Los padres de Blas Herrero repartían leche con un carro y un caballo. Años después, adquirieron una furgoneta y cada día la llenaban de tinajas que repartían por Asturias. Su hijo la condujo hasta los 22 años. Unos años después, este empresario, dueño de Kiss FM, había construido un imperio de 30 sociedades que incluía una fábrica de lácteos, una exportadora de leche en polvo, concesionarios de coches y algún negocio inmobiliario, entre otros.
Este jueves por la mañana, remitía un documento al Grupo Prisa que incluía una oferta por sus medios de comunicación, entre los que se encuentran El País, As, Cinco Días, la Cadena SER o Los 40. Es decir, el periódico con una mayor difusión, la radio generalista más escuchada y la radiofórmula líder en su sector.
Prisa no es una empresa al uso, sino que ha sido un gran centro de poder e influencia durante las últimas décadas. Primero, con Jesús de Polanco a la cabeza. Posteriormente, con Juan Luis Cebrián; y, en la última etapa, con Javier Monzón. El control de este grupo tiene varias derivadas políticas y empresariales, de ahí que la propuesta de Herrero haya sido sujeto de diversas especulaciones y rumores durante este jueves.
Nexos políticos
Este empresario no ha sido ajeno al mundo de la política y la influencia. De hecho, es conocida su cercanía con políticos como Alfonso Guerra mientras era vicepresidente del Gobierno; y con María Dolores de Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, entre otros. En el PSOE actual guarda una buena relación con la portavoz del grupo parlamentario, Adriana Lastra.
La cabecera de su negocio mediático ha sido durante muchos años Kiss FM, la conocida radiofórmula española. Blas Herrero dio su gran golpe mediático con esta empresa cuando, en 2001, llegó a un acuerdo con Onda Cero para asociar sus 70 emisoras a las de esta cadena. Su socio, Uniprex, se hizo cargo entonces de la gestión de la publicidad y se comprometió a entregar 18 euros a Kiss FM por cara oyente que aportara.
La emisora de Herrero logró un éxito muy importante en esos años, de modo que en 2003 contabilizaba 1,3 millones de seguidores, lo que puso en problemas a su socio. Las diferencias sobre el pago de las cantidades acordadas entre las partes motivaron un pleito que se saldó con un laudo en el que Herrero recibió 208 millones de euros.
La tele de Herrero
Actualmente, dispone de una licencia de televisión en la TDT que logró en 2015 por decisión del Consejo de Ministros presidido por Mariano Rajoy. Su parrilla de programación la llena de contenido la compañía estadounidense Discovery, algo que sus competidores creen que es ilegal.
Un par de años después de poner en marcha este proyecto, se puso al frente de una asociación de pequeños operadores con la que reclamó cambios en la legislación audiovisual que Atresmedia y Mediaset pudieran aglutinar un menor porcentaje de cuota de mercado y llegara más inversión publicitaria al resto de las empresas del sector.
Esta entidad generó mucho ruido, pero tuvo poco éxito y el compromiso de sus miembros se debilitó con el tiempo. La posición de los operadores de la televisión comercial no ha variado sustancialmente desde entonces.
Herrero actualmente está presente en diversos negocios más allá del mediático, desde el hotelero hasta el inmobiliario. Hace tres años, invirtió 50 millones de euros -junto a inversores como el mexicano Rodrigo Lebois- en el edificio situado en la plaza del Marqués de Salamanca número 11, destinado a apartamentos de lujo.
En los últimos meses, ha pugnado por el control del grupo industrial asturiano Duro Felguera y, de hecho, en las próximas horas está previsto que mantenga una reunión con el banco de inversión Alantra para explicar su proyecto de toma de control de la empresa.
Su oferta por Prisa ha sido recibida con frialdad por algunos de sus socios más importantes y será abordada este viernes en una reunión del Consejo de Administración. Sea cual sea el resultado, el nombre de este empresario asturiano, apodado “el lechero”, ha vuelto a protagonizar las páginas de la prensa.
