El 24 de febrero de 2022 pasará a la historia como el día en el que Rusia comenzó un ataque militar contra Ucrania. Desde que el presidente ruso Vladímir Putin llegó al poder ha puesto en marcha una política militar expansiva con múltiples intervenciones militares en las antiguas repúblicas soviéticas y su tradicional área de influencia.
Putin ha enfatizado durante su mandato su ideal de recuperar las fronteras de Gran Rusia, redibujando los mapas con las líneas de época soviética y zarista. Esta semana Putin cuestionó la soberanía ucraniana calificando al país como una "creación de Rusia". "Es parte inalienable de nuestra propia historia, cultura y espacio espiritual. Estos son nuestros camaradas, los más queridos para nosotros, no solo colegas, amigos y personas que alguna vez sirvieron juntos, sino también parientes, personas unidas por sangre, por lazos familiares", señaló el presidente ruso sobre Ucrania.
Su discurso nacionalista y su historial bélico han servido al líder ruso para ganar en popularidad dentro de sus fronteras. De un modo similar a lo ocurrido en Ucrania desde el año 2014, el gobierno ruso ha ido financiando y apoyado militarmente regiones prorrusas de las antiguas repúblicas soviéticas, antes de iniciar una intervención. El ataque militar sobre ciudades y puntos militares ucranianos ha sido la última de las intervenciones rusas en el siglo XXI.
Chechenia, 1999
Una de las primeras acciones de Putin fue la Segunda Guerra de Chechenia. Chechenia se había escindido de facto de Rusia tras la caída de la URSS, hasta que Moscú decidió recuperar el control de república norcaucásica en dos guerras (1995-96 y 1999-2009).
Moscú calificó esta operación como un ataque antiterrorista en una de sus repúblicas, después de varios atentados y de que los rebeldes chechenos islamistas invadieran la república vecina de Daguestán. En septiembre de 1999, todavía con Putin como presidente interino comenzó la intervención y en febrero de 2000 con Putin asentado en el Kremlin, se tomó la capital Grozni.
Las primeras críticas de la comunidad internacional por la vulneración de los derechos humanos en Chechenia fueron acalladas rápidamente por el contexto internacional marcado por la lucha contra el terrorismo islamistas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center. En 2009, casi una década después del inicio de la intervención, Rusia dio por concluida la operación.
En 2017, Putin aseguró que los estadounidenses "no solo prestaron respaldo político e informativo" a la guerrilla islamista chechena, sino que también les dieron "apoyo técnico" y les ayudaron a "desplazar a los combatientes de un lugar a otro". "El respaldo político e informativo fue público. En lo que se refiere al apoyo operativo y financiero, tenemos pruebas y algunas se las hemos entregado a nuestros colegas americanos", denunció el presidente ruso.
Georgia, 2008
En 2008, Putin tuvo que abandonar la presidencia rusa después de agotar el segundo mandato que limitaba la Constitución. Putin se convirtió en primer ministro y alzó al poder a Dmitri Medvédev mientras se mantenía en la sombra como el verdadero líder del país.
En ese año, Georgia comenzó una operación para recuperar la región separatista de Osetia del Sur, apoyada por Rusia y cuya población había sido considerada por el Kremlin como parte de la ciudadanía rusa. Moscú inició su primera intervención militar en suelo extranjero desde la invasión de Afganistán de 1979. Las operaciones rusas comenzaron el 8 de agosto y cuatro días más tarde Medvédev daba por finalizada las operaciones. A pesar de ello, las tropas rusas se adentraron en territorios georgianos ajenos al conflicto y los tanques se quedaron a las puertas de la capital georgiana. A finales de agosto, Rusia reconoció la independencia de las regiones georgianas de Osetia del Sur y Abjasia.
Siria, 2015
El presidente sirio, Bachar al Asad, pidió ayuda militar a Putin después de más de cuatro años de guerra civil. En septiembre de 2015 fuerza rusas pisaban suelo sirio, y una vez más, Putin se oponía a la estrategia de Estados Unidos y la Unión Europea de apoyar a las facciones rebeldes al presidente Asad.
En diciembre de 2017, Putin anunció la retirada de todos sus contendientes en suelo sirio después de que el gobierno de Asad recuperara el control sobre todos los territorios controlados por el Daesh. "A lo largo de dos años y medio, las Fuerzas Armadas de Rusia junto con el Ejército sirio destruyeron a los grupos terroristas internacionales más potentes militarmente. Debido a esto he tomado una decisión: una parte significativa del contingente militar ruso que se encuentra en Siria regresa a casa, a Rusia", señaló Putin en diciembre de 2017.
Crimea, 2014
Después de que el presidente ucraniano prorruso, Víktor Yanukovich, anunciara que no firmaría el acuerdo de asociación con la Unión Europea, comenzaron una serie de protestas que acabaron con la dimisión y huida de Yanukovich en febrero de 2014. Moscú respondió reforzando su ayuda a las zonas prorrusas del este de Ucrania.
En marzo de ese año, la península ucraniana de Crimea, celebró un referéndum de independencia de Ucrania y anexión a Rusia que fue apoyado mayoritariamente. A pesar de contar con la negativa de las autoridades ucranianas y no ser reconocido por la Unión Europea y Estados Unidos, Moscú firmó el 18 de marzo de 2014, la anexión de Crimea. Siguiendo la misma línea argumental que esta semana justificó la intervención en Ucrania, Putin calificó la incorporación de Crimea como un arreglo de un error histórico: "Crimea siempre ha sido parte de Rusia"
Kazajistán, 2022
El año comenzó en Kazajistán con una serie de protestas y disturbios contra el gobierno de la república después de que se liberara el precio del gas licuado. Las protestas se agravaron y dos días más tarde, más de 1.000 manifestantes kazajos asaltaron la sede del Gobierno en Almaty, en un duro enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del estado.
Las protestas provocaron la dimisión del Gobierno y el presidente kazajo ordenó disparar a matar. Al mismo tiempo, Rusia y sus aliados de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar exsoviética enviaron tropas a la zona y los disturbios se disolvieron a los pocos días.