Los colegios electorales han abierto esta mañana en Egipto. Quince meses después de que Hosni Mubarak haya dimitido bajo la presión de la rebelión popular, más de 50 millones de electores están convocados a las urnas para elegir un de los doce candidatos a la elección presidencial. Por primera vez en la historia de Egipto.
14.500 jueces están encargados de supervisar la votación en 13.099 mesas electorales, asistidos por más de 65.000 funcionarios, mientras que cientos de ONG egipcias y extranjeras realizarán el seguimiento de las elecciones. Las Fuerzas Armadas y la Policía se han desplegado para garantizar la seguridad alrededor de los colegios electorales, frente a los cuales se han formado largas colas incluso dos horas antes del inicio del sufragio.
Los islamistas favoritos, pero divididos
Los principales pretendantes al poder son Mohamed Mursi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, y el islamista independiente Abdelmoneim Abul Futuh, el último primer ministro del antiguo 'rais', el ex ministro de Asuntos Exteriores Amro Musa y el nacionalista árabe Hamdeen Sabahi. Las estimaciones no dan ventaja a ninguno de esos candidatos. Una segunda vuelta está prevista para los 16 y 17 de junio si no hay mayoría absoluta.
Los candidatos han viajado en todo el país estas últimas semanas para intentar convencer a los electores, ya que islamistas, laicos y liberales tienen programas muy diferentes. Si bien hubo este invierno la elección de un Parlamento dominado por los islamistas, el poder todavía está en manos de los militares dirigidos por Mohamed Hussein Tantawi en el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. La institución tiene que abandonar el poder el primero de julio.
El ejército, acusado por los revolucionarios de no gestionar bien la transición ni respetar los derechos humanos, ha llamado a los egipcios para que voten en masa, prometiendo un voto "100% transparente".