Antonio Caño vive sus horas más bajas al frente del diario El País. El malestar que existía en su redacción por el rumbo tomado por el periódico se ha multiplicado en las últimas semanas después de que los periodistas Rafael Méndez y Manuel Altozano presentaran su dimisión tras sufrir la censura de una información sobre Soraya Sáenz de Santamaría y tras ver menospreciada su labor por parte de Caño que, ante sus protestas por modificar su noticia, les acusó en público de ser unos malos profesionales. Vista la actitud del director y su falta de autocrítica sobre su labor, el Comité de Redacción le ha trasladado un duro comunicado en el que critica abiertamente su gestión y le culpa -sin paños calientes- de la pérdida de calidad informativa del rotativo de Prisa.
En el texto, al que ha tenido acceso Vozpópuli, los periodistas de El País reclaman a su director la adopción de una "línea editorial clara y congruente" que ponga fin a la indefinición que ha caracterizado al diario desde que Prisa refinanciara su deuda, en un proceso en el que se atribuye a Soraya Sáenz de Santamaría una labor fundamental para que los bancos aceptasen las condiciones propuestas por el grupo.
A Soraya Sáenz de Santamaría se le atribuye un papel clave en la refinanciación del Grupo Prisa
El Comité la emprende contra el estilo impuesto por Caño, que considera que ha puesto en riesgo la posición del periódico en la sociedad española. "Los tiempos demandan modelos más estimulantes de trabajo en equipo, un ambiente más creativo que evite los riesgos de desafección hacia el producto que se está elaborando como consecuencia de la pérdida de la calidad informativa que constatamos, un rechazo a viejas fórmulas de gestión que impiden a los profesionales desenvolverse sin temor a expresarse o introducir aportaciones y una línea editorial clara y congruente, con las ideas básicas que han convertido a El País en el periódico de referencia en español", expone.
Una consecuencia directa de la amistad Cebrián-Soraya
El órgano demanda a la cúpula del diario un mayor esfuerzo para afrontar "los nuevos retos periodísticos" y un mayor respeto al trabajo de sus profesionales y a sus decisiones personales sobre sus artículos. Esta última frase alude claramente a la censura que sufrió el citado artículo sobre la relación del marido de Soraya Sáenz de Santamaría -amiga de Juan Luis Cebrián- con Telefónica, que provocó el abandono del diario de Rafael Méndez, tal y como informó Vozpópuli.
El redactor firmó a mediados de julio una crónica junto a Manuel Altozano -que abandonó el periódico unos días después- en la que se aludía al supuesto conflicto de intereses que ocasiona el que la vicepresidenta se pronuncie en el Consejo de Ministros sobre las decisiones relativas a Telefónica, toda vez que su cónyuge, Iván Rosa Vallejo, es asesor jurídico en la empresa. El titular que llevaba su información era el siguiente: “Justicia permite a Santamaría tratar asuntos de Telefónica, donde trabaja su marido”. Pero Caño no consideró correcto ese enfoque y lo sustituyó por otro que afirmaba: “Santamaría se abstiene en los asuntos de Telefónica pese a no estar obligada”.
Los dos periodistas del artículo censurado sobre el marido de Sáenz de Santamaría han abandonado 'El País'
Tras observar esta modificación, los redactores decidieron retirar su firma del artículo y protestaron ante el Comité de Redacción del diario, que exigió al director una explicación sobre esta decisión. Lejos de calmar los ánimos, Caño la emprendió contra los periodistas y lamentó su "falta de profesionalidad", que definió como "seria y preocupante". También la tomó con el Comité, del que criticó que plantea "temas irrelevantes", que se dedica a "elaborar comunicados insolentes y malintencionados" y que sólo "sirve a los intereses de ocho o diez descontentos".
Ante esta última afirmación, el Comité de Redacción tomó la determinación de someter su último comunicado a votación entre toda la plantilla del periódico para confirmar o desmentir la teoría de su director. Pero el máximo responsable de El País se lo prohibió, al alegar que esa acción no procedía en ese momento. Posteriormente -este martes-, convocó una reunión en la que, para sorpresa de sus asistentes, puso en valor la labor de este órgano y llamó los periodistas a remar en la misma dirección.
Pero varias fuentes del periódico reconocen que el descontento en la sede madrileña del diario, en la calle de Miguel Yuste, es muy notorio. Una buena parte de sus inquilinos considera "inaudito" que dos periodistas, como Méndez y Altozano, hayan abandonado el barco por motivos editoriales, algo que atestigüa la gran desmotivación que existe entre los informadores del diario y revela que la línea editorial "timorata" impuesta por Antonio Caño y secundada por sus primeros espadas, David Alandete y Eva Saiz, no cuenta con el beneplácito de sus informadores más críticos con el poder.