite bajo bandera marroquí y estadounidense.
El intercambio de esas capacidades es altamente beneficioso para las dos partes. Por un lado, Marruecos adquiere las destrezas que las fuerzas de operaciones especiales norteamericanas han adquirido en sus misiones internacionales, lo que también se traduce en una aproximación en términos diplomáticos con una de las principales potencias mundiales.
Por otro, Estados Unidos consigue un aliado fuerte en la región. Washington es consciente de que el yihadismo y otras inestabilidades avanzan en África. Y que su principal competidor, China, le ha ganado terreno a pasos agigantados hasta convertirse en el principal socio comercial del continente.
No es casualidad que el Departamento de Defensa norteamericano haya potenciado la actividad de su Mando África de Estados Unidos (AFRICOM), un órgano encargado de gestionar las operaciones militares en territorio africano. En los últimos años y dentro de ese contexto, ha tendido puentes con diversas naciones del continente, pero especialmente con Marruecos. Así quedó reflejado en el reciente macroejercicio African Lion, del que ya informó Vozpópuli.
Y ahora también en el ejercicio combinado entre fuerzas especiales marroquíes y estadounidenses. Los militares se han instruido en todo tipo de ejercicios altamente exigentes por tierra, mar y aire, incluyendo maniobras de infiltración marítima, operaciones con helicópteros y planificación y ejecución de misiones, entre otros.
“El alto nivel de preparación e interoperabilidad que logramos colectivamente es un testimonio de la profesionalidad de los equipos, la interoperabilidad de las fuerzas estadounidenses y marroquíes y nuestra sólida asociación duradera”, aseveró el coronel del ejército estadounidense Brian Hughes, comandante adjunto del AFRICOM, en la ceremonia de clausura, según declaraciones recogidas por Dvids.
Marruecos-España-UE
En su tablero de juego internacional, Marruecos mantiene su pulso con España tras la grave fractura diplomática que ha distanciado a ambos países en una crisis de escasos precedentes. Los episodios más recientes se centran en la estancia del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital logroñés, así como en la entrada por vías irregulares de 10.000 personas en Ceuta.
Como telón de fondo, la reivindicación marroquí en la soberanía sobre el Sáhara y el malestar de Rabat por la posición de una parte del Gobierno español sobre esta situación: Unidas Podemos no oculta su apuesta por celebrar un referéndum de autodeterminación en el territorio saharaui.
Esa crisis bilateral ya se ha cobrado una víctima en España con el cese de Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Le sucede José Manuel Albares, que dedicó sus mejores palabras al "gran amigo" Marruecos tras asumir la cartera.
¿Visita de Albares a Marruecos?
La prensa del reino alauí recogió el gesto de Albares y especuló con una pronta visita del ministro a Rabat para destensar las relaciones. Cabe recordar que una de las tradiciones no escritas manda que el titular de Exteriores español realice su primer viaje a Marruecos como un gesto de cortesía. Albares, no obstante, opta por ir a Londres. “Es fundamental”, asevera. La visita ya estaba programada con Laya porque la Comisión Europea presentará el próximo martes las líneas maestras en las negociaciones sobre Gibraltar.
Marruecos no atraviesa su mejor momento diplomático con España, pero tampoco con Europa. El escándalo del espionaje a través del hackeo con la herramienta Pegasus ha terminado por involucrar también a Francia, tras detectar que el teléfono móvil de Emmanuel Macron también podría haber sido objeto de ataque. Rabat desmiente su implicación, pero la desconfianza se ha abierto paso y por el momento pierde su histórica baza de abrazarse a París si la cuerda se tensa con Madrid.
Pero ahora tiene a Washington. Y maniobras militares como las que reúnen a tropas especiales marroquíes y estadounidenses ofrecen el recurso más gráfico de escenificar la cercanía entre las dos administraciones.