Todos los años, durante el mes de junio, la ciudad de Lisboa celebra sus fiestas tradicionales en honor a San Antonio. Para este 2014, se ha diseñado una programación diversificada que une las iniciativas tradicionales y populares, con las más recientes y eclécticas. Del 1 al 30 de junio, los barrios históricos de la capital portuguesa acogen desfiles, conciertos, espectáculos, talleres, festivales, artesanías y, entre muchos otros, muestras de cine. Aprovechando la ruta, en Marabilias hemos propuesto seis lugares que vale la pena visitar, antes o después de los goles.
Bairro Alto. Es la zona por excelencia de fiesta nocturna. Parecida a la Latina madrileña, es un lugar en el que coinciden estudiantes y turistas con paseantes, vecinos y pequeños comercios. La zona más eclética, en cambio está en Baixa y Chiado. Desde la orilla del río Tajo hasta los quioscos y las fuentes de Rossio. Aquí está el Café A Brasileira, entre cuyas mesas aún se sienta, ya convertido en bronce, el mítico poeta Fernando Pessoa; los Armazens do Chiado, cuyos muros guardan las tiendas y marcas más internacionales (FNAC, Natura, McDonalds, Sturbucks); los bancos, las joyerías, los negocios de oro y plata coronan la zona.
Alfama. Acoge las tabernas y bares con el fado más auténtico. Es el barrio más antiguo, repleto de pasadizos, callejones, pequeñas casas y almacenes en ruinas, aquí también encontramos el Museu do Fado, la Catedral y bellísimos miradores. Fronterizo con las las puertas del Castelo de São Jorge, en la parte alta, se extiende hasta el Museu Militar y la Casa dos Bicos a orillas del río Tajo.
Belém. Desde el Puente 25 de abril (que cruza el estuario del río hacia Almada) hasta la freguesia de Algés, el barrio de Belém muestra la Lisboa más esplendorosa. Allí se encuentra el Mostério dos Jerónimos, espectacular edificio de inmensas dimensiones y uno de los máximos exponentes del estilo manuelino (único en Portugal). Esa es también la ruta de los pasteles de Belém, cuya secreta receta hace caer rendidos a miles de turistas.
Parque das Nações. Comenzó siendo una zona industrial, pero tras la Expo Lisboa se convirtió en un moderno barrio lleo parques y jardines bien cuidados y con lugares de recreo para todas las edades, restaurantes, un teleférico, tiendas de moda y, al fondo, el puente más largo de Europa conectando Montijo y Sacavém, el Puente Vasco de Gama.
Feira da Ladra. Literalmente, Mercado de la Ladrona, hoy en día parece que ya no es este tipo de género el que predomina. Rodeando el Campo de Santa Clara, aquí podremos encontrar casi cualquier cosa que alguien haya usado alguna vez desde el siglo pasado hasta nuestros días. Ropa, quincallas, instrumentos de música, reliquias de las guerras coloniales y demás objetos se hallan escondidos en esta