El acuerdo del grupo de comunicación Prisa con Telefónica y los bancos acreedores para la entrada en su capital por 434 millones es una huida hacia adelante en toda regla que supondrá que la banca tome el control de la compañía y que la 'teleco' se haga con el negocio de Canal +, según señalan varias voces del sector que destacan que con casi un 24% la banca (Caixa, Banco Santander y HSBC) se convertirá en el primer accionista del grupo (cerca del 24%). Telefónica obtendrá una participación cercana al 7%.
Pero a Prisa no le ha quedado más remedio. Se encontraba en un callejón sin salida. Acumula hasta la fecha en torno a 3.400 millones de euros de deuda. A finales de año llegó a un acuerdo con los bancos para refinanciar el préstamo sindicado de 2007, el cual se transformó en un préstamo con vencimiento el 19 de marzo de 2014. Un balón de oxígeno temporal, pero los intereses hay que seguir pagándolos mensualmente. La actual operación, en este sentido, ha servido para ganar tiempo y aplacar los intereses durante un período todavía por determinar, pero no soluciona el problema de raíz. Tarde o temprano se quedará sin la posibilidad de cambiar deuda por activos. No obstante, para entonces el problema podría dejar de ser responsabilidad del actual consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, ya que su compromiso de permanencia con el que obtiene un suculento bonus llega hasta 2013.
El montante fundamental de la recapitalización en marcha pesa sobre las entidades financieras. 334 millones de euros sindicados frente a los 100 de Telefónica. Todavía queda esperar a que en la Junta General de Accionistas de Prisa se dé el visto bueno, pero todo hace indicar que no habrá problemas. El cerebro y mediador de la operación ha sido el adjunto al consejero delegado y director financiero de Prisa Fernando Abril-Martorell, ex de Telefónica y de Credit Suisse. Ha sido el encargado de negociar con los banqueros la maniobra y ha pilotado de la mano de Cebrián la actual reestructuración a la que se enfrenta la compañía cotizada.
Varios analistas del mercado, entre los que están los de Bankinter y Banco Sabadell, consideran positiva la medida llevada a cabo teniendo en cuenta la coyuntura económica, ya que reduce en torno al 12% la deuda financiera del grupo. Destacan, desde el punto de vista negativo, que ha supuesto una medida dilutiva para el inversor actual, ya que se incrementaría el número de acciones en 651 millones. Entre otros ha afectado a la familia Polanco, herederos del fundador de la compañía, que dejarán de ser los principales accioncitas.
A los dos años los bonos se convertirán en acciones ordinarias
Según explicó Prisa la emisión de bonos estará sujeta a la autorización del canje de créditos prevista en el acuerdo por parte de los acreedores financieros de Prisa, la aprobación de los acuerdos por las Juntas de Accionistas tanto de Prisa como de Telefónica y los bancos acreedores, en caso de ser necesario, y el cumplimiento de todas y cada una de las condiciones para la suscripción íntegra del total de emisión, informa Europa Press.
Los bonos devengarán a un interés mensual desde su emisión por referencia a su importe nominal y pagadero en efectivo al vencimiento de cada año que será de Euribor más 415 puntos básicos, que se corresponde con el tipo de interés aplicable bajo el contrato de préstamo subordinado suscrito entre la sociedad y HSBC con fecha 20 de diciembre de 2007, según ha informado el grupo.
Los bonos tendrán una duración de dos años. Llegada la fecha de vencimiento final, los bonos que no se hubieran convertido con anterioridad se convertirán necesariamente en acciones ordinarias.