La concentración de huelgas este miércoles en sectores desde la educación al ferroviario -que se considera ya el día de mayores movilizaciones en el Reino Unido desde 2011- intensificó el pulso contra el Gobierno conservador de Rishi Sunak, quien por el momento se mantiene firme en sus posiciones.
Se calcula que medio millón de personas secundaron los paros que, sin llegar a paralizar por completo el país, sí alteraron de manera significativa la vida cotidiana de gran parte de los británicos.
Si los empleados ferroviarios mantienen huelgas ya desde hace meses, la gran novedad hoy la trajo la incorporación a la movilización social de los profesores de escuela en Inglaterra y Gales, así como la de 100.000 funcionarios de diversos departamentos ministeriales.
Según el sindicato National Education Union (NEU), unos 300.000 maestros de escuela secundaron el paro. El Ministerio de Educación aseguró que según sus datos uno de cada diez centros no pudieron abrir sus puertas, mientras que el 45% tuvo que restringir las clases.
Los profesores celebraron una multitudinaria manifestación por las calles del centro de Londres para mostrar su "hartazgo" ante la pérdida de poder adquisitivo sufrida en los últimos años y agravada por la inflación, que el pasado diciembre se situó en el 10,5%.
"He dado clases durante más de 15 años y hemos estado en austeridad la mayor parte de ese tiempo. Ahora más que nunca debemos defender nuestros derechos. Esto no va solo sobre los maestros y su salario, es sobre un sistema educativo que ha sido diezmado en los últimos años", dijo a EFE la maestra Katie Pierce, participante en la protesta.
Junto a ella, su compañera Jane Vassal reconocía que ésta era la primera manifestación en la que participaba en su vida. Y ambas llamaban la atención, al igual que la mayoría de los presentes, sobre la "trampa" que consideran les ha tendido el Ejecutivo para mejorar sus sueldos.
"La única alternativa salarial que nos da el Gobierno sale del propio presupuesto de cada colegio, lo que quiere decir que si nos subimos el sueldo será a costa del dinero que va destinado a los niños", explicó Pierce.
Sunak no cede
Pese a que la temperatura sube en las calles, Sunak, que celebra este jueves cien días como primer ministro, no parece transigir. Su posición, como no se cansa de repetir, se basa en un fundamento claro: si se suben los salarios al ritmo que crece la inflación, ésta nunca bajará.
En la sesión de control al Gobierno hoy en el Parlamento, el primer ministro alegó que se acaba de conceder a los maestros "la mayor subida en 30 años", y defendió que "los niños merecen poder ir al colegio".
Tampoco desaprovechó la ocasión de enviar un dardo en dirección a la oposición laborista, y su líder, Keir Starmer: "El partido de enfrente haría bien en decir que las huelgas no están bien y en apoyar que los niños vuelvan al colegio".
Fuentes de Downing Street, despacho del primer ministro, abundaron posteriormente en esa idea al recordar que "hoy muchos niños no pueden recibir la educación que necesitan, especialmente teniendo en cuenta que durante la pandemia tanta gente perdió clases".
Esa mismas fuentes insistieron en que el Ejecutivo seguirá atendiendo a las recomendaciones que formula el organismo independiente que establece anualmente las pautas salariales para los empleados públicos.
En los tres meses anteriores a noviembre, los sueldos en el sector privado subieron una media del 7,1% respecto al año anterior, mientras que en el sector público el alza se quedó en 3,3%.
Tras meses de conflicto social, la situación no parece avanzar y en sectores como el sanitario se esperan nuevos paros de enfermeros y personal de ambulancias en los próximos meses.
Además, el propósito del Gobierno de aprobar una ley en el Parlamento que introduciría servicios mínimos en caso de huelga por primera vez ha puesto en pie de guerra a los sindicatos, que prometen seguir con su lucha.
Enrique Rubio / EFE