La práctica totalidad de los países del mundo, con excepción de algunos recalcitrantes ahora bajo presión, lograron este jueves un compromiso "histórico" que abre la puerta a una nueva fiscalidad de las multinacionales, que lo tendrán más difícil para alojarse en paraísos fiscales y evitar pagar impuestos.
En total, 130 países y jurisdicciones de los 139 que forman parte del llamado marco inclusivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) suscribieron el texto que llevaba años negociándose y que debería finalizarse de aquí a octubre.
El mecanismo consensuado, al que no han querido sumarse al menos de momento nueve países, se estructura en dos "pilares" para el reparto sobre una base estandarizada gravámenes a grandes empresas entre todos los estados en los que tengan actividad, al margen de que tengan o no sedes sociales allí.
Más de 250.000 millones de dólares a repartir
Con el primer pilar, concebido en particular para la actividad digital, pero que no se limitará a ese sector, estarán concernidas todas las compañías con una facturación mundial superior a los 20.000 millones de euros y con una rentabilidad (relación entre beneficios e ingresos) superior al 10 %.
Todos los países en los que esos grupos obtengan ingresos superiores a un millón de euros (o a 250.000, en el caso de pequeños estados) tendrán derecho a recibir una parte del impuesto que habrán de abonar.
Lo que se repartirá entre ellos es entre un 20% y un 30% del beneficio residual, una vez que el país donde tenga la sede la compañía se haya quedado con el impuesto correspondiente al 10% de la rentabilidad.
La OCDE ha calculado que con ese procedimiento se van a redistribuir más de 100.000 millones de dólares anuales.
El segundo pilar se aplicará a las empresas con una facturación de al menos 750 millones de euros a las que se aplicará un tipo mínimo del impuesto de sociedades de al menos 15%. El porcentaje definitivo tendrá que acabar de concretarse de aquí a octubre.
Gracias a la aplicación de ese nuevo tipo impositivo, superior al que aplican muchas jurisdicciones que alojan gracias a eso grandes corporaciones, la OCDE estima que se generará unos 150.000 millones de dólares anuales adicionales de recaudación fiscal que también se redistribuirán.
Un acuerdo histórico
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, subrayó que "después de años de trabajo y de negociaciones intensas, este paquete histórico de medidas garantizará que las grandes empresas multinacionales pagan su justa contribución en impuestos en todo el mundo".
Cormann insistió en que este acuerdo no pretende acabar con la competencia fiscal entre países, sino "limitarla" mediante reglas multilaterales, y "tiene en cuenta los intereses de todas las partes, incluidos los de pequeñas economías y países en desarrollo".
También hizo hincapié en que, por el bien de todos, ahora esto tiene que traducirse en "un acuerdo final" antes de que concluya 2021, como se había previsto.
Sin embargo, no han querido sumarse por ahora Barbados, Estonia, Hungría, Irlanda, Kenia, Nigeria, Perú, Sri Lanka y San Vicente y las Granadinas.
Algunos de ellos, bajo presión para no quedar asociados a lo que sería una nueva lista negra de paraísos fiscales, ya han manifestado su disposición positiva para adherirse.
Es el caso de Irlanda, que desde hace años ha conseguido captar la sede europea de grandes multinacionales, en particular del sector digital, gracias a un tipo del 12,5 % en el impuesto de sociedades.
No se van a "escatimar fuerzos"
El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, explicó en una breve declaración tras conocerse el acuerdo que ha hablado con algunos de sus homólogos de países importantes, como la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, y que no van a "escatimar esfuerzos para convencer" a "los últimos países reticentes".
El ministro francés explicó que su país espera recibir, gracias a los dos pilares entre 5.000 y 10.000 millones de euros anuales.
La OCDE considera que este plan constituye "una ayuda preciosa para los países que deben movilizar los ingresos fiscales necesarios para restablecer sus presupuestos y sus finanzas públicas y al mismo tiempo invertir en los servicios públicos esenciales, las infraestructuras y las medidas necesarias para que la recuperación post-covid sea fuerte y duradera".
La próxima etapa, a finales de la semana próxima, es la reunión de ministros de Finanzas del G20 (todos sus países miembros están en el grupo de los 130), donde se debería refrendar el nuevo dispositivo.
La Administración del anterior presidente estadounidense, Donald Trump, había impedido un acuerdo que quedó desbloqueado desde que llegó a la Casa Blanca Joe Biden, cuyo Gobierno ha sido desde entonces el principal promotor de un tipo mínimo mundial del impuesto de sociedades del que espera también ser uno de los grandes beneficiarios.