Internacional

Viaje a la frontera entre Israel y Gaza: en la casa de Kfir Bibas, el bebé de 9 meses secuestrado por Hamás

No hay evidencias sobre el estado en que se encuentra Kfir Bibas, secuestrado por Hamás el 7 de octubre. Es el más joven de los 101 rehenes que permanecerían en Gaza

El suelo cruje bajo los pies, entre cristales y escombros. Sobre el intenso calor del otoño se impone un zumbido constante, recordatorio de que la guerra se libra a apenas 1,5 kilómetros de distancia: es un dron israelí que sobrevuela la Franja de Gaza. Las viviendas unifamiliares, antes blancas, son ahora un amasijo de hierros y ceniza. Truenan los cañones de artillería y todo parece quedar suspendido en el aire por unos instantes. No es fácil imaginar un lugar más inhóspito para la vida. Sobre todo para un bebé de 9 meses.

La existencia de Kfir Bibas, que tenía esa edad el 7 de octubre, se sostiene sobre un purgatorio terrenal. No hay pruebas fiables de que siga con vida, pero tampoco sobre su muerte. Y, mientras así sea, parece existir un pacto tácito para seguir hablando de él en presente. “Tenía 9 meses cuando fue secuestrado y ya ha pasado más de un año; ha vivido más retenido en los túneles de Gaza que en libertad”, sostienen los vecinos de Nir Oz, el kibutz donde se encuentra la casa de los Bibas. Según los datos oficiales, 101 personas aún siguen retenidas por Hamás. Kfir es el más joven de ellos.

Unos juguetes junto al camino revelan que en esta casa de una sola altura vivían niños de corta edad. Un caballito, una casita blanca de plástico con una puerta azul, un balancín para bebés. Todo está ennegrecido, rancio y sucio tras haber pasado un año a la intemperie. Los vecinos de Nir Oz tienen una expresión para definir cómo el tiempo se ha detenido aquí para siempre: “Estamos en el 360 de octubre de 2023”.

Yarden, Shiri, Ariel, Kfir

Yarden y Shiri Bibas, 34 y 32 años, son los padres de Ariel y Kfir; 4 años, uno, 9 meses, el otro. Las fotos de los cuatro reciben al visitante en la fachada principal de la vivienda. Están colocadas sobre un sofá rojo del porche, que está tan demacrado como los juguetes de los niños.

Las fotos de la familia Bibas, secuestrada por Hamás
Las fotos de la familia Bibas, secuestrada por HamásG. Araluce

Alrededor de 400 personas vivían en este kibutz antes del 7 de octubre. Hamás asesinó o secuestró a una cuarte parte de la población. El Ejército israelí tardó horas en llegar: “Fue quizá la mayor falla de seguridad ese día, que la gente estuviera desprotegida tantas horas”, indican fuentes militares a este diario.

Los terroristas de Hamás arrasaron con todo a su paso en Nir Oz. Tenían dos premisas: matar y secuestrar. Recibieron instrucciones para conseguir rehenes en previsión de una futura negociación. Lo cumplieron. Mataron y secuestraron. Las heridas en los edificios aún hoy son evidentes. Impactos de bala, habitaciones impregnadas en sangre. El hedor tras un año es denso.

El Ejército israelí marca las casas

El Ejército israelí ha marcado cada una de las casas. Unas señales indican que dentro había cuerpos. Otras definen si la vivienda puede restaurarse o si debe ser demolida debido a los daños sufridos durante los ataques. Muchas de las edificaciones están ennegrecidas: cuando los terroristas no conseguían entrar en ellas porque sus inquilinos se resistían, abrían la llave de gas y le prendían fuego para obligarles a salir.

Viviendas destruidas en Nir Oz
Viviendas destruidas en Nir OzG. Araluce

La vivienda de los Bibas tiene dos marcas. Una indica que la casa aún se puede recuperar. La otra, que dentro no había cuerpos.

Llegan los terroristas

Algunas señales en el exterior permiten adivinar lo que ocurrió. En la puerta principal hay varios agujeros de bala. La mayoría de ellos van desde el exterior hacia el interior de la vivienda. Los terroristas trataban de entrar, pero no lo conseguían. Unos pocos van desde dentro hacia afuera: Yarden, padre de familia, trató de repeler el ataque con su arma de fuego.

No lo consiguió.

En la ventana que hay junto a la puerta principal hay una ventana con más agujeros de bala. Uno de los terroristas grabó con su cámara personal cómo accedieron a la casa de los Bibas. Se pusieron en pie en el sofá rojo que hoy alberga las fotos de familia y abrieron fuego a través de la ventana que quedaba justo encima.

Exterior de la casa de los Bibas, en Nir Oz
Exterior de la casa de los Bibas, en Nir OzG. Araluce

En plena confusión, los Bibas hicieron lo posible por escapar. Yarden se fue por un lado. Shiri, la madre, cogió a los niños, Kfir y Ariel (9 meses y 4 años), y salió corriendo por otro lado. A pesar de separarse corrieron la misma suerte y todos terminaron en manos de Hamás.

Guerra en Gaza

Las primeras informaciones apuntan que todos ellos fueron trasladados hasta los túneles de Gaza. De un tiempo a esta parte no hay ninguna confirmación de que sigan con vida. Hamás asegura que algunos de ellos han muerto, pero las autoridades israelíes no lo dan por válido hasta tener pruebas fehacientes sobre cada deceso. No sería la primera ocasión en que anuncian la muerte de un cautivo que después es liberado.

Los rostros de Kfir y Ariel se han convertido en todo un símbolo para Israel, que insiste -a pesar de la presión de la comunidad internacional- en que mantendrá su ofensiva militar sobre Gaza hasta que los 101 secuestrados sean liberados.

El zumbido de los drones sobrevuela por encima de la casa en la que vivía Kfir Bibas junto a su familia. La ciudad de Jan Yunis (Gaza) se ve a simple vista, convertida en ruinas. Suena el estruendo de un nuevo cañonazo.

Panorámica de Gaza desde el kibutz Nir Oz (Israel)
Panorámica de Gaza desde el kibutz Nir Oz (Israel)G. Araluce

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