Trajes antiguos, maletas de piel, sombreros de época… Los usuarios del tren de Cantabria se han llevado una sorpresa esta semana cuando se han encontrado en las estaciones y apeaderos con personajes salidos de un tiempo lejano, o no tanto. Afiliados y voluntarios del Partido Popular, ataviados como antiguos viajeros, entregaban a los usuarios horarios de los trenes entre Santander y Bilbao de hoy y réplicas exactas de los de hace 70 años evidenciando un dato tan contundente como desolador: se tardaban tres horas en completar el trayecto, exactamente lo que se tarda ahora.
Muchos se han sorprendido al conocer que los tiempos desde la estación de Bilbao (Concordia) hasta Santander Costa en 1953 y hoy en día sean los mismos. Les costaba entender habiendo cambiado tantas cosas en España desde mediados del siglo XX, pese a los avances tecnológicos en obras públicas y en transporte, el tiempo que se emplea en tren entre dos capitales de provincias contiguas como Santander y Bilbao sigue siendo tan largo.
Una de las viajeras exclamó espontáneamente “…pero sin en los ´50 aquí aún teníamos cartillas de racionamiento” y otro agregó, “o sea que tardamos lo mismo hoy que vamos viendo internet de alta velocidad, que cuando aún
no habíamos visto ni la Televisión en blanco y negro”.
El PP denuncia el retraso del AVE
El PP de Cantabria ha elegido para esta acción de campaña este hecho que revela cómo Cantabria es una región estancada en la que las infraestructuras siguen, como tantas cosas, ancladas en el pasado a base de promesas incumplidas e incompetencia de los gobiernos regional y central.
Corría el año 2007 cuando el PRC pactó el tren a Bilbao con el PSOE de Cantabria en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. “No prometieron un AVE, sino dos -recuerda la candidata y presidenta del PP de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga-. Íbamos a tener un AVE a Madrid y otro a Bilbao. A principio de la legislatura, Revilla y el PSOE
prometieron en su campaña de 2019 el proyecto, pero, a día de hoy, estamos en el mismo punto que en tiempos del ministro José Blanco. El proyecto sigue siendo un estudio de alternativas y de viabilidad, poco más que un croquis, sin plazos de tramitación, ni compromiso de financiación. Comenzó la legislatura perdido en estudios y la va a terminar perdido en estudios”.
La candidata recuerda que “no hay financiación europea para el proyecto y, gracias a socialistas y regionalistas, Cantabria continúa aislada y el tren a Bilbao, fuera del Corredor Ferroviario Atlántico de la Red Transeuropea de Transporte. Si todavía no está terminada la Y vasca, ¿cómo pueden hablarnos los regionalistas de un tren de
nueva línea con Bilbao? Este es otro de los trenes descarrilados del PRC y el PSOE”.
Buruaga recuerda que ninguno de los proyectos que el Gobierno de España había comprometido con Revilla para Cantabria están en funcionamiento. “Revilla prometió en 2003 el AVE y todavía no llega el AVE a Reinosa”, subraya la presidenta: “El AVE discurre por tierras palentina, pero cuatro años después sigue sin llegar a Cantabria. No tenemos ninguna garantía cierta ni ninguna fecha en la que sepamos que va a llegar. Estamos hablando de una obra de 1.600 millones que se ejecuta a razón de 80 o 90 en los presupuestos. A ese ritmo de ejecución, tardará otros 20 años”.
Los trenes que no caben en túneles
La candidata popular recuerda también el escándalo de los trenes de cercanías que iban a entregarse en 2023 se retrasan al menos 3 años porque eran más grandes que los túneles por los que tenían que pasar.
“El Gobierno de España no ha sido capaz de llevar a cabo el proyecto ni el de Cantabria supervisarlo. Mientras tanto, el PNV y ERC, que han apoyado al sanchismo mucho menos que Revilla, sí han conseguido que Sánchez haga
entrega de, entre otras cosas, los mismos trenes que iban a ser para Cantabria”, declara Sáenz de Buruaga.
Valoriano
El televisivo Revilla debería de haber hecho mucho más por Cantabria en vez de dedicarse a ir platos y escribir libros. Cantabria se ha quedado sin industria y, por las perspectivas que tenemos hay dos empresas en "ya veremos". Y todavía sigue y seguirá hasta que Dios quiera.