España

La única diputada de Vox en País Vasco: "El PNV teme que levantemos alfombras"

Amaia Martínez regentaba una armería entes de dar el salto a la política. Esta semana ha sido objeto del primer cordón sanitario de la nueva legislatura vasca

  • Amaia Martínez, única diputada de Vox en el Parlamento vasco.

Menos intervenciones, menos propuestas y menos asesores. Así será el estreno de la única diputada de Vox en el Parlamento Vasco.

El cordón sanitario a Amaia Martínez Grisaleña anunciado esta semana por PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos responde a un acuerdo que tiene como fin restar peso al Grupo Mixto en el que ha quedado integrada la formación de Santiago Abascal tras lograr un único escaño el pasado 12-J.

Los peneuvistas defienden las limitaciones a Vox para evitar que "capitalice la actividad parlamentaria con debates incendiarios que sólo buscan crispar el ambiente y tensionar las relaciones". Martínez lo traduce como "auténtica cacicada".  "El PNV teme que levantemos alfombras", asegura a Vozpópuli.

"Han censurado todos los derechos políticos que tenemos como fuerza parlamentaria y han censurado la voz de los miles de vascos que nos han votado. Rompen las reglas del juego de la democracia y es intolerable", añade.

La maniobra implica que Vox solo podrá intervenir la tercera parte del tiempo previsto para el resto de los grupos y solo podrá registrar una propuesta cada tres plenos ordinarios. Los demás tendrán la opción de presentar dos por sesión.

Los artículos del Reglamento

El PNV, Bildu, socialistas y Podemos aseguran que su acuerdo está amparado por el Reglamento de la Cámara y que se basa en criterios de proporcionalidad. El artículo 28, dicen los nacionalistas vascos, establece que los grupos contarán con un número de personal "acorde a su respectiva representación parlamentaria", y que la decisión al respecto "será adoptada por la Mesa, previo acuerdo de la Junta de Portavoces".

Pero la diputada de Vox echa mano de la norma y rescata el artículo 25.3. "Ese punto del reglamento recoge que las intervenciones en los debates de los componentes del Grupo Mixto tendrán, en su conjunto, la misma duración que la de un grupo parlamentario, independientemente de que las intervenciones se produzcan en el mismo turno o en turnos diferentes", explica la vitoriana.

Licenciada en Periodismo, Martínez recuerda el "antecedente" de Gorka Maneiro, de UPyD. "Estaban exactamente en la misma situación que nosotros y contaba con tres asesores y el mismo tiempo de intervención del resto de grupos. Me preocuparía que el veto fuese por ser mujer y para que el mensaje de Vox no llegue a la ciudadanía", declara.

Dos días antes de conocer la decisión de sus adversarios políticos, la diputada había solicitado un recorte del 30% del personal adscrito a los grupos parlamentarios. Según los de Abascal, de llevarse a cabo esta iniciativa las arcas públicas se ahorrarían más de un millón de euros. 

Poco margen de maniobra

Sin embargo, lo único que se ha acordado recortar son asesores de Vox. "No creo que sea una venganza, creo que tenían pensando cercenarnos desde mucho antes de hacer nuestra propuesta", dice Martínez. Tampoco ha conseguido que la sesión constitutiva se repita para que todos los diputados acaten la Constitución ni que el nombre de 'Grupo Mixto' vaya vinculado al de 'Vox'.

Su margen de maniobra es limitado. ¿Colará alguna de sus medidas en la Cámara vasca? "Voy a intentarlo con todas mis fuerzas, pero es complicado que prosperen porque hay una gran cantidad de partidos en contra. Tienen una camarilla estructurada y no quieren que venga alguien nuevo de la calle que no ha estado apoltronado durante décadas y empiece a levantar alfombras", insiste.

Consciente de los múltiples enfrentamientos entre los representantes de Vox y de PNV en el Congreso de los Diputados, donde su partido goza de 52 escaños, Martínez señala que su cometido "no es enfrentamiento, sino la solución".

"La política es un debate hablado, pero evidentemente habrá que poner sobre la mesa temas como la nefasta gestión de la pandemia, la inmigración ilegal y la imposición del euskera, además de la cantidad ingente de dinero que se gastan para imponerlo", considera.

Antes de dar el salto a la política, Martínez regentaba una armería. "Trabajaba de cara al público vendiendo material y ahora lo haré defendiendo las ideas y valores de muchos españoles", dice.

"Estoy viendo cómo avanzamos hacia una sociedad convulsa con enfrentamientos constantes entre unos y otros. No tengo mochilas en política, todo se está desmadrando y me gustaría aportar mi granito de arena para construir una sociedad mejor", zanja.

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