Internacional

El ministro alemán de Transportes descarta inhabilitar a pilotos que padezcan depresión

Alexander Dobrindt recordó que la depresión es hoy en día una enfermedad muy extendida y curable en la mayoría de los casos, con lo que el objetivo debe ser animar a los afectados a acudir al médico y hablar abiertamente de ello.

El ministro alemán de Transportes, Alexander Dobrindt, descartó este sábado la posibilidad de inhabilitar a los pilotos que padezcan una depresión al considerar que este tipo de medidas podrían aumentar el riesgo de ocultar la enfermedad. En declaraciones al diario alemán Tagesspiegel, el ministro terció así en el debate abierto tras el siniestro aéreo de los Alpes franceses del pasado 24 de marzo, provocado presuntamente por la acción deliberada del copiloto, Andreas Lubitz, que había recibido tratamiento por una grave depresión.

Dobrindt recordó que la depresión es hoy en día una enfermedad muy extendida y curable en la mayoría de los casos, con lo que el objetivo debe ser animar a los afectados a acudir al médico y hablar abiertamente de ello. Días atrás, entrevistados por el semanario Focus, el ministro de Interior del estado federado de Baviera, Joachim Hermann, y el vicesecretario del grupo parlamentario socialdemócrata Karl Lauterbach habían sugerido la posibilidad de forzar la inhabilitación de algunos profesionales con depresión en determinadas y claras circunstancias.

Según Hermann, si se comprobara que un piloto, un conductor de autobús o un taxista no están capacitados para ejercer su trabajo sin poner en riesgo la vida de personas debería ser posible retirarles la licencia y el permiso de conducir. En la misma línea, Lauterbach defendió la idea de inhabilitar a un profesional con un claro diagnóstico de depresión grave y que rechazara el tratamiento, aunque siempre como última medida y cumpliendo estrictas condiciones. El ministro de Transportes rechazó estas propuestas y también mostró su oposición a quienes en las últimas semanas han defendido poner límites al secreto profesional de los médicos, convencido de que esa medida no se traduciría de forma automática en más seguridad.

El debate en torno a los controles médicos y la salud de los pilotos se abrió al conocerse los primeros resultados de la investigación en torno al copiloto del avión de Germanwings estrellado en los Alpes, quien en 2009 había interrumpido su formación en la escuela de vuelo de Lufthansa al serle diagnosticada una depresión grave. La fiscalía de Düsseldorf (oeste de Alemania) reveló que, antes de conseguir su licencia de vuelo, Andreas Lubitz había estado bajo tratamiento psicoterapéutico durante un largo periodo de tiempo por "tendencias suicidas".

Tras registrar sus domicilios después del siniestro aéreo había descubierto también que el joven se encontraba en tratamiento y tenía una baja médica para el día de la catástrofe que no había comunicado a Germanwings. 

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