El balance de víctimas a causa de las dos potentes explosiones que han sacudido este martes la zona del puerto de la capital de Líbano, Beirut, asciende a 78 muertos y más de 3.500 heridos, según ha confirmado el Gobierno.
El ministro de Sanidad, Hamad Hasán, ha confirmado el balance, tal y como ha recogido el diario libanés 'An Nahar', mientras que Cruz Roja ha publicado una alerta para pedir donaciones urgentes de sangre para atender a los heridos.
Por su parte, el primer ministro libanés, Hasán Diab, ha decretado el miércoles como jornada de luto nacional en homenaje a las víctimas de las explosiones y ha pedido ayuda internacional ante lo que ha descrito como "una catástrofe".
Diab ha resaltado además que los responsables de lo sucedido "pagarán el precio", sin dar detalles sobre las posibles causas de las explosiones. "Es una promesa a los mártires y a los heridos", ha señalado, tal y como ha recogido la agencia libanesa de noticias, NNA.
Sin embargo, en una reunión posterior del Alto Consejo para la Defensa ha tildado de "inaceptable" que 2.750 toneladas de nitrato de amonio estuvieran almacenadas "desde hace seis años" en un almacén en el puerto, lo que supuestamente habría causado la explosión en la zona, si bien aún no hay una confirmación oficial.
Fuentes citadas por NNA han señalado que el incidente habría tenido lugar en un silo del puerto que acoge una fábrica de fuegos artificiales, mientras que el director de Seguridad Nacional, Abbas Ibrahim, ha dicho que no se pueden aclarar las causas del suceso hasta que no concluyan las investigaciones.
Ibrahim ha resaltado además que en la zona se encuentran explosivos incautados en el puerto de Beirut desde hace años, sin pronunciarse directamente sobre si han estado detrás de la potente deflagración en la zona.
El director de Seguridad Nacional dice que no se pueden aclarar las causas del suceso hasta que no concluyan las investigaciones
Estado de desastre
El Alto Consejo para la Defensa ha celebrado una reunión de emergencia para abordar la situación en la que ha decidido declarar el estado de desastre en la ciudad y recomendar al Gobierno la declaratoria del estado de emergencia, tal y como ha recogido el diario libanés 'The Daily Star'.
Tras la reunión, el presidente, Michel Aoun, ha pedido que se declare el estado de emergencia durante dos semanas y ha anunciado tres días de luto nacional y la liberación de fondos para hacer frente a la situación, incluida la entrega de dinero a los hospitales y el pago de compensaciones.
https://twitter.com/_jmspotter/status/1290677922450243585?ref_src=twsrc%5Etfw
Asimismo, ha resaltado que un comité investigador deberá entregar las conclusiones en torno a las causas del desastre en un periodo de cinco días y ha anunciado la creación de una célula de crisis para abordar las repercusiones de lo sucedido, según ha confirmado la Presidencia a través de una serie de mensajes en Twitter.
Aoun ha ordenado además al Ministerio de Sanidad que garantice apoyo a las familias de las víctimas de la explosión, que ha causado daños materiales en el Palacio de Baabda, que acoge la sede de la Presidencia.
Los vídeos que circulan en redes sociales muestran una explosión y una gran columna de humo en la zona, previa a una segunda deflagración de mayor potencia que ha causado enormes daños materiales en los alrededores, llegando a escucharse en Tiro y Sidón.
https://twitter.com/ezekopel/status/1290678732202618880?ref_src=twsrc%5Etfw
Heridos entre las fuerzas de la Finul
En esta misma línea se ha expresado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que ha trasladado sus "profundas condolencias" a los familiares de las víctimas, al pueblo y al Gobierno de Líbano tras las "horribles explosiones" en la capital.
Asimismo, ha deseado una "pronta recuperación" a los heridos, incluidos miembros del personal de la ONU en el país. "Naciones Unidas sigue comprometida con apoyar a Líbano en estos momentos difíciles y está asistiendo de forma activa en la respuesta a este incidente", ha remachado el viceportavoz de Guterres, Farhan Haq.
La Fuerza Provisional de Naciones Unidas para Líbano (Finul) ha indicado en un comunicado que "la enorme explosión" ha causado daños a uno de sus barcos anclados en el puerto y ha agregado que varios 'cascos azules' han resultado heridos, incluidos algunos de gravedad.
"La Finul está trasladando a los 'cascos azules' heridos a los hospitales más cercanos para que reciban tratamiento médico", ha dicho, antes de subrayar que "está analizando la situación, incluida la escala del impacto sobre el personal" de la misión.
"Estamos junto al pueblo y el Gobierno de Líbano en estos momentos difíciles y dispuestos a ayudar y entregar cualquier tipo de asistencia y apoyo", ha destacado el jefe de la Finul, Stefano del Col.
Israel niega responsabilidades
Por su parte, fuentes oficiales israelíes han negado cualquier vínculo del país con lo sucedido, que ha tenido lugar en medio del incremento de las tensiones entre Israel y el partido-milicia chií Hezbolá.
Así, los ministros de Defensa y Exteriores de Israel, Benjamin Gantz y Gabriel Ashkenazi, respectivamente, han recurrido a mediadores internacionales para ofrecer ayuda humanitaria y médica a Líbano, según el diario israelí 'Haaretz'.
En este sentido, fuentes de Hezbolá citadas por la cadena de televisión libanesa han descartado que el incidente tenga relación con un ataque por parte del Ejército de Israel.
Las explosiones han tenido igualmente lugar en un momento en el que país atraviesa una grave crisis económica -la peor desde la guerra civil (1975-1990)- y se teme que la destrucción ocasionada por las mismas impacten directamente en los trabajos de importación de alimentos y otros productos básicos.
En este sentido, el Consejo Supremo de Defensa ha ordenado la importación del trigo perdido a causa de las explosiones y que se lleven a cabo preparativos para que el puerto de Trípoli pueda llevar a cabo las actividades de importación y exportación.
Diab hizo recientemente un llamamiento a Estados Unidos y a la Unión Europea (UE) para crear un fondo de emergencias para ayudar a que Oriente Próximo no sufra una grave crisis alimentaria, un extremo que reconoció como una posibilidad.