Buena parte de la actualidad en Francia, en este momento, a cinco meses de las próximas elecciones presidenciales, está muy condicionada por un nuevo actor político: Éric Zemmour. Este polémico ensayista, escritor y periodista, hasta ahora desconocido fuera de su país, aún no ha anunciado su candidatura oficial para presidir el país galo, aunque es algo que se da sobradamente por hecho.
Las opciones que le dan las encuestas, donde se le ha llegado a situar por delante de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, con un 17% de intención de voto, a 7 puntos del actual presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, su postura marcada y abiertamente nacionalista y su particular cruzada contra el islam convulsionan la actualidad francesa desde hace meses. Sondeos más recientes, sin embargo, como el de Elable para L’Express del pasado 11 de noviembre, lo sitúan por debajo de Le Pen en tercera posición con un 14% de intención de voto.
Lo que resulta evidente es que Zemmour peleará por un electorado muy parecido al de Marine Le Pen y tendría opciones de medirse a Macron en la segunda vuelta de las elecciones. Hay muchas semejanzas entre ambos candidatos y seguramente en el imaginario colectivo tenga mucho peso la idea de que sus programas económicos son similares, pero hay ligeras diferencias entre uno y otro.
En 2017, año de las últimas elecciones en Francia, todas las propuestas de Le Pen pivotaban alrededor de un referéndum para sacar a Francia de la Unión Europea (también Mélenchon, el líder de Francia Insumisa, presentó un programa que iba en esa misma dirección). Macron ganó aquellas elecciones y el peligro quedó mitigado.
Hoy por hoy, Zemmour no plantea abiertamente un nuevo Frexit, pero se opone frontalmente a la integración económica en la Unión Europea: "La entrada en el euro fue una mala idea". "Salir de él sería peor", asegura este aspirante no declarado al Elíseo, que mira de puertas hacia dentro y que apuesta por la reindustrialización de Francia y por ganar soberanía económica respecto a Bruselas.
La economía que Zemmour dibuja para Francia pasa por:
- Bajadas de impuestos, también a las empresas. Francia cuenta con una presión fiscal del 47% (España del 37%). Al contrario que Le Pen, Zemmour sí se opone al estado "obeso" francés, el asistencialismo y la "locura burocrática" francesa. Los franceses tendrían prioridad para recibir beneficios sociales: "solidaridad nacional, no universal". Las cifras macro no acompañan a Francia, país duramente golpeado por la crisis del coronavirus, que cerrará 2021, previsiblemente con un déficit del 8%, una deuda pública del 115% sobre el PIB y una tasa de desempleo del 7,7%.
- Zemmour lo tiene claro: "Estoy a favor de la economía de mercado". "El mercado único es la única cosa buena de la Unión Europea", declaró recientemente en la cadena LCI. Más de la mitad de las exportaciones de Francia se quedan dentro de la Unión. Asimismo, el país galo es un potente socio comercial de países como España. No es partidario de la salida de la Unión, pero sí de limitar sus poderes.
- Este posible nuevo candidato a ocupar el Elíseo no sólo apuesta por la energía nuclear, sino que propone renovar las centrales y construir más. Recientemente, en un discurso a la nación, Macron anunció que Francia construirá nuevas centrales nucleares de pequeños reactores modulares. "Abandonar la energía nuclear sería abandonar nuestra soberanía nacional", opina Zemmour, quien insiste en que dejar de producir este tipo de energía supondría perder 200.000 empleos directos y 400.000 indirectos.
- En su opinión, para aumentar el poder adquisitivo de los franceses hay que atajar el problema de raíz: "producir más riqueza". La solución no pasa por que el estado dé dinero a los ciudadanos. Propuestas de este calado pueden ser más atractivas para el electorado de Los Republicanos, partido de derecha clásica francés, equivalente al Partido Popular en España. "No creo que seamos un país tan rico", aseguró Zemmour recientemente en un debate frente a Mélénchon. "Somos un país en declive, en vías de empobrecerse, que va camino de ser tercermundista".
- Zemmour es favorable a la jubilación a los 64 años (actualmente, la edad mínima en Francia está en 62) y no es favorable a aumentar el salario mínimo interprofesional.
- Revertir el déficit comercial. Para Zemmour, China es una de las causas de que Francia haya llegado a esta situación de declive. Zemmour cuantifica en un millón los empleos destruidos por la competencia de las empresas chinas desde la entrada del país asiático en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Hoy por hoy, Francia soporta un déficit en su balanza comercial de 81.000 millones de euros, el 3,59% de su PIB. En 2002 el país galo tenía un superávit comercial de 2.598 millones de euros.