Manuel Campo Vidal aseguró el pasado diciembre, en vísperas de la celebración del cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que este coloquio iba a ser “fluido, abierto, fresco y ágil”. Que no iba a estar tan encorsetado como los anteriores encuentros de este tipo ni iba a ser esclavo de las exigencias de los políticos. Pero la realidad fue muy distinta, al menos, según se deduce de las críticas que recibió el debate por parte de los partidos políticos y los medios de comunicación. Teniendo en cuenta este precedente, y a sabiendas de que este tipo de eventos ayudan considerablemente a incrementar su facturación publicitaria, las televisiones privadas han exigido al presidente de la Academia de Televisión que renuncie a organizar un encuentro entre los líderes políticos en la próxima campaña electoral y no vuelva a erigirse como uno de los protagonistas periodísticos de los días previos a los comicios.
La patronal que engloba a todas las empresas que emiten en la TDT, UTECA, espera que tanto la Junta Electoral Central como los partidos políticos colaboren con sus asociados para organizar los debates electorales “sin cortapisas ni condiciones impuestas por terceros”. Esta organización insiste en que la Academia debe mantenerse al margen en este asunto y no interferir en las negociaciones: “No existen pues razones objetivas para que entidades, cuya finalidad no es la distribución de programas o contenidos, intervengan en la producción de espacios electorales. Más aún, UTECA considera que lejos de mejorar la calidad democrática, la intervención de terceros en la producción de contenidos de información política limitaría la libertad del resto de medios”.
Las televisiones consideran que la intervención "de terceros" en la producción de debates empeora la calidad democrática
El problema que se presenta, en este sentido, es que ni PP ni PSOE quieren exponer a su líder ante las cámaras de una televisión “enemiga”. Durante las largas negociaciones que sus portavoces efectuaron en las semanas anteriores a las elecciones del 20 de diciembre, los populares porfiaron de enviar a Mariano Rajoy a un debate en La Sexta, mientras que los socialistas se mostraron recelosos de organizar un cara a cara en La 1, la cadena gubernamental.
Los anteriores debates
La falta de acuerdo hizo que entrara en escena la Academia de Televisión, a la que recurrieron para pactar un debate cuya señal se proporcionó a todos los canales de la TDT -Mediaset renunció a emitirlo-. Y, claro, Campo Vidal entró en escena y volvió a ejercer de moderador, una posición que ya asumió en uno de los cara a cara entre Felipe González y José María Aznar, en 1993, y en los encuentros similares que mantuvieron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en 2008; y el actual presidente del Gobierno y Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011.
Tras la celebración del duelo entre Pedro Sánchez y Rajoy, el periodista recibió fuertes críticas por parte del PP por permitir las invectivas del socialista y no haber respetado los bloques pactados. Las televisiones privadas acusaron a la Academia de haber organizado un debate con un formato obsoleto y con fallos técnicos -en planos e iluminación- que ninguna cadena comercial cometería.
De cara al 26J, han exigido a Campo Vidal que se haga un lado y deje en sus manos, y en las de TVE, la organización de este encuentro. “No puede ser que vuelva a aprovecharse de las peleas de los partidos (sus desacuerdos sobre dónde debe organizarse el debate) para ganar proyección pública”, esgrimen.
Atresmedia facturó 1 millón de euros en la noche del debate entre Pedro Sánchez, Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Iglesias y Albert Rivera
Las propuestas recibidas
A siete semanas de los comicios, se desconoce quién organizará los debates televisivos de la próxima campaña electoral, en la que este medio de comunicación volverá a jugar un papel fundamental. De momento, los partidos han recibido ofertas de Televisión Española, Atresmedia (que con el debate a 4 de diciembre facturó 1 millón de euros), Mediaset, Vocento, la Universidad Carlos III y Prisa.
A partir de ahora, las distintas formaciones deberán acordar con estas empresas el contenido y el continente de estos coloquios y, sobre todo, determinar si envían a sus líderes o a sus segundos espadas. La gran pregunta, en este sentido, es: ¿volverá Mariano Rajoy a esconderse de un debate a 4 bandas?