Adrián Vázquez (Madrid, 1982) fue el último diputado de Ciudadanos en entrar en el Parlamento Europeo. Todo ello gracias al Brexit. Luego, por una carambola del destino, fue elegido presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo en sustitución de la inglesa Lucy Nethsingha, quien tuvo que dejar su escaño en Europa a raíz de la marcha de su país de la UE.
Especializado en política internacional y administración pública, este licenciado por Derecho por la Universidad Complutense y oriundo de Lalín (Galicia), pasó un año en Japón en el Instituto de Estudios Internacionales de Tokio y cuenta con un máster en este área por la Universidad de Warwick (Reino Unido). También se sacó un grado en la Universidad de Lindenwood (EEUU) gracias a una beca deportiva.
Junto a Luis Garicano lideró las negociaciones para la incorporación de Ciudadanos a la familia liberal europea del ALDE, que luego se transformó en Renovar Europa con la entrada de la formación gala de Emmanuel Macron. A Vázquez le tocó coordinar la campaña de Cs para los últimos comicios europeos de 2019. Desde su escaño en Bruselas le ha tocado lidiar con el levantamiento de la inmunidad a Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín, aunque ahora toca esperar a que se pronuncie la Justicia europea.
Pregunta. Ustedes han sido de los que más han denunciado el caso de Plus Ultra ante el Parlamento Europeo: han denunciado el mal uso de dinero público, también han enviado una carta a la comisaria Vestager. ¿Confía en que la Comisión Europea (CE) se pronuncie sobre este caso?
Respuesta. Pronunciar, se va a tener que pronunciar porque es una pregunta parlamentaria y por tanto la CE tendrá la obligación de responder. No sólo hemos denunciado el caso de Plus Ultra, también los intentos de socavar la libertad y la independencia del CGPJ, hemos preguntado en numerosas ocasiones sobre algunas informaciones que salían del Gobierno, como el IVA de las mascarillas, que sabíamos que no era cierta. En ese sentido, no nos queda otra, a Cs en el Parlamento Europeo, que tener que utilizar las instituciones europeas para aclarar y, sobre todo, desenmascarar algunas de las decisiones que está tomando este Gobierno.
P. ¿Les consta alguna investigación abierta por parte de la Comisión Europea?
R. No me consta, porque entiendo que la pregunta la presentó mi compañero Luis Garicano a principios de la semana anterior y suelen tomar de cuatro a seis semanas la respuesta. Antes de responder, la CE por supuesto que hace el trabajo pertinente.
P. ¿Cree que el caso de Plus Ultra podría afectar a la llegada de los fondos europeos?
R. Obviamente, creo que va a afectar a la imagen de España y de su Gobierno en el caso de que se confirme que ha habido una mala utilización de estos fondos. También hay que dejar claro que la gestión de estos fondos depende del Estado miembro, pero si hay un mal uso de esos fondos, al final, tarde o temprano, va a salir a la luz y no va a ser nada bueno para la imagen de nuestro país y, sobre todo, para el nombre del Gobierno que, al final, es el que negocia todo en Bruselas.
P. Usted ha sido testigo del proceso de compra centralizada de las vacunas europeas. Visto con perspectivas, ¿cree que fue acertada?
R. Creo que fue muy acertada que se centralizase la compra. Pero también he de decir que no fue una decisión de la CE, que no tiene competencias sanitarias, sino solo de coordinación y siempre y cuando sea a petición de los Estados miembros. En este caso fue así. ¿Por qué eso es importante? Siempre pongo el mismo ejemplo. Si al final, siempre vas al frutero con tu vecino y necesitas un kilo de patatas, solo queda un kilo y tienes más dinero que tu amigo, ¿quién se lo lleva? El que más dinero tiene. Eso habría generado una ruptura tremenda entre los Estados miembros ricos, que se podían haber pertrechado del número de vacunas que hubiesen querido. Y luego, los pobres, que no lo podrían haber hecho. Por lo tanto, la decisión ha sido buena.
