El excomisario José Villarejo ha informado al juez que investiga sus actividades que a finales de 2016 le llegó un chivatazo sobre las pesquisas que se estaban iniciando contra él y que dieron con su arresto meses después, en noviembre de 2017. El polémico mando precisa que un juez de ese tribunal se lo dijo a un abogado que es hijo de un importante miembro del Tribunal Supremo.
Villarejo incluye esta información en una extensa carta remitida a la Audiencia Nacional el pasado 21 de mayo y a la que ha tenido acceso Vozpópuli. Fuentes jurídicas consultadas por este periódico informan de que no consta actualmente ninguna investigación abierta para esclarecer este presunto chivatazo.
“Por aviso de un juez de la Audiencia Nacional a un abogado, hijo de un importante miembro del Tribunal Supremo supe a finales de 2016 la operación que se estaba originando contra mí e incluso del magistrado escogido para dirigirla, lo que lamentablemente se cumplió”, dice el principal investigado en el caso Tándem.
Se refiere al juez Diego de Egea, el primer instructor que tuvo el caso y que en sus autos chocó numerosas veces con la postura que defendía la Fiscalía Anticorrupción. Comenzó en el caso como juez sustituto y abandonó la Audiencia Nacional “por motivos personales” en diciembre del año pasado. La causa la instruye actualmente el titular de ese Juzgado, Manuel García Castellón a quien Villarejo dirige su misiva desde la cárcel madrileña de Estremera en la que se encuentra desde noviembre de 2017.
Denuncia anónima
Según la información que obra en el sumario, la Fiscalía Anticorrupción recibió una denuncia anónima en abril, tres meses después de aquel presunto chivatazo al que se refiere Villarejo. Eran dos folios con indicios que el Ministerio Público consideró suficientes para arrancar una investigación. Así nacían las diligencias de investigación nº 8/17 y con ellas el llamado caso Tándem.
Villarejo fue arrestado en noviembre de 2017 y en los registros que se le realizaron tanto en sus domicilios como en la sede de sus empresas en la Torre Picasso la Policía Nacional se incautó de numerosas información y documentación. Había cerca de 40 teras de información incluyendo horas de grabaciones que el mismo comisario hacía en sus citas y reuniones que han servido para iniciar varias investigaciones paralelas.
