Cuando el pasado 26 de mayo Unidad Editorial anunció la destitución de David Jiménez como director de El Mundo, la compañía difundió un comunicado en el que aseguró que su sustituto “en funciones” sería Pedro G. Cuartango, hasta ese momento, responsable de la sección de Opinión. Pese a que han transcurrido nueve meses desde esa fecha, la compañía no le ha confirmado en su puesto, lo que en su redacción hace pensar que su relevo podría suceder “en cualquier momento”.
Uno de los nombres que se ha barajado para sustituirle es el de Arcadi Espada. De hecho, hasta tres fuentes de El Mundo han asegurado a Vozpópuli que el escritor y periodista ha planteado en Unidad Editorial un proyecto para encabezar el diario que incluye diversos cambios con los que -estima- la cabecera podría remontar el vuelo.
La versión oficial de la empresa es que, actualmente, sus responsables no se encuentran a la búsqueda de un nuevo director, aunque no han certificado la continuidad de forma indefinida de Cuartango. Por su parte, Arcadi Espada prefiere no hacer comentarios al respecto.
El Mundo es líder en internet, con 16,4 millones de usuarios únicos mensuales, según Comscore. Pero los ingresos que obtiene a través de sus negocios digitales todavía no son suficientes para paliar las pérdidas que genera el papel. Desde que Pedro G. Cuartango tomó el mando del diario, sus ventas han caído un 13% y su difusión, el 11,12%, según datos de la Oficina para la Justificación de la Difusión.
Está claro que este proceso de decadencia del rotativo no está causado por la gestión de su actual director, dado que se explica en la crisis endémica de la prensa. Pero la sensación dentro de la cabecera es que hacen falta soluciones para revertir esta situación, pero nadie las ofrece. Entre los pesos pesados del diario existe la opinión mayoritaria de que con Cuartango se elabora un periódico más competitivo que con su antecesor, aunque preocupa la indefinición del diario, de la que culpan a Antonio Fernández Galiano (presidente) y a su equipo, según han detallado fuentes de la cabecera.
La complicada 'era Cuartango'
Conviene recordar que Cuartango ha permanecido al frente del periódico en uno de los periodos más convulsos de la historia de Unidad Editorial. Al poco de tomar las riendas, tuvo que hacer frente a un Expediente de Regulación de Empleo que mermó, aún más, el tamaño de la plantilla del diario. Unas semanas después, Urbano Cairo se hizo con el control de RCS MediaGroup y, aunque descartó realizar más despidos o vender alguna de las empresas de su filial española, estableció una economía de guerra que ha condicionado significativamente la rutina de sus redacciones.
El nuevo dueño de El Mundo ha prohibido cubrir “bajas, vacaciones y vacantes”, ha reducido el número de páginas del rotativo y la calidad del papel, y se ha propuesto aminorar un 20% gastos de funcionamiento como el de los viajes. Eso ha complicado la labor del director, que está obligado a hacer un producto que compita en igualdad de condiciones con las principales cabeceras generalistas, pero con menos personal y unos medios materiales más reducidos.
A la labor de Cuartango tampoco han ayudado los fuertes encontronazos que ha mantenido con Javier Cabrerizo, director general de Unidad Editorial y, sobre el papel, uno de los ejecutivos con más peso en la compañía.
Sus discrepancias sobre el rumbo que debe adoptar El Mundo –Cabrerizo apuesta de una forma más decidida por el desarrollo de nuevos negocios digitales- son bien conocidas dentro de la redacción del diario, donde también se recuerda la confrontación que mantuvieron el pasado octubre como consecuencia de la reforma del organigrama del periódico, con la que se escenificó su divorcio.
Cambios en Italia
A falta de que conocer si Unedisa ratifica a este periodista o nombra a un sustituto, Urbano Cairo sigue introduciendo cambios en RCS MediaGroup para intentar enderezar sus negocios y mejorar su rentabilidad. Este viernes, sus directivos celebran una importante reunión de su Consejo de Administración en la que aprobarán las cuentas de 2016. Las de su filial española serán mejores que en 2015, pero peores de lo previsto, puesto que no se ha alcanzado el resultado de explotación (EBITDA) esperado, de 40 millones de euros.
En la sede de Unidad Editorial, en la madrileña avenida de San Luis, se aguarda la cita con cierta incertidumbre. La misma que ha gobernado la compañía durante los últimos tiempos, ante la "falta de un proyecto claro" con el que abordar la crisis de los medios gráficos, según coinciden las fuentes consultadas.