Podemos y Yolanda Díaz se necesitan, pero no se gustan. Son una suerte de matrimonio de conveniencia. El partido sabe que necesita a la titular de Trabajo para sobrevivir y ella sabe que, pese a sus esfuerzos por alejarse de los modos de las fuerzas políticas tradicionales, necesita la estructura interna y los cuadros intermedios morados para desplegar un tejido con el que llegar más lejos con su 'frente amplio'. Y, en esas, ambos han iniciado una campaña de desgaste mutuo encaminada a demostrar el poder de uno sobre el otro; a controlarse.
Las fuentes consultadas en el denominado espacio del cambio son claras cuando se les consulta sobre la guerra fría de marras que tiene a la izquierda con el alma en un puño. Podemos, comandado por su exlíder Pablo Iglesias -que puede decir en público todo lo que la cúpula morada no puede- juega a recordarle a Yolanda Díaz que si ella es hoy la gran esperanza de la izquierda es gracias al partido morado.
Más aún, es gracias al núcleo 'pablista' más irreductible, conformado por Irene Montero, Pablo Echenique e Ione Belarra, que apostó por entrar en el Gobierno junto al PSOE "contra el criterio de la progresía política y parte del espacio" que representan, en palabras del propio Iglesias.
Yolanda Díaz se aleja del dedazo de Iglesias
Yolanda Díaz, por su parte, intenta retratar al partido que nació tras el 15-M. Lo que queda de Podemos es una estructura de poder profundamente vertical donde apenas queda sitio para voces contrarias a la dirección. El híper liderazgo de Pablo Iglesias ha laminado a la formación hasta el punto de subsistir en ella "meras marionetas" de la cúpula, como define a este diario un cargo morado en un importante municipio de la Comunidad de Madrid. Y eso no le gusta a Díaz.
La titular de Trabajo, en verdad, se aleja como de la peste del dedazo de Iglesias, a quien recordó que su liderazgo no lo eligió él y que, en todo caso, corresponde a la gente darle el cetro de la autoridad. Los roces entre Podemos y Yolanda Díaz son más intensos cada semana que pasa. La gota a punto de colmar el vaso fue el fiasco andaluz, porque la vicepresidenta segunda se desvinculó de 'Por Andalucía' pese a haberse involucrado en la conformación de la plataforma. Es más, medió para forzar a Podemos a retirar a su candidato elegido en primarias, Juan Antonio Delgado, para aceptar a Inmaculada Nieto, de Izquierda Unida.
Y esa salida ha sido toda una "injusticia y humillación", en palabras de Iglesias, contra Podemos que contó con la aquiescencia de Yolanda Díaz. Las fuentes consultadas en Podemos reconocen el resquemor que empieza a crecer en el partido contra la vicepresidenta. Sobre todo porque el partido ha asumido un coste alto compartiendo gobierno con el PSOE. Especialmente en los últimos meses en los que los morados se han tenido que tragar varios sapos que removieron a la militancia hasta el punto de ver con buenos ojos salir del Gobierno.
No hay liderazgo sin asiento en Moncloa
Esa ruptura del Ejecutivo no se produce, de hecho, para proteger el liderazgo de la vicepresidenta segunda. "Sin partido propio y sin su presencia en el Gobierno, Yolanda Díaz tendría grandísimos problemas para mantener su liderazgo justo cuando está a punto de despegar su plataforma", concede una fuente morada. Otra matiza: "La salida de Unidas Podemos del Gobierno, aunque sería coherente para nuestros electores, frenaría el liderazgo de Yolanda Díaz".
En plata: Podemos no se puede permitir dinamitar el gran altavoz mediático de su principal activo. El Gobierno es el mejor escaparate. Y eso que las fricciones entre Díaz y Podemos por el papel de la cúpula morada en la futura plataforma política de la titular de Trabajo continúan con más fuerza si cabe.
El poder no entiende de amistades. Y Unidas Podemos y sus confluencias viven una transición en su liderazgo que está agriando los vínculos entre sus principales figuras políticas a medida que se concreta el "frente amplio" de Yolanda Díaz. El auge de la vicepresidenta segunda -ungida por Iglesias y por la actual dirección para capitanear ese nuevo espacio en la izquierda- ha tensionado su relación con la cúpula de Podemos. Con Irene Montero, pero también con la propia secretaria general, Ione Belarra, vieja amiga universitaria de la titular de Igualdad.
Determinante.
A menos votos, menos escaños y menos " puestos de trabajo". Esa es la "Lucha" en la Extrema izquierda.