La explosión de la presa de Kajovka, en Jersón (sur de Ucrania) el pasado 6 de junio se ha convertido en uno de los momentos de la guerra que quedarán en la retina de los habitantes del país y de la comunidad internacional. La destrucción de la presa de dicha central hidroeléctrica, en el río Dniéper, liberó cientos de miles de litros que se expandieron rápidamente por la región.
Ahora, unas imágenes por satélite muestran los resultados de la catástrofe, que ha dejado al menos 41 muertos, según las autoridades rusas. Estas muestran el antes y el después de la región, y en ellas se observa la pérdida del agua, antes concentrada por la presa.
Las consecuencias de la destrucción de la presa de Kajovka
Según el asesor principal ucraniano Andriy Yermak, el problema no se encuentra sólo en la perdida de vidas o en la pérdida de recursos hídricos, sino en lo que la bajada del agua ha dejado allí donde se encontraba o ha arrastrado: a lo largo del Dniéper fluyen contaminantes petrolíferos por un peso de al menos 150 toneladas. Junto a los contaminantes, la bajada del agua ha hecho a los habitantes de la región toparse con numerosos peces muertos o cadáveres de delfines, incluso en las costas del mar negro en Bulgaria y Turquía.
Por otro lado están las minas. Un programa de Naciones Unidas ha afirmado que las inundaciones arrastraron minas que también podrían haber acabado en las playas del mar negro. Asimismo, 50.000 hectáreas del bosque ucraniano se han visto afectadas por las inundaciones.
