'God Save the King' volverá a sonar este 6 de mayo en la coronación de Carlos III. Desde que en el siglo XVIII se cambiará la letra del himno nacional para modificar el 'King' por 'Queen', el masculino desapareció del himno nacional que todos los británicos cantaban a pulmón. Y es que, la proclamación de Carlos III como el nuevo rey del trono de Reino Unido ha traído una infinidad de cambios que la sociedad británica se tendrá que ir acostumbrando y convivir con la nostalgia que ha dejado en sus corazones la reina Isabel II. Una nueva etapa atípica y que se está empezando a notar en las calles de Londres, desde el cambio de la infografía que irá impresa en los nuevos billetes, hasta el cambio del monograma real de los buzones de Royal Mail.
Cambios sustanciales cuya repercusión no es tan significativa, más bien son modificaciones simbólicas que llaman la atención a todos. Tras el día de celebración repleto de jolgorio, desfiles, extravagancias y miles de royals de los países vecinos, el cuento de hadas caerá de su nube y se volverá a la realidad amarga de la familia real británica. A Carlos III se le presenta un horizonte repleto de dudas y de constantes rumores que tendrá que resolver desde la sombra con su actitud sosegada, tranquila y tímida. Una herencia que le ha dejado Isabel II y que tendrá que entallarse sus zapatos para estar a la altura.
Nuevo rey, nueva corte: caras conocidas y bajas llamativas para dar un nuevo aire
Un legado de miles de años que recae en las manos de un experimentado Carlos III que lleva esperando como agua de mayo este título. Una vida dedicada a la preparación, el conocimiento y el estudio de la gestión del Commonwealth. Si ha querido dejar una cosa clara desde la muerte de su madre, es que su monarquía iba a dar un giro radical de 180 grados, tomando medidas polémicas, pero que desde su punto de vista son necesarias. Aunque, siendo realistas, poco se puede cambiar en una institución arcaica y repleta de limitaciones burocráticas, por lo que se centrarán más en sus manos derechas, su círculo de confianza y la forma de transmitir dicha seguridad a la sociedad británica y al resto de potencias mundiales.
Renovarse o morir. El rey Carlos III tenía apuntada en su agenda de prioridades la necesidad de reducir el número de integrantes de la corte. Tampoco lo ha tenido muy difícil, ya que tras la polémica salida de Harry y Meghan Markle y el exilo de Andrés, el elenco de la realeza se ha visto considerablemente reducido. ¿Por qué hay una obsesión por limitar el poder y los contactos con los poderes fácticos? Según periodistas de Inglaterra, es una prevención para reducir gastos y erradicar las polémicas que han invadido el ambiente de la Corona en los últimos años.
Un cambio profundo que parece más superficial, que estructural. La princesa Ana, el príncipe Eduardo (actual duque de Edimburgo) y Sophie seguirán ligados a sus compromisos correspondientes con sus cargos y unirán fuerzas con Carlos III. Los pilares del núcleo de la realeza británica lo completarán Guillermo y Kate, los príncipes de Gales, y George, el hijo mayor del nuevo rey. Hasta el momento el lavado de cara y la nueva imagen de la que tanto hablaba Carlos III es casi imperceptible, dejando frío a todos los ciudadanos que esperaban grandes incorporaciones. Lo que más se ha criticado es que se ha justificado los cambios por un tema de presupuesto, mientras que el palacio de Buckingham está en plenas obras para "modernizar" los aposentos de la Corona.
Carlos III se ha remangado los puños de la camisa y ha tomado la decisión de erradicar de la corte las damas de compañía. ¿Esto quiere decir que Camilla no estará acompañada en sus visitas oficiales? Evidentemente, el elitismo de la realeza no se puede permitir la ausencia de un personal destinado a que los reyes no les falte de nada; sin embargo, las damas serán sustituidas por acompañantes con tareas más limitas para bordar a la reina de una mayor privacidad. La selección de personas que cubrirán este puesto fue realizado con una selecta lista de mujeres de la aristocracia, para no bajar el caché de la realeza.
Así quedará el círculo de confianza tras la coronación de Carlos III
No solo serán los más cercanos los que formarán la columna vertebral de la corte de Carlos III, sino que el rey ha seleccionado a una serie de personas para diversos puestos de importancia. El más conocido de todos es Clive Alderton, un burócrata que lleva años al lado de Carlos III y que tomará el papel de secretario privado. Las funciones que ejercerá serán de ayudante, más o menos lo que llevaba haciendo durante los últimos años. Alderton tiene 55 años y tiene un currículum en las altas esferas de lo más experimentado, siendo embajador de Marruecos en sus inicios, para luego, en el 2006, empezar a trabajar codo a codo con Carlos III.
Otro de los nombres más sonados y que tiene bagaje en el puesto es Johnny Thompson. Su carrera en la Corona británica comenzó con Isabel II, cumpliendo un papel crucial en los eventos presenciales en los cuales acompañaba a la matriarca. Para reforzar el puesto, el nombre que se puso encima de la mesa fue el periodista William Shawcross, un periodista que dará sus primeros pasos en su carrera gubernamental. La lista la completará Peter St Clair-Erskine, un excomandante de la policía que Carlos III ha nombrado como el primer dignatario de su corte.