Durante décadas, los profesionales de la interpretación nos han dicho que no hay nada más artificial que una escena de cama en el cine. Lejos de la intimidad que necesitan los protagonistas y de la excitación que puedan transmitir a los espectadores, los actores deben enfrentarse a un plató lleno de gente, a los técnicos midiendo la luz, a las indicaciones del director y a sus propios reparos a mostrar más de lo convenido en el contrato. Y todo mientras permanecen desnudos y pasando frío.
Vamos, lo que vendría a ser una experiencia nada placentera y puede que traumática para muchos. O al menos, eso es lo que nos han querido contar a los que no hemos tenido la suerte, o la desgracia, de habernos dedicado al cine. Pero no se dejen engañar, que el asunto es muy diferente.
Henry Cavill, actor y sex symbol al que recordarán por la serie Los Tudor y por haber sido el último en unirse a la larga lista de elegidos para encarnar a Superman, ha declarado a la revista Men's Fitness que tuvo un pequeño percance durante el rodaje de una escena de sexo. “Solo me ha pasado una vez y fue muy embarazoso”, asegura el actor, que sintió la llamada de la naturaleza cuando menos lo esperaba.
“La chica, que tenía que estar encima de mí, tenía unos pechos espectaculares y a mí no me dio tiempo a recolocar mi... mis cosas en una posición más segura. Ella empezó a restregarse por todo mi cuerpo y yo, uhm, acabé teniendo una erección”. Lo raro sería, de hecho, que el instinto humano no reaccionara a estos procesos, pero los actores, ya se sabe, están hechos de otra pasta.
La escena en cuestión ocurrió durante el rodaje de Los Tudor y Cavill se disculpó con la actriz por el percance. “No fue aceptable”, declara. “No está bien cuando estás en un entorno profesional y tienes una erección”. Seguro que si hiciésemos una encuesta entre los lectores de Marabilias encontraríamos más de una experiencia parecida y sin necesidad de estar rodando una escena de cama, pero sí, el actor tiene razón, no es la mejor situación para dejarse llevar.
Restregones ¿nada placenteros?
“Realmente es bastante incómodo estar desnudo en una habitación llena de gente. No es nada sexy. Todo lo que haces es aplastar tus genitales contra alguien sin que ocurra nada más”. Dicho así, sin duda, no suena nada apetecible, aunque seguro que más de un voluntario se ofrecería para aplastar cualquier cosa contra Angelina Jolie o contra el mismo Henry Cavill. Si es que, al final, se quejan de vicio, los pobres.
El actor, eso sí, no ha sido el único con problemas durante los rodajes. Ewan McGregor, uno de los intérpretes con menos complejos para desnudarse, cuenta que también tuvo que pedir una pausa durante una escena, ya que ni él ni la actriz podían llevar ropa interior, pues querían filmar su culo, y el asunto se estaba volviendo demasiado peligroso. Necesito unos minutos de relax y ya pudo volver al trabajo. Algo parecido cuenta Hugh Grant, a quien no le importa ni la presencia de técnicos ni las incomodidades propias de un rodaje. “Siempre encuentro las escenas de cama muy excitantes”, asegura. Samuel L. Jackson, por su parte, prefiere no tener que hacerlas. “Tienes que preguntar dónde puedes tocar y dónde no, tienes que pedir perdón por excitarte y por no excitarte. Es una conversación demasiado incómoda para tenerla con nadie”.
Ahora, cuando vean una escena de este tipo en alguna película, se lo pensarán dos veces antes de asegurar que es el mejor trabajo del mundo. La magia del cine llega hasta donde menos se lo esperan. Ténganlo en cuenta.