Francisco Marhuenda (Barcelona, 1961) no se irá de vacaciones en agosto. "Yo me divierto aquí, trabajando". Pudiera parecer que hay dos o tres 'franciscos marhuenda': el director de La Razón, el profesor de universidad, el que colabora en las radios por la mañana y el que, los domingos por la tarde, se sentaba en la mesa de Cristina Pardo en La Sexta. Sin embargo, sólo hay uno, que se acuesta a las 3 de la mañana y se levanta cuatro horas después.
El periodista recibió a este medio una tarde de miércoles en la sede de La Razón en Madrid, en la calle Juan Ignacio Luca de Tena. La conversación se desarrolla en su despacho, donde abundan libros, teléfonos antiguos, montañas de papeles y varios cachivaches. Responde sobre periodismo, sobre política y sobre ese elemento del ADN español que lleva constantemente a fragmentar la sociedad en dos mitades enfrentadas.
Pregunta: ¿La televisión deforma?
Respuesta: No, la televisión crea personajes. Por eso, lo que yo siempre procuro es ser natural. Este medio de comunicación es más sencillo de lo que parece: las cosas dan o no dan audiencia. Si lo haces bien, te ve la gente; y si no, pues no interesas. Y es innegable que las tertulias dan audiencia.
P: ¿Qué piensan de usted en la calle? ¿Qué le transmiten?
R: La gente es muy amable. Me han pasado anécdotas de todo tipo y prácticamente ninguna desagradable. Me he llegado a encontrar a gente de Podemos que me ha reconocido que le gusta lo que digo. Una vez, en una universidad, vino un grupo de gente de ese partido y me dijo: "mire, es que somos de Podemos, pero queremos una foto con usted porque, aunque no estamos de acuerdo con lo que dice, lo cuenta de forma muy educada". Ya ves...
P: Mucho 'todólogo'...
R: Eso es así. Es que hay que hablar de lo que uno sabe. A veces, me encuentro con que la gente dice cosas que me provocan vergüenza. Yo no soy médico, pero puedo tener mi criterio sobre la covid. Pero nunca pontificaría sobre ciencia. Pero bueno, también te digo que ser director de un periódico te acerca a muchos conocimientos. Primero, porque lees a toda la competencia, pero también porque analizas los temas, contrastas informaciones, valoras su importancia... Mira, no hay un examen difícil, hay un alumno que no estudia.
La responsabilidad de la crispación no es de los periodistas, sino de la clase política, que no tiene el nivel que debería exigirse y busca en todo momento la confrontación
P: ¿Qué culpa atribuye a los periodistas de la polarización de la sociedad?
R: Hubo una época en la que el periodismo estaba en la trinchera, que fue en la Transición. En esa trinchera se defendía la democracia. Ahí estaban Cebrián, Ansón, Pedro J... y asumieron un compromiso con los valores democráticos. Pero luego todo cambió y ahora los periodistas lo que tenemos que hacer es separar la información de la opinión; y hacer productos donde busquemos la veracidad con honradez.
P: ¿Pero no cree que ayudamos a la crispación?
R: Nosotros somos un fiel reflejo de la sociedad y la sociedad está crispada. Mira, ahora sufrimos una crisis pandémica, una económica y otra institucional. Esta última, la más incierta. Nosotros reflejamos lo que hay, es nuestro trabajo. Pero la responsabilidad de la crispación no es de los periodistas, sino de la clase política, que no tiene el nivel que debería exigirse y busca en todo momento la confrontación.
P: Hay un momento en el que la televisión pública decide contratar a Cintora. Y al ver el programa, me cuesta mucho pensar que el periodismo no contribuya a la crispación...
R: Hay que separar dos cosas: los medios privados y los públicos. Yo nunca critico a los primeros, pero sí a los segundos; y me da igual si los gestiona el PP o el PSOE. No se puede entender que los programas de la televisión que pagamos todos no respondan a una absoluta neutralidad. Eso no significa que los debates estén prohibidos en estas cadenas, pero quien los dirige debe ser absolutamente aséptico, no puede tener opinión.
