"Crecer en tiempos difíciles" fue el título del capítulo que Mariano Rajoy eligió para encabezar el capítulo de su libro de memorias "En confianza", destinado a narrar los acontecimientos que se sucedieron en torno al XVI congreso de Valencia del PP de 2008. El encabezamiento promete mucho más de lo que ofrece porque, a lo sumo, el ahora presidente del Gobierno admite que aquellos fueron unos momentos duros, a pesar de lo cual "yo consulté, pregunté a unos y a otros, y hubo muchas personas que me pidieron que me volviera a presentarme en el congreso en el que se debía elegir presidente del partido". Punto y final. Desde entonces han pasado cuatro años y Rajoy ha conseguido alzarse victorioso en las elecciones generales del pasado 20-N con un resultado incontestable: 185 diputados.
Lo previsto era que los críticos que le amargaron los prolegómenos de aquel cónclave y que aún mantuvieron durante meses sus cuchillos afilados ante las consultas electorales europea, gallega y vasca se hubieran rendido a su liderazgo, pero a decir de dirigentes de Génova, a lo sumo se habían retirado a sus cuarteles de invierno y, de vez en cuando, asoman la patita. Eso es lo que sintieron muchos de ellos en la última reunión del comité ejecutivo nacional del partido, el pasado lunes, cuando volvió a ponerse de manifiesto que los antaños críticos siguen siéndolo y mantienen incólumes muchos de sus postulados, según admitieron a Vozpópuli desde el PP.
"Son los mismos cuatro con sus apoyos mediáticos, pero Rajoy tiene mayoría absoluta para bastante tiempo y el grueso de los presidentes autonómicos le apoyan", afirma un alto cargo de Génova que arremete no sólo contra la actitud de Esperanza Aguirre y de Jaime Mayor Oreja con respecto al "caso Bolinaga", sino contra la de otros que como el eurodiputado Alejo Vidal-Quadras o el ex presidente de las Nuevas Generaciones del País Vasco y ex diputado autonómico, Santiago Abascal, han mantenido posiciones diametralmente opuestas a las de su partido en un asunto que es material sensible para el PP: la política antiterrorista. A ellos se suman los nombres de Carlos Iturgaiz, Juan Cotino o Teresa Jiménez Becerril.
Además, Mayor Oreja con su "Fundación Valores y Sociedad" o Abascal con su organización DENAES (Defensa de la Nación Española) no dejan de suscitar ciertas reticencias entre miembros de la dirección nacional. La organización que preside el portavoz del PP en el Parlamento Europeo organizó por ejemplo, el pasado mes de mayo unas jornadas que bajo el título "La necesidad de España" defiende "actualizar la esencia de la Nación" ante la "vieja inclinación española a la autonegación, que se ha visto acentuada últimamente por una conjunción de circunstancias muy adversas: recesión económica; insostenibilidad del Estado del Bienestar; reticencia a los recortes de una población acostumbrada a vivir por encima de sus posibilidades; hipertrofia burocrática multiplicada por las 17 Autonomías; baja natalidad; descenso constante del nivel educativo; radicalización del nacionalismo catalán y riesgo de sorpasso abertzale en las próximas autonómicas vascas; deterioro de instituciones del Estado…", según el resumen que la propia Fundación hace de ese foro en el que participaron Vidal-Quadras y Manuel Pizarro, entre otros. "Mayor monta la Fundación para quedarse allí una vez deje de ser eurodiputado", adelantan en Génova dejando asomar la posibilidad de que no volverá a encabezar la candidatura al Parlamento Europeo, decisión que está en manos de Rajoy.
Revilla publicó esta semana en su twitter que "gente enterada de Madrid que hay una operación para cargarse a Rajoy. Se está moviendo para el reemplazo Gallardón"
La excarcelación del asesino etarra Bolinaga, ha destapado la caja de los truenos. Eso, unido además a la proximidad de las elecciones vascas está cebando una batalla interna cuyas consecuencias intenta minimizar Génova, que cree que los fantasmas de Valencia han vuelto. "Sabemos que algunos están pendientes de los resultados de las vascas y de las gallegas para saltar sobre nosotros", añaden desde la dirección nacional aunque creen que éstos no arrastran a mucha gente detrás. Y es que al margen de las diferencias sobre la política antiterrista, las cosas no son electoralmente fáciles para los populares ni en Galicia ni en el País Vasco.
En este escenario, que Rajoy perdiera una de sus principales plazas, Galicia, sería, sin duda alguna, una gran contrariedad tanto en clave externa como interna. En clave externa porque se sumaría al coro de la oposición una Comunidad muy importante para los populares junto a Andalucía, Cataluña, Asturias, Canarias y Navarra. En clave interna porque no faltaría quien lo viese como un castigo a su liderazgo. Si, además, las siglas populares retroceden en el País Vasco la lectura que hagan los críticos no dejará lugar a dudas sobre la estrategia equivocada en torno a ETA.
Mientras tanto se alimenta el rumor de que el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se está preparando para coger el testigo de Rajoy incluso antes de que termine la legislatura en caso de acabar achicharrado por la gestión de la crisis. Hasta el ex presidente del ejecutivo cántabro Miguel Ángel Revilla publicó esta semana en su twitter. "Me dice gente enterada de Madrid que hay una operación para cargarse a Rajoy. Se está moviendo para el reemplazo Gallardón", explicó a sus seguidores. Éste sería, en todo caso, otro frente, porque resulta dificil imaginar que Mayor o Aguirre estuvieran en una operación para llevar en volandas a Gallardón a la presidencia del país. ¿Ciencia ficción? Quizá dé para titular de nuevo "Crecer en tiempos difíciles" en caso de que Rajoy se anime a otro libro de memorias.