Corría 2003 cuando 20 televisiones, 50 periódicos y 250 radios de Venezuela se organizaron para denunciar las 300 agresiones que habían sufrido sus profesionales durante ese año. A la cabeza del movimiento se situó Miguel Henrique Otero, del diario El Nacional, quien en una rueda de prensa, a la pregunta de un periodista, afirmó lo siguiente:
“Hay una estrategia del Gobierno para descalificarnos, quitarnos credibilidad y tratar de ponernos en una situación límite. Todos los poderes públicos están secuestrados y los medios de comunicación se han convertido en un blanco intenso. Está tratando de destruirnos, y no destruirnos con la censura tradicional, sino con estos métodos de intimidación y con la descalificación. Y con el tratar de ponernos a nosotros en una situación de eliminar nuestra credibilidad, que afortunadamente la seguimos teniendo en Venezuela”.
Habían pasado 18 años de todo aquello cuando se inauguró el panfleto infame llamado La Última Hora, que se dedica a atacar a los periodistas 'de la cloaca'. Unos meses después de su puesta de largo, Pablo Iglesias subió a la tribuna del Congreso para criticar a los medios de comunicación. Era miércoles 17 de febrero cuando afirmó lo siguiente: "Los poderes mediáticos deciden las agendas, los temas de los que se habla y de los que no se habla (…) Las voces que se oyen en esta cámara las deciden los ciudadanos, con los poderes mediáticos no ocurre necesariamente así".
El populismo se aprovecha para avanzar del fenómeno que definió Zygmunt Bauman en Vida líquida. Las sociedades no entienden a los mártires cuando todo va bien. Nadie apoya a un kamikaze cuando la nevera está llena, las calles son seguras y hay esperanza de mejora. El problema radica en el momento en que todo se tuerce y aparece la escasez. Entonces, los ciudadanos son más permeables a determinados discursos rupturistas, como los de Podemos.
La clave es siempre la misma: quien ofrece la resurrección o la solución de los problemas mundanos, se lleva el gato al agua. Una parte de los ciudadanos, cree a los profetas de la nada.
Destrucción del sistema
Iglesias ataca con tanta vehemencia a la prensa porque pone el contrapeso a su discurso, no porque realmente quiera unos medios de comunicación libres. Porque la izquierda populista que acaudilla no cree en la libertad de expresión. De lo contrario, habría condenado sin vacilación alguna los sabotajes a los mítines durante la campaña electoral catalana. Podemos lo que realmente propugna es imponer su discurso absurdo, lo que implica la distribución constante de propaganda, pero también requiere bombardear constantemente al enemigo, que es quien lo cuestiona. Por eso, Iglesias pidió a 'su Dina' la creación de La Última Hora.
Iglesias ataca con tanta vehemencia a la prensa porque pone el contrapeso a su discurso, no porque realmente quiera unos medios de comunicación libres
Pablo Echenique no defendería a Pablo Hasel si hubiera entrado en la cárcel por cantar sobre alguno de los asuntos que figuran en su agenda. Eso no quita para poder expresar la decepción con quienes critican los evidentes intentos de Podemos de acallar voces, pero han optado por el silencio cómplice ante la condena a prisión de este rapero. Que tiene las luces justas para poder reconocerse delante del espejo y que no tiene ningún interés artístico. Y que es un mermado intelectual. Pero que no debería dormir a la sombra por lo que canta. La izquierda chavista también se aprovecha de eso: de la actitud vacilante en este caso de los mal llamados liberales españoles.
Por cierto, no se escucharon el miércoles por la noche muchos mensajes sobre los riesgos de contagio que implican las manifestaciones -el propio Echenique lo dijo con “los cayetanos”- ni se vio a sindicalistas médicos llorando en las redes sociales. Una sociedad muere cuando los especialistas en verdades selectivas toman el control del debate.
Una sociedad muere cuando los especialistas en verdades selectivas toman el control del debate
Hasel es la coartada para que Podemos mantenga su plan de ruptura con lo establecido en España, en su avance hacia lo que podría definirse como 'democracia bananera'. Que es como se puede definir a cualquier sistema que busque alimento en la ideología ante la dificultad para encontrarlo en el supermercado, dadas las elevadas deudas existentes.
El discurso contra los medios forma parte de su intento de imponer su discurso, algo que no podría hacer si estos tiempos se caracterizaran por la abundancia. El pasado miércoles por la noche, Echenique defendió a los manifestantes violentos y dejó al pie de los caballos a la policía; y eso fue un nuevo intento de transmitir la idea de que el Estado conspira contra los ciudadanos. Como si quien quema un contenedor o lanza un cascote al aire defendiera la necesidad de una sociedad de libres e iguales.
Ante esto, y ante los constantes ataques a los poderes por parte de Podemos, Pedro Sánchez calla, lo que le convierte en cómplice de 'los bárbaros' y deja clara su ausencia de escrúpulos.
Convendría no confundir al personal cuando Podemos habla de libertad de expresión: ellos persiguen la hegemonía, no la pluralidad mediática ni el arte sin restricciones. Su concepto de sociedad es ultra y, si logran acallar a quienes lo denuncian, pronto convertirán a España en un país del que habrá que huir.