El primer ministro holandés, Mark Rutte, anunció este martes la declaración de un "confinamiento parcial" durante cuatro semanas en Países Bajos porque "es la única manera" de frenar la segunda ola de coronavirus, después de registrar la última semana 43.904 nuevos positivos y convertirse en el tercer peor país de la UE.
En rueda de prensa, Rutte reconoció que esta medida, que entra en vigor mañana por la noche, "duele" a los sectores afectados y a la sociedad, y anunció que esto incluye el cierre de bares y restaurantes, la prohibición de venta de alcohol y drogas a partir de las 20.00 horas, y la "obligación" de uso de mascarillas en interiores.
Además, se puede tener a un máximo de "tres invitados en una casa por día", y se prohíben los deportes de grupo de aficionados (no de deporte profesional, que seguirá celebrándose, pero sin público), una medida para reducir también el uso del transporte público.
Una recomendación convertida en obligación
A principios de este mes octubre, el Gobierno neerlandés trató de frenar el aumento de contagios en las grandes ciudades (Ámsterdam, Róterdam y La Haya) con vistas a evitar un "confinamiento parcial" emitiendo una serie de medidas mucho más leves en comparación con las anunciadas este martes por Rutte que entrarán en vigor la noche de este miércoles.
Ese paquete anunciado el segundo día del mes contemplaba la prohibición de público en eventos deportivos, la limitación del horario de bares y restaurantes a las 22.00 horas y la recomendación del uso de mascarilla en espacios interiores.
De igual manera el primer ministro insto a la población holandesa a hacer uso del teletrabajo y únicamente asistir a sus puestos de trabajo en caso de que no haya otra opción que el trabajo presencial.