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Quim Gutiérrez: "Los críticos en Francia no tienen la saña de aquí"

El atractivo actor Quim Gutiérrez (Los últimos días, La Gran Familia Española, ¿Quién mató a Bambi?, Tres bodas de más) debutó en el cine con AzulOscuroCasiNegro y fue galardonado con un Goya a mejor actor revelación en 2006. Ahora hace su primera incursión en el cine francés. Conversamos con él sobre su último trabajo, pero también sobre lo divino y lo humano.

Comparte cartel con dos estrellas del cine galo, Emmanuelle Beart y Julie Depardieu, en Los ojos amarillos de los cocodrilos de Cécile Telerman, adaptación del best seller de Katherine Pancol. En la ficción es Luca, un estudiante de literatura, interesante y misterioso, que se pasa el día en la biblioteca y se convierte en el joven amante de Joséphine (Julie Depardieu), cuando ella atraviesa el momento más difícil de su vida. Quim Gutiérrez comparte sus impresiones de rodaje y reflexiones personales durante la entrevista concedida a Marabilias en el Hotel Santo Mauro de Madrid, lugar elegido para la presentación su nueva película.

Acerca de su personaje, nos cuenta que “es un tío bastante inquietante, a ratos es simpático y sonriente pero a veces es muy hermético, seco, un poco esquivo”, y prosigue: “Lo que me interesaba del personaje era esta ambivalencia, estas intenciones poco claras que manifiesta Luca todo el rato. El reto para mí era que a pesar de esa máscara -digamos extraña, misteriosa- conseguir que no fuera antipático y se pudiera entender que esa chica (Joséphine) