Los litigios sobre la propiedad intelectual han enfrentado a distintos medios de comunicación durante los últimos años. El último lo ha resuelto recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Madrid; y lo ha hecho a favor de Mediaset España, que había reclamado la inscripción en el registro de su marca Mediterráneo Audiovisual, que agrupa a sus productoras de cine, televisión y contenidos audiovisuales, y que es una parte importante dentro de su organigrama.
Según expresa la sentencia –a la que ha tenido acceso Vozpópuli-, la Oficina Española de Patentes y Marcas se pronunció en contra de Mediaset en agosto de 2021 y denegó el registro de esta marca, al considerar que presentaba similitudes con otras, pertenecientes al Grupo Zeta (hoy propiedad de Javier Moll), que se dedican al sector de los medios de comunicación.
En concreto, la Oficina se negó a aceptar esta petición para los productos y servicios de las clases 38 y 41 de la Clasificación de Niza, que están relacionados con las telecomunicaciones y con los “servicios de entretenimiento; actividades deportivas y culturales”.
Mediaset presentó un recurso-administrativo contra esta decisión, al considerar que la inscripción de Mediterráneo Audiovisual la amparaba el derecho de continuidad registral. Los letrados de la compañía comandada por Alejandro Salem y presidida por Borja Prado creían que su representada poseía “unos indiscutibles derechos prioritarios frente a las marcas oponentes”. Es decir, las de la empresa que se oponía a las pretensiones de Mediaset.
¿Qué marcas son ésas? Las relacionadas con el periódico Mediterráneo’, que se edita en Castellón de la Plana y del que, en 2019, Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, figurba como uno de sus accionistas minoritarios.
Cabecera histórica
Promociones y Ediciones Culturales S.A. –la sociedad asociada al diario- trasladó al tribunal el dato de que el primer ejemplar de esta cabecera “salió a la calle el 14 de junio de 1938, hace 83 años”, y que “la marca lleva funcionando todos los días desde la citada fecha”.
Y añadió, en oposición a las pretensiones de Mediaset: “Este histórico medio de comunicación no sobreviviría si no se hubiese convertido a lo digital y a la producción audiovisual de contenidos y su difusión a través de estos canales, y generando, por tanto, una red de servicios complementarios con idéntica actividad y comercial” a la que realiza la propietaria de Telecinco y Cuatro con Mediterráneo Audiovisual.
La sentencia del Tribunal desestima los argumentos del Abogado del Estado y de la editora de Mediterráneo y defiende que a Mediaset le “asiste el derecho a inscribir la marca (…), en virtud del principio de continuidad registral”, por el cual se permite a la demandante salvar la oposición del derecho anterior de la citada cabecera.
Por tanto, el TSJ anula la resolución de la Oficina de Patentes y Marcas e impone las costas a las partes codemandadas. Contra esta sentencia, es posible un recurso, añade el tribunal.
Una vez tomada esta decisión, Mediaset debería poder inscribir esta marca en el registro, a través de la cual explota los productos de Alea Media, Bulldog TV, El Desmarque, La Fábrica de la Tele, Fénix Media, Mandarina, Supersport, Telecinco Cinema y Unicorn, según figura en la web del holding audiovisual.
Otros pleitos similares
Esta conflicto no es el único que se ha registrado entre empresas periodísticas en lo que respecta a la explotación de sus marcas. De hecho, en 2017, El Confidencial presentó una reclamación contra El Confidencial Digital por la exclusividad de la marca.
Un tiempo después, el periódico balear Última Hora tomó una decisión similar después de que Podemos pusiera en marcha el panfleto digital La Última Hora, que posteriormente pasó a denominarse LUH Noticias. La publicación cesó su actividad hace unas semanas.