P. Algunos países y comunidades autónomas miran ya a la vacuna rusa. ¿Es una ventana de oportunidad o un trumpismo como dicen algunos?
R. Es caer otra vez en la trampa de Putin, que ha intentado desde el principio, con sus 'fake news', con su apoyo del proceso secesionista catalán, del Brexit, es romper la unidad de la UE y puede generar una ruptura dentro de las comunidades autónomas. Es una vacuna que no sabemos qué capacidad de producción tiene, ni qué exámenes internacionales han pasado, no entendemos que si tienen tantas para vender a tantos países como están intentando, que en Rusia no hayan llegado ni al 5% de vacunación (de la población) y eso, según sus datos, que no son del todo creíbles. Por lo tanto, creo que entrar en este juego es caer en la trampa de Putin.
Hay Estados que están cayendo en el nerviosismo y en el error de caer en trampas como la de Putin con la Sputnik"
P. ¿Entiende que haya habido críticas hacia la CE por la estrategia de compra masiva de vacunas?, ¿hay algún fallo?
R. Ha habido fallos, pero hay que decir que en la gestión de una pandemia como esta es imposible acertar, es muy complicado. La CE tuvo que ser mucho más clara y vehemente a la hora de cerrar ciertos contratos, pero es cierto que en la compra de según qué marcas y farmacéuticas era petición de los Estados miembros. Hubo tres estados miembros que en la compra coordinada, querían sobre todo un tipo de vacuna. Resultó que era AstraZeneca. Y cuando se vio que no se iba a cumplir los envíos pactados, por fallo de la farmacéutica, y habrá que llevarles a la justicia, (esos países) se quejaron y querían vacunas de otras marcas que iban destinados a otros países que no pusieron esa exigencia de comprar solo AstraZeneca.
Entiendo que los Estados miembros tienen que utilizar Bruselas como chivo expiatorio, entiendo que no lo han hecho bien a la hora de los contratos, pero a la vez, la solución de concentrar y coordinar la compra era la buena decisión. Ha generado una unión en esa compra masiva y ahora, como se está tardando, hay Estados que están cayendo en el nerviosismo y en el error de caer en trampas como la de Putin con la Sputnik.
P. Usted ha presidido la Comisión de Asuntos Jurídicos que ha levantado la inmunidad al expresidente catalán, Carles Puigdemont. En ese proceso hubo bastante consenso entre los partidos mayoritarios -PP, PSOE y Cs-. ¿Echan falta esa unidad de acción en España?
R. Hubo mucho consenso porque era un asunto puramente parlamentario y reglamentario. En la comisión de Asuntos Jurídicos que presido, cuando tratamos inmunidades solo tenemos que ver dos elementos claros: si la petición de investigación o enjuiciamiento de uno de los eurodiputado es por una decisión, un voto o una decisión que haya hecho en sede parlamentaria; o si existe la intención de persecución política en base a su actividad como europarlamentario. Nada más, no es algo con lo que se pueda hacer política.
En ese caso, PSOE, PP y Cs sí tuvimos buena coordinación para intentar explicar a los colegas europeos cuál era la situación. La pena fue ver a un partido de gobierno como Podemos haciendo todo lo contrario, socavando, hablando mal de España, poniendo en duda la separación de poderes, reventando la realidad del estado de derecho en nuestro país, dañando la imagen de España como hizo el vicepresidente Pablo Iglesias en medios internacionales. Eso fue lo malo, porque yo me imagino que a muchos diputados del PSOE, cuando iban a convencer a un eurodiputado socialista finlandés, le preguntarían 'pero si usted está en un gobierno con algunos que dicen exactamente lo contrario'. Al final salió bien en el sentido de que la mayoría del Parlamento Europeo, con una transversalidad muy notoria y un buen resultado, vieron que claramente no había ningún tipo de persecución política, ni se les quería llevar a juicio por sus ideas, sino por sus actos. Hubo un voto mayoritario y muy transversal. Allí es más fácil trabajar de manera conjunta y transversal, sobre todo en nuestro caso con PP y PSOE en los casos de país y me llevo muy bien con ambos lados y trabajo a gusto. Pero hay ciertas cosas como en el caso de separación de poderes, con algunas burradas que se han querido hacer aquí con el CGPJ que por ahí no paso. Y eso, al final, te puede generar tiranteces con diputados socialistas.
