Las fuerzas de seguridad húngaras han detenido a 16 refugiados al entrar en vigor esta medianoche la nueva legislación que impone penas de cárcel a quien cruce la frontera ilegalmente. Hasta que el país cerró el lunes de forma inesperada un espacio abierto en su frontera en Röszke, por el que han entrado decenas de miles de personas en las últimas semanas, la policía ha registrado la llegada al país de más de 9.380 personas, el mayor número en un sólo día.
A partir de este martes se establecerán también procedimientos acelerados de asilo
Las fuerzas de seguridad solicitaron a los periodistas y ciudadanos en un comunicado que "no obstaculicen" su trabajo en la frontera y advirtió de que actuará con contundencia para aplicar las leyes que entraron en vigor. Según la televisión pública húngara M1, los detenidos fueron capturados cuando trataban de cortar la valla erigida en la frontera para entrar en el país, una acción para la que se establecen cinco años de cárcel por el agravante de dañar la alambrada. "Empieza una nueva era, con esta ley y con el cierre físico de la frontera", ha declarado el portavoz del Gobierno húngaro, Zoltán Kovács.
A partir de hoy se establecerán también procedimientos acelerados de asilo que determinarán en pocos días si las solicitudes son aceptadas, y los refugiados que no obtengan ese estatus serán devueltos a Serbia.
"Estado de crisis" en dos provincias de Serbia
Por otra parte, el Gobierno húngaro ha declarado el "estado de crisis" en dos provincias meridionales fronterizas con Serbia por la llegada de miles de refugiados en las pasadas semanas. La medida ha sido anunciada a la prensa en la ciudad de Szeged por el portavoz del Gobierno, Zoltán Kovács, después de una reunión del Consejo de Ministros.
Este estado de crisis durará medio año (con la posibilidad de prologarlo) y en esos seis meses el Gobierno puede intensificar los controles fronterizos, y la Policía y el Ejército asumirán las tareas de registrar a los solicitantes de asilo. Por otra parte, las autoridades podrán utilizar inmuebles y bienes muebles estatales o de los ayuntamientos locales en las zonas fronterizas para instalar allí, por ejemplo, centros de registro. "Si no creamos un sistema en el trato de la situación, no podremos controlar los procesos. Es de interés de los verdaderos refugiados que entren en la Unión Europea de una forma regularizada", enfatizó Kovács.
Una valla de 175 kilómetros
El Gobierno húngaro ha construido una valla de 175 kilómetros en su frontera meridional con Serbia para frenar la llegada de refugiados y ha desplegado a unos 900 policías y 4.300 militares en la región. En lo que va del año las autoridades húngaras han registrado a más de 180.000 refugiados que entraron en el país de forma ilegal, aunque la inmensa mayoría siguió camino hacia Alemania, Holanda o las naciones escandinavas.
El trato recibido por los refugiados ha sido duramente criticado por organizaciones como Human Rights Watch, que han asegurado que las condiciones en los centros de acogida son "inhumanas".