Los chinos españoles están hartos del daño que han hecho en los últimos años sus compatriotas. La operación Emperador, con cerca de 80 detenidos entre ellos Gao Ping, las redadas de prostitutas chinas, los talleres clandestinos con esclavos o las detenciones por ventas de material falsificado han destrozado la imagen de esta comunidad compuesta por unas 200.000 personas en España.
La mayor parte de ellos se dedican al comercio o la importación y la grave crisis económica no ha afectado a su afán por competir y vender. Polígonos como Cobo Calleja, en Fuenlabrada, han llegado a bajar sus ventas hasta un 50% por la situación económica, pero han buscado nuevos caminos. Algunos compran ahora en España productos de calidad y los venden en su país.
Hace algunos años se logró en Madrid que miles de tenderos legalizaran la mayor parte de sus comercios, que estaban fuera de la ley incumpliendo todas las normas sanitarias, administrativas y municipales. Se mejoró su imagen, pero la Operación Emperador, con cerca de un centenar de detenidos, les puso otra vez en la picota.
Un amplio número de notables chinos cree que también está influyendo en esta bajada de sus ventas las constantes detenciones de delincuentes de su nacionalidad, por lo que han decidido iniciar una campaña de imagen financiada por estas empresas y por particulares.
Xu Shonghua y Julia Zhang, son dos de los chinos con más influencia en la comunidad española, y son los promotores junto a decenas de empresarios de la fundación Orient. Lo presentan, junto a la exposición de los guerreros de Xiam, en el centro de Madrid, el lunes y pretenden mejorar la comunicación y la integración de la comunidad china en España, algo que ha está logrando la segunda generación, que en muchos casos no conoce ni la lengua de su mayores.
Según uno de sus promotores nacen con la vocación de hacer un esfuerzo para que los españoles comprendan y compartan los valores de la cultura china. Entre sus objetivos se encuentra mejorar la vida actual de la comunidad china en España, en condiciones muy precarias y en barrios marginales en muchas ocasiones, y hacer de interlocutores con las autoridades españolas. Los chinos pierden la nacionalidad de su país cuando solicitan y logran la española. Se calcula que ya son miles los que han perdido el pasaporte de su país al lograr el español tras decenas de años de residencia.
El presidente de honor de la asociación es Xu Shonghua, de 65 años. Está considerado como el patriarca de los chinos en España. Empezó, como casi todos, con un restaurante y organizando viajes a su país. Hoy tiene una gran empresa y ha orientado su vida a luchar para que los españoles comprendan que sus compatriotas sólo quieren trabajar y vivir en España.
Al acto de constitución de esta fundación han prometido su presencia representantes del Gobierno central, Comunidad de Madrid y municipios con implantación de chinos.