P: Usted es el director de cabecera generalista que más tiempo lleva...
R: Me nombraron en 2008 y, entonces, se extendió el rumor de que iba a ser Paco 'el breve'.
P: ¿Es más complejo ahora que en 2008 ser director, con todo este ecosistema de comunicación digital?
R: Es que ahora tenemos un ecosistema en el que la información llena nuestras vidas. Eso tiene enormes ventajas, entre otras, la inmensidad de los soportes digitales. Pero también hay una obsesión por el 'clic' que es un enorme riesgo, pues puede empeorar la calidad del producto informativo.
P: Recuerdo cuando las tertulias volvieron a ganar peso en la parrilla de las televisiones, que fue cuando surgió 'la nueva política'. Hubo unas declaraciones de Rajoy que trajeron cola, en las que culpaba a las tertulias del mal resultado del partido en las elecciones autonómicas de 2015...
R: Eso no tiene sentido. Yo he estado en tertulias desde los años 90 y nadie había visto algo así. Otra cosa es lo que pasó desde que La Sexta apostó por el género y lo renovó; le dio un ritmo único y fascinante. ¿Qué ocurrió en esa época? Que Rajoy tenía un problema, como es la corrupción de Gürtel, El Bigotes, Bárcenas, Púnica... Los periodistas no se inventaron eso. ¿Tenían que haber dejado de hablar de ello? El problema lo tenía Rajoy en el partido, no en las tertulias.
P: Ha llovido desde 2015. Era el momento de auge de Pablo Iglesias. Y fíjese, en mayo asistimos a su derrota final...
R: Yo conocí a Pablo Iglesias antes de ser popular. Tuvimos una buena relación y hablamos bastante. Siempre he dicho que lo que pasa en las elecciones de 2011 y en el 15-M es una reestructuración de la izquierda fruto de una crisis económica brutal. Hubo una parte de la gente que abandonó al PSOE y apostó por Podemos. Mientras, la centro-derecha gobernaba con mayoría absoluta, pero afectada por varios casos de corrupción y por esa tendencia de Rajoy para transformarse en tecnócrata, cuando su electorado le pedía que gobernara en función de la ideología del Partido Popular.
Yo conocí a Pablo Iglesias antes de ser popular. Tuvimos una buena relación y hablamos bastante
P: Y ahí surgió Iglesias...
R: Que planteó una idea de revolución de barra de bar. Y pese a la inconsistencia de las 'mareas', consigue llegar al Gobierno, que es el viejo sueño de la izquierda radical española. ¿Qué ocurre? Que Pablo no era feliz allí; se aburría. Por eso, decidió salvar por la mínima del hundimiento de su partido en Madrid y se fue.
P: A usted le situaron en 'la cloaca' periodística...
R: Nos sitúa a todos, es delirante. Me ponían en 'la cloaca', pero luego Pablo me veía y reconocía que me tenía mucha simpatía. Y yo le decía: ¡pero si ese panfleto que tenéis, La Última Hora, no para de atacarme!
P: ¿Y qué diría que es la cloaca?
R: Es una chorrada. ¿Qué es 'la cloaca'? ¿Que un periodista de critique y no coincida contigo? Si eres progre, eso es como muy guay y si no, te mandan a 'la cloaca'. Mira, nosotros somos un periódico que da información y opinión; y somos de centro-derecha, pero si tenemos que dar a don Juan Carlos en portada, lo hacemos. Pero bueno, ellos meten a todo el mundo en 'la cloaca': a Vicente Vallés, a Susanna Griso, a Angélica Rubio. Para Podemos, todos estamos en 'la cloaca', ¿no? Ya me dirán qué es la cloaca.
P: En un sector que recibe ayudas de todo tipo, como es el de los medios de comunicación, ¿cómo cree que afectará el reparto de las ayudas europeas?
