La lista es larga, así que madrugar o alargar un rato largo la hora de irse a la cama tiene premio en muchos emplazamientos (si quieres saber la hora exacta a la que coger sitio para el show, no tienes más que visitar Sunrise and Sunset. Estos son cinco de esos amaneceres que se merecen un premio. ¡A disfrutar del día!
Cabo de Creus (Gerona)
La península del Cabo de Creus no es sólo el último contrafuerte de los Pirineos sino también el extremo más oriental de la Península Ibérica. Por eso allí saludan antes al sol, y lo hacen con una puesta en escena natural alucinante: en un marco donde se unen el mar y las montañas, el sol aparece sin prisa pero sin pausa tiñendo el parque de colores que parecen sacados de un lugar casi mágico. Todo en mitad de un paisaje muy especial que ha ido cincelando la tramontana. Un indispensable.
Parque Natural de La Albufera (Valencia)
Madrugar cuando aún no ha levantado la noche para ver cómo despierta el mundo desde este rincón valenciano de 21.120 hectáreas donde la naturaleza se deja ver en su esplendor es de esos regalos que todos nos merecemos. Además de ser el hogar de un largo listado de especies animales, es el lugar perfecto para que los amantes de la fotografía se luzcan en un encuadre extraordinario con los primeros rayos de sol.
Es Castell (Menorca)
Al sur de la bocana del puerto de Mahón se levanta el pueblo de Es Castell, con una zona repleta de locales excavados en las rocas que tiene el privilegio de ser el lugar donde dicen que se ve el primero de los amaneceres españoles. Hay pocos espectáculos como este: desde Cales Fonts, un puerto natural, es casi obligatorio asistir a uno de esos llamativos amaneceres que van dando luz a los botes de los pescadores atracados en el lugar a medida que despiertan poco a poco a todo el pueblo. Otro de los que sumar a la lista de imprescindibles.
Barrancas de Burujón (Toledo)
Para los que buscan escenarios como sacados de una película de ciencia ficción, el impactante paraje natural de las Barrancas de Burujón es el lugar perfecto. Sobre todo si se acude a primera hora de la mañana, justo cuando el sol se despierta y ofrece una paleta de colores sobre estos cortados arcillosos de quitarse el sombrero. Cuentan que la espectacular orografía de la zona se ha ido formando por la erosión del viento y las aguas del Tajo sobre sedimentos de hace 25 millones de años, y el resultado es una postal que resulta especialmente atractiva al amanecer. Si veis allí la salida del sol no sólo no os arrepentiréis sino que querréis volver. Palabra.
Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres)
Entre Plasencia, Trujillo y la ciudad de Cáceres se encuentra este privilegiado rincón natural desde el que es una auténtica gozada ver cómo el sol da los buenos días. Un enclave perfecto para situarse en estas 18.400 hectáreas es el Mirador del Castillo, desde el que además es posible que veáis el despertar de los buitres leonados de la zona. Un espectáculo que no hay que perderse.