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Prisa culmina la reforma de su alto mando y neutraliza la oposición de Santander

Fue el pasado 18 de noviembre cuando Blas Herrero lanzó una oferta por el Grupo Prisa que fue rechazada de forma unánime por su Consejo de Administración. Unas semanas después,

  • Sede del Grupo Prisa. -

Fue el pasado 18 de noviembre cuando Blas Herrero lanzó una oferta por el Grupo Prisa que fue rechazada de forma unánime por su Consejo de Administración. Unas semanas después, el 21 de enero, Vivendi anunciaba su entrada en el capital de la compañía española. Entre los dos acontecimientos, sucedió un cambio importante en su organigrama: Javier Monzón fue cesado como presidente.

Eso evidenció una fractura entre Telefónica y Santander, dos grandes empresas españolas que habían mantenido una postura pareja en Prisa durante los últimos años. Estuvieron de acuerdo en la salida de Juan Luis Cebrián y en el ascenso de Monzón en el grupo, de la mano de Ana Botín. Pero esa alianza se rompió tras la oferta de Blas Herrero, dado que en la telco presidida por José María Álvarez-Pallete consideraron que era un síntoma de que el presidente de la compañía no defendía por igual los intereses de todos los accionistas.

La alianza entre Telefónica y el principal accionista de Prisa -Amber Capital- provocó la caída de Monzón en la Junta Extraordinaria de Accionistas; y su posterior 'entente' con Vivendi, el nombramiento como presidente de Joseph Oughourlian (Amber). A esto último se opusieron los Polanco (7,6% del capital) y se quedaron solos en el Consejo.

Durante dos años, Santander controló esta empresa, pero la 'revolución' que la nueva mayoría accionarial ha realizado en el organigrama del grupo durante los últimos meses ha provocado que la entidad bancaria presidida por Botín se quede sin influencia en el Consejo de Prisa. Porque de los Polanco tampoco se espera que ejerzan de contrapoder en un órgano en el que no cuentan con aliados, explican a Vozpópuli fuentes internas.

Reforma en profundidad

El alto mando de la dueña de El País y la Cadena SER se ha reunido este martes para abordar un tema menor, como es el orden del día de la Junta de Accionistas, cuya fecha se hará pública oficialmente este miércoles. Según adelantó El Confidencial, en la reunión se propondrá la ratificación de Carmen Fenández de Alarcón -Havas España- como consejera, a propuesta de Vivendi.

Será la última incorporación al Consejo tras la de Carlos Núñez, quien el pasado lunes tomó posesión de su puesto de director de operaciones de los medios de comunicación de Prisa y quien tendrá poderes ejecutivos junto con Manuel Mirat (Santillana) y Oughourlian. Tras su fichaje, se da por seguro el cese de algunos responsables de medios de Prisa, como el de Daniel Gavela en la Cadena SER.

De momento, han abandonado sus puestos como consejeros delegados Pedro García Guillén y Alejandro Martínez y dejarán Prisa. Por su parte, Augusto Delkáder ha dejado de ejercer de director editorial del grupo.

Antes que Núñez, se designó a Rosauro Varo como consejero -primero- y vicepresidente -después-; y se fichó a Javier Santiso y Pepita Marín para el órgano de gobierno de la empresa. El pasado marzo, se anunció la incorporación de Miguel Barroso.

El hecho de que el exsecretario de Estado de Comunicación con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fuera designado como consejero dominical, en representación de Amber Capital, generó suspicacias entre la oposición política española acerca de la posible cercanía entre el fondo de inversión y Moncloa.

Desde esta empresa negaron tal nexo político y reiteraron que su intención es la de maximizar la inversión realizada en Prisa, que supera los 300 millones de euros. Sea como sea, lo cierto es que Oughourlian batalló desde 2017 por el control del grupo; que a finales de 2020 lo consiguió y que durante este inicio de 2021 lo ha afianzado.

Los proyectos de Prisa

Con un Consejo con las voces críticas apagadas -aunque siempre asediado por los intereses políticos y empresariales que sobrevuelan Prisa-, la compañía avanzará supuestamente en los próximos meses en su proyecto de división de su negocio en dos mitades: una, con Santillana; y otra, con sus medios de comunicación. Siempre, teniendo en cuenta que su deuda -de 660 millones de euros- es un condicionante para cualquier operación.

Durante este proceso, deberá negociar con el grupo Godó (con uno de cada cinco acciones de Prisa Radio) sobre la posición que tendrá en esta última empresa, que se llamará Prisa Media y que estará gestionada de forma independiente a Santillana.

Fuentes cercanas al grupo catalán apuntan a la posibilidad de que el dueño de La Vanguardia negocie la posibilidad de adquirir un paquete accionarial más amplio del que dispone, pero apuntan a que, de momento, es sólo una posibilidad.

En paralelo a estos planes, desde la cúpula de Prisa se observa a los fondos para el rescate de las economías europeas como una posibilidad para financiar sus proyectos y obtener liquidez.

Todos estos proyectos de futuro no han terminado de convencer a los inversores, dado que la compañía cotiza a 0,91 euros en la Bolsa de Madrid, es decir, bastante por debajo del nivel previo a la llegada de la covid-19 a Europa (1,30 euros).

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