Cuarenta años después, Shonda Rhimes afronta una nueva temporada televisiva con tres producciones en antena: Anatomía de Grey, en su undécima temporada, Scandal, con su cuarta entrega, y el estreno, que únicamente produce, How To Get Away With a Murder -Cómo exculparte de un asesinato-.
La ABC ha programado la emisión de las tres series en la noche de los jueves, dejando en manos de una única mente creativa, la de Shonda, el devenir de la parrilla televisiva y con ello, sus cuotas de pantalla. Pero tanto la serie ambientada en el hospital Seattle Grace, como la que narra las aventuras de Olivia Pope, cuentan con el apoyo de los espectadores, o mejor dicho, las espectadoras, y la cadena no teme por sus audiencias.
Sus producciones están llenas de detalles autobiográficos
Para llegar hasta aquí, la parlanchina y emprendedora Shonda tuvo que estudiar mucho, trabajar en labores muy diversas y perseverar en su sueño. Tras abandonar la grabadora de sus padres, mientras estudiaba secundaria fue voluntaria en hospitales de la región, donde acudía a leer y acompañar a los enfermos. Años después se graduó en la prestigiosa Universidad de Darmouth en inglés y literatura creativa, y comenzó a trabajar en una agencia de publicidad. Pero la comunicación comercial no era lo suyo y Shonda se marchó a Los Ángeles para aprender a escribir guiones en la USC, donde ganó un prestigioso premio de escritura.
En 1998 se encargó de producir, dirigir y escribir su primer cortometraje, Flores y Velos. Un año después su adaptación de la novela biográfica de la actriz afroamericana Dorothy Dandridge -protagonizada por Halle Berry- se estrenó en la HBO.
Pero el interés de Shonda continuaba estando en la pantalla grande. En 2002 se encargó del guion de la película protagonizada por Britney Spears, Crossroads y de la secuela de la exitosa Princesa por sorpresa. Poca cosa para alguien con tanta historia. Ese mismo año Rhimes decidió adoptar su primera hija, algo que cambiaría además de su vida personal como profesional.
Los personajes femeninos son fuertes e independientes
A la escasez de oportunidades que la guionista y directora se encontraba en el cine para poder llevar adelante sus propias historias, se unió el creciente desencanto que le producía lo que veía en la televisión cuando estaba en casa con su pequeña. Y su creatividad, su experiencia juvenil en hospitales y un programa médico de Discovery Channel le llevaron a escribir el piloto de Anatomía de Grey. Sus deseos de otorgar a los personajes femeninos un rol alejado de la sombra de los masculinos, algo constante en sus creaciones, hicieron de la serie una historia fresca y diferente. Con su propuesta, Shonda recuperaba las mujeres independientes y ambiciosas de Sexo En Nueva York y las introducía en el televisivamente atractivo entorno hospitalario. La primera temporada, emitida en 2005, sólo contó con nueve episodios, pero la serie logró congregar en dos meses a más de veinte millones de espectadores.
Aunque en la actualidad Anatomía de Grey puede dar muestras de agotamiento y su cuota de pantalla apenas alcanza la mitad, en estos nueve años Shonda Rhimes se ha convertido en la primera creadora y productora afroamericana en tener una serie entre las diez más vistas. Además ha creado su propia productora, llamada Shondaland, ha escrito y producido otras series (Sin Cita Previa y Fuera del Mapa) y ha atrapado a medio país y a la mismísima Michelle Obama con su culebronesca Scandal.
El próximo 25 de septiembre Rhimes podrá sentarse frente al televisor y disfrutar junto a sus retoños de tres producciones que llevan su nombre en los títulos de crédito. Y aunque para muchos sean simples ‘placeres culpables’ televisivos, no está nada mal, si tenemos en cuenta que todo comenzó con una precaria grabadora de los años 70.