Por qué Miguel Ángel Flores copaba los concursos municipales, por qué siempre se superaba el aforo máximo en los mismos, por qué la asistencia de la policía municipal fue escasa antes y después de la avalancha, por qué recintos como el Madrid Arena u otros gestionados por Madrid Espacios y Congresos acumulaban informes que denunciaban la peligrosidad de las instalaciones. Por qués escogidos al tuntún, fáciles de preguntar y de responder que, dentro de nueve días, cuando llegue el veredicto y se consuma del todo la triste comisión de investigación del Madrid Arena amputada por la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de la capital, seguirán sin respuesta.
Marcada por la incomparecencia de la alcaldesa Ana Botella, a la que el PP se afana por esconder para no revolver más las aguas con su torpeza habitual, la comisión llegaba ayer a su clímax con la presencia de Miguel Ángel Villanueva, Antonio De Guindos, Paz González y Pedro Calvo, vicealcalde y ediles de Seguridad, Urbanismo y exedil de Economía y concejal raso, respectivamente. Enseguida se supo por las intervenciones precedentes que la asistencia de los cuatro se enmarcaría en un toma y daca político en el que la oposición, encarnada por Jaime Lissavetzky (PSOE, asistido por dos concejales) y David Ortega (UPyD, solo en todas las comisiones) y con la flagrante ausencia de IU, tenía las de perder. Sin recursos ni tiempo para encarar la semana con garantías, Lissavetzky y Ortega buscaron las cosquillas a los intervinientes y a veces se las encontraron, ya que muchos –como el hermano de Luis De Guindos- se limitaron a leer los papeles que tenían sobre la mesa.
David Ortega a Pedro Calvo: "Su decisión de dimitir le alaba, ya podían otros tomar ejemplo".
Calvo fue el único dimisionario en comparecer, además de los otros dos cargos de Espacios y Congresos cesados. "Me correspondía asumir las consecuencias políticas de esa desgracia. Hay que entrar con facilidad y salir con facilidad. Son reglas que hay que aceptar. Cada uno debe hacer lo que su conciencia le dicte", señaló un hombre que solo ha vivido de la política. Su intervención pausada y correcta causó menos crispación que las anteriores, consecuencia quizá de la duradera jornada de ayer, con seis comparecencias. Calvo no se salió del guión y centró las culpas en "la voracidad económica" del promotor, Miguel Ángel Flores, dueño de Diviertt y diablo solitario de la historia para el Consistorio. Todos los asistentes de ayer dirigieron la responsabilidad final sobre Flores. “Creo que su decisión [de dimitir] le alaba, ya podían tomar ejemplo sus compañeros”, resaltó David Ortega ante Pedro Calvo.
UPyD basó su estrategia en un documento que dará que hablar y que establece una cronología de eventos municipales cedidos a Diviertt (en el Madrid Arena y en otros recintos de Espacios y Congresos) en los que siempre se sobrepasaba el aforo. El PSOE atacó por la relación confidencial entre Ayuntamiento y Diviertt, aludiendo a una cláusula de exclusividad que dejaba todos los concursos desiertos porque la empresa de Flores siempre ganaba, según Lissavetzky. La comisión no esclareció ninguno de los dos puntos, que, de hecho, fueron los únicos que hicieron titubear al vicealcalde Villanueva, un político que podría pasar por encantador de serpientes y al que las malas lenguas acusan de ser regidor de facto. “Desconozco esa cláusula”, reconoció a la oposición, cuyos argumentos desarbolaba al incidir en que nunca ocupó cargo ejecutivo alguno, ni siquiera cuando ostentó la presidencia.
Villanueva negó tajantemente otra relación con Miguel Ángel Flores que la de "conocido".
La de Villanueva fue una intervención más intensa, coloreada por las informaciones que relacionan al vicealcalde con Flores, relación de amistad por la que por supuesto preguntó la oposición. "No he tenido ningún trato de favor a este u otro empresario", indicó Villanueva, cuyo vínculo con el promotor rebajó a la categoría de “conocido” por los encuentros que mantuvieron cuando Flores tenía cargos en la Cámara de Comercio de Madrid y en otras patronales. “Respóndame por una vez. ¿Cuál es el motivo para contratar una y otra vez a Diviertt, que siempre superaba el aforo y que no pagaba la Seguridad Social?”, inquirió Ortega. Una y otra vez el número dos del Palacio de Cibeles volvía a hablar de la “transparencia” municipal y esgrimía la publicación de documentos relativos a la tragedia como ejemplo. Tuvo palabras bellas para Ana Botella: “la alcaldesa siempre ha estado al lado de las víctimas”, dijo, obviando el viaje a Portugal de la regidora a los dos días de la avalancha, cuando una de las víctimas se batía entre la vida y la muerte.
Así, un espectáculo de Halloween sobresaturado de espectadores con cinco muertes a sus espaldas concluye, de momento, con una dimisión y dos ceses. La solución final será judicial.