La integrante del grupo punk ruso Pussy Riot María Aliójina, encarcelada desde hace casi dos años, salió hoy libertad en virtud de la amnistía general que entró en vigor en Rusia la semana pasada, informó su abogado. "María Aliójina está en libertad. Todos los documentos han sido formalizados y firmados", dijo a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti Piotr Zaikin, defensor de la Pussy Riot, según recoge Efe.
Agregó que esta mañana, en presencia suya, a su defendida se le comunicó que quedaba en libertad.
"Masha (diminutivo de María) salió del penal a las 09.10 de la mañana (05.10 GMT). Ahora va en coche con el abogado Piotr Zaikin a la estación para viajar en tren a Moscú", dijo a la agencia Interfax Piotr Verzílov, marido de Nadezhda Tolokónnikova, la única Pussy Riot sigue prisión y cuya liberación se espera en cualquier momento.
Aliójina cumplía su pena en una prisión de la región de Nizhni Nóvgorod, a unos 400 kilómetros al este de Moscú.
La otra integrante, también liberada
La integrante del grupo punk ruso Pussy Riot Nadezhda Tolokónnikova, encarcelada desde hace casi dos años, salió este lunes en libertad en virtud de la amnistía general que entró en vigor en Rusia la semana pasada, informaron las agencias locales.
Tolokónnikova era la única de las tres Pussy Riot, condenadas por "gamberrismo motivado por odio religiosos", que permanecía en prisión.
Horas antes, su compañera María Aliójina también recobró la libertad gracias a la amnistía.
Tolokónnikova abandonó el Hospital Nº 1 de Servicio Penitenciario de la región siberiana de Krasnoyarsk, donde cumplía su pena, hacia las 18.30 hora local (las 12.30 hora peninsular española), dijo Irina Jrúnova, su abogada, a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti. En la puerta del hospital de servicio penitenciario fue recibida por su marido, Piotr Verzílov.
Tres integrantes de Pussy Riot, Tolokónnikova, Aliójina y Ekaterina Samutsévich, esta última en libertad condicional en octubre de 2012, fueron a condenadas a dos años de prisión por escenificar una "plegaria" punk contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en la catedral de Cristo Redentor de Moscú.
Durante el juicio, las acusadas declararon que su acción en el principal templo ortodoxo de Rusia tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes.