El término jersey sirve para designar a una prenda de punto, cerrada y con mangas, que cubre desde el cuello a la cintura. Una prenda que lleva en nuestros armarios desde tiempos inmemoriales y que cada año consigue mantener su interés -esta temporada, sin ir más lejos, podemos ver como las marcas recuperan los mismos jerseys de lana que la temporada pasada aunque sustituyendo los motivos navideños por patrones lisos o menos llamativos-. Si bien, pese a que no se trata de una invención reciente, tampoco resulta tan antigua como podemos pensar.
Hablar de jerseys es hablar de tejer y así nos tendríamos que remontar hasta el antiguo Egipto, donde ya se encuentran muestras de calcetines de algodón tejidos a mano, pero no fue hasta la Inglaterra del siglo XV cuando podemos situar el origen de lo que hoy conocemos como jersey o suéter -ambos términos están aceptados según la Real Academia de la Lengua y se corresponden con el término inglés “sweater”, mientras que “jersey” en los países anglosajones se reserva para prendas de punto deportivas-.
Los pescadores de las islas del Canal, el grupo de islas situadas en el Canal de la Mancha, al oeste de la península de Cotentin en Normandía, necesitaban prendas de ropa que, además de abrigarles del frío y la humedad, les permitieran una libertad de movimientos suficiente para poder desarrollar su trabajo correctamente. Y, por otra parte, debían ser fáciles de lavar, resistentes y suponer el menor coste posible. En aquella época, finales de la Edad Media, Inglaterra era uno de los principales productores de lana, con lo que la solución fue sencilla.
Proletarios y burgueses
Los habitantes de las islas popularizaron los suéteres entre las clases trabajadoras, aunque rápidamente llegaron a la burguesía, que solía esconder las piezas de lana debajo de otras ropas para que nadie viera que vestían a la moda de las clases bajas. No resulta difícil adivinar como consiguieron su denominación -las islas del Canal se dividen en dos regiones, o bailiazgos, llamados Jersey y Guernsey-, pero se supone que fue una actriz inglesa, Lillie Langstry, la que les dio el nombre. Esta actriz, originaria de la isla de Jersey, era apodada Jersey Lily y solía vestir prendas de lana, de forma que, al final, la gente asoció su nombre con el suéter y de ahí nació la denominación.
El auge del jersey llegó gracias al deporte. La lana se utilizaba para confeccionar prendas elásticas y resistentes con las que poder estar al aire libre. Sin ir más lejos, los trajes de baño tradicionales, aquellos para parecían más un mono de trabajo que otra cosa, se tejían a base de lana oscura. Las clases altas pronto adoptaron este tejido y la demanda creció exponencialmente. Otras circunstancias, como la escasez de pieles de animales durante las épocas de guerra, contribuyeron a la utilización de la lana como materia esencial para la elaboración de prendas. Con el tiempo, diseñadores como Coco Chanel adaptaron estos jerseys deportivos y rudimentarios a la ropa diaria, aprovechando su funcionalidad pero dándole otro toque. Desde entonces, su forma prácticamente no ha variado, aunque sí lo han hecho los materiales -con la llegada de los sintéticos- y algunos detalles del patronaje como cuellos o mangas.
¿Reino Unido o Noruega?
Pero aunque puede decirse que los jerseys vienen de Reino Unido, desde luego los ingleses no tienen la exclusiva. Durante siglos, la lana de oveja ha servido a los noruegos para calentarse durante los largos y helados inviernos. Estas condiciones climáticas extremas impedían en muchas ocasiones las comunicaciones entre las regiones, de forma que sus habitantes tenían que apañarse con lo que tuvieran a mano. Así nació el famoso género de punto noruego y sus tradicionales suéteres -los solemos asociar con la Navidad-, llamados lusekofte. El modelo original era de lana negra con motivos de lana blanca y se denominaba setesdalgenser.
Posteriormente, con la expansión de su fabricación y los avances tecnológicos, se fueron añadiendo otros colores. Actualmente se trata de suéteres de gran calidad, muy apreciados y bastante caros, al menos los originales. Entre las marcas que los fabrican destaca Dale of Norway, que lleva comercializando sus productos desde 1879 con mucho éxito -son los proveedores del equipo olímpico noruego-. Ahora ya solo queda que elijan su modelo, se decidan por una inspiración más británica o más nórdica y aprovechen el frío para estrenar su jersey.