P. Precisamente, se han escuchado declaraciones de Iglesias cuestionando el Estado de derecho en nuestro país. ¿Hasta qué punto afectan las declaraciones al proceso de extradición de Puigdemont?
R. Un diputado alemán o rumano ve a Pablo Iglesias como vicepresidente de España, pero no tiene por qué saber que es un populista peligroso de Podemos. Simplemente, ve una figura institucional, el segundo de a bordo del Gobierno diciendo barbaridades de su propio país. Entonces, lo que hace es que te revienta el discurso y el argumento. En nuestro país no metemos a la gente en la cárcel por sus ideas y que tengas un vicepresidente haciendo eso constantemente en medios internacionales... No solo eso, sino que fue al grupo de la Izquierda Unitaria en Bruselas y dijo estas barbaridades en su propio grupo. A 50 diputados. Es tirarte cañonazos contra tu propio tejado.
P. Ciudadanos vive una crisis interna. ¿Cómo ha vivido desde Bruselas la moción de censura en Murcia o las elecciones anticipadas en Madrid?
R. Me pilló justo en el momento álgido de las inmunidades. Así que, sinceramente, me he centrado en el trabajo parlamentario, en Europa, y a mi trabajo como europarlamentario. Sí es cierto que desde la distancia, obviamente lo que sucedió en Murcia ha tenido unas consecuencias y ya no voy a entrar en temas de partido, sino en nacionales: no era el momento para dar esta imagen a la ciudadanía, con este impacto político a todos los niveles. Hubo un momento que yo, como representante público, no me sentí bien con la imagen que daba la política al ciudadano. Hasta ahí puedo decir.
Un cargo público no puede pasarse a ningún partido. Si quiere dimitir e irse a otro partido, es una decisión que respeto, pero no comparto"
P. ¿Hay espacio para la recuperación en Ciudadanos?
R. El centro es fundamental y modera a los lados. Todo lo que sea moderación e intentar centralizar al PP y PSOE es fundamental en un ambiente polarizado gracias a Sánchez, todo hay que decirlo. Somos más necesarios que nunca porque si no, volvemos a romper España en dos partes y todos sabemos cómo acaba eso.
P. Usted vivió la desintegración de UPyD. ¿Es comparable en algún punto con la situación actual de Cs?
R. No, en la desintegración de UPyD tengo una visión interna porque sí que la viví, aunque no era miembro. Creo que fue una absorción de un centro más atractivo. Era la irrupción de Cs a nivel nacional, que propuso a UPyD ir de la mano juntos porque era una ola que estaba creciendo, que había una necesidad de centro en España, y lo vimos en las siguientes elecciones generales, y yo creo que fue una absorción del centro. Ahora creo que es distinto porque de aquellas había necesidad de multipartidismo, de un centro fuerte, ahora toda la crispación está generando de nuevo bloques. Cuando hay una política de bloques y una polarización tan brutal como la que vivimos a todos los niveles, incluidos en los medios de comunicación, al final el centro sufre. Es normal, pasa aquí y en cualquier otro país.
P. ¿Le ha dolido alguna salida en especial de Cs?
R. Soy un ferviente creyente en el capital humano. Todo lo que sea perder talento es una mala noticia.
P. ¿Y qué le diría a aquellos de Cs que se están pensando pasar al PP?
R. ¿A cargos públicos?
P. Sí...
R. Un cargo público no puede pasarse a ningún partido. Si quiere dimitir e irse a otro partido, es una decisión que respeto, pero no comparto. Pero aquella persona con un acta no puede pasarse a otro partido. Es tan simple como eso, porque eso es engañar al votante.