Independientemente de quién gane la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia el domingo, el país afronta cuatro problemas clave que Marine Le Pen o Emmanuel Macron deberán resolver:
Migración e identidad
La llegada de inmigrantes y la integración, el papel de la religión (sobre todo del islam) en la sociedad y los valores de la República son un tema candente en Francia desde hace años. Un ejemplo fue el exagerado debate sobre la prohibición del 'burkini', el bañador que cubre todo el cuerpo, en la Costa Azul el año pasado.
Detrás de todo esto hay un problema real: la marginalidad de algunos suburbios habitados sobre todo por inmigrantes del norte de África, la radicalización y una profunda inseguridad de los franceses ante la globalización. Marine Le Pen (Frente Nacional) quiere limitar la inmigración y el derecho de asilo. En cambio, el centrista Emmanuel Macron (¡En Marcha!) aboga por mantener la actual política.
Europa
El futuro de Francia dentro de la Unión Europea (UE) divide a los dos candidatos como casi ningún otro tema. Le Pen quiere que Francia abandone el euro, la moneda única que comparten 19 países europeos, y que se lleve a cabo un referéndum sobre la permanencia de Francia en la UE. Macron, por el contrario, defiende una política de”más Europa” en todos los ámbitos.
Seguridad
Francia se vio sacudida por una serie de atentados terroristas desde principios de 2015 con 238 muertos y que han conmocionado profundamente a la sociedad. En el país rige el estado de emergencia y en las estaciones de trenes, aeropuertos y atracciones turísticas patrullan soldados. Se han ampliado las atribuciones y medios de las fuerzas de seguridad.
Este tema es un enorme desafío teniendo en cuenta que unas 2.300 personas están activas en redes yihadistas, han estado activas o han intentado estarlo, tantas como en ningún otro país de la UE. Le Pen apuesta por medidas de disuasión, condenas más duras y una ampliación de las cárceles. La dirigente del FN quiere expulsar de inmediato a los extranjeros que cometan delitos. Macron apoya ampliarlas prisiones pero está en contra de prolongar el estado de excepción. Ambos coinciden en apoyar el aumento del número de policías.
Economía y austeridad
El débil crecimiento de Francia es uno de los graves problemas del país. En 2016 fue del 1,1%, frente a una media de 1,7% en la UE. Pese a eso, las previsiones para este año y el próximo mejoran, y hay sectores en los que Francia es muy fuerte, como la industria del lujo, la aeronáutica o el turismo.
El mercado laboral es otro de los puntos oscuros, con una tasa de un 10% de desempleo. Sobre todo los jóvenes tienen escasas perspectivas laborales, con casi un 24% de desocupación. El hecho de que el presidente saliente, François Hollande, no haya conseguido revertir esta tendencia pese a las reiteradas promesas es una de las cosas que más se le critica.
La dificultad para llevar adelante reformas y la resistencia social que genera cualquier cambio del mercado laboral son otras dificultades. Las empresas se quejan del exceso de burocracia y los elevados impuestos. Sin embargo, bajo el Gobierno de Hollande ha habido avances en este sentido.
Finalmente, la deuda es otro punto crítico: actualmente asciende a más del 96 por ciento del PIB. Con enormes esfuerzos el país ha ido reduciendo su déficit público en los últimos años y quiere situarse en 2017 por primera vez desde 2007 por debajo del tope establecido por la UE, del tres por ciento.
Le Pen quiere bajar la edad jubilatoria de los 62 a los 60 años, introducir una semana laboral de 35 horas o menos y más ayuda para las clases más desfavorecidas. Para ello quiere gravar a las empresas extranjeras y las importaciones. Macron, por su parte, quiere eliminar 120.000 puestos de funcionarios públicos para sanear las arcas del Estado.