R: Pero es que eso de que recibimos muchas subvenciones no es verdad, siento llevarte la contraria. Hay una cosa que sí que es subvencionada: las televisiones y radios públicas. Pero nosotros nos financiamos mediante publicidad; y la institucional no es abundante. Un medio no se puede mantener con eso. Otra cosa es lo que ocurre en comunidades como Cataluña, donde existen ayudas para la edición en catalán, pero en la prensa generalista esas cosas no ocurren.
P: Bueno, me refería a ayudas, en general... ¿Cree que Prisa seguiría viva sin esas ayudas?
R: Ya, pero eso que dices fue por grandes grupos bancarios que decidieron apoyar a esa empresa. Eso yo no lo puedo criticar porque esa gente se debe a sus accionistas y, si se lo permiten...es su dinero. Dicho esto, hay que decir que los medios de comunicación son un elemento muy importante para una democracia y perfectamente podrían acceder a ayudas públicas. ¿Por qué el sector porcino, el del trigo o el de la automoción sí y en nosotros se vería mal? ¿Damos menos empleo o somos menos útiles? El problema de los medios es que nunca han tenido una buena interlocución con el Gobierno, pues cada uno hace la guerra por su cuenta. Eso les ha perjudicado a la hora de realizar peticiones como ésta.
P: Hablemos de la memoria democrática. ¿Superaremos alguna vez ese tufillo de la política de las 'dos españas'?
R: Sabrás que además de periodista yo soy profesor de Historia de las Instituciones y de Derecho Constitucional. Entonces, a este tema le he dedicado tiempo porque me apasiona. Si tú te remontas a las Cortes de Cádiz, ya observas el problema de 'las dos españas'. Vas siguiendo con Fernando VII, con las Guerras Carlistas...Mira, hay un hilo conductor en esta sociedad y es que cada 30 años, más o menos, hay una crisis; y siempre se tiende a simplificar el análisis de lo que ocurre y a pensar que unos son muy malos y otros, muy buenos. Y todo es mucho más complejo. No se puede entender la realidad de la época de Franco, la Guerra Civil y la Segunda República sin entender el contexto europeo.
Hay un hilo conductor en esta sociedad y es que cada 30 años, más o menos, hay una crisis; y siempre se tiende a simplificar el análisis de lo que ocurre y a pensar que unos son muy malos y otros, muy buenos
P: ¿Se resolverá alguna vez ese problema social?
R: Es muy difícil porque siempre se simplifica. ¿Sobre la memoria histórica? Pues mira, cualquier historiador sabe que la memoria es un elemento que utilizas metodológicamente, pero que tiene un valor relativo. Eso ocurre con lo que has vivido. Imagina con lo que le pasó a tus abuelos.
P: ¿Cómo explicamos a Carmen Calvo que la vida no es una película mala, de personajes planos, y que hay veces que las personas cumplen una función sin pertenecer a un bando; o incluso cambian de opinión?
R: Mira, yo tenía un buen amigo, historiador, que se llamaba José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano. Su abuelo era el presidente de la República y, el otro, Gonzalo Queipo de Llano. Yo siempre le decía: tú eres el símbolo de la reconciliación nacional (ríe). La España de aquella época hizo que una persona republicana, como Queipo de Llano, diera un golpe de Estado. Franco era cobardón y tampoco veía esa opción, pero al final se unió al golpe. ¡Es todo más complicado de lo que se puede llegar a pensar!
P: Al hilo de guerras civiles, ¿terminará el Partido Popular de Casado y Ayuso en una contienda de ese tipo?
R: No, porque yo creo que en el momento que haya elecciones en Andalucía y Juanma Moreno saque un buen resultado, tendrás a Feijóo, Moreno y Ayuso. Líderes con contrapesos. Por otra parte, las elecciones generales serán a la vez que las autonómicas y Casado va a ser el candidato. No creo que haya guerra civil. Otra cosa es que las relaciones hayan cambiado: al principio eran muy buenas, luego pasaron a ser muy frías; y ahora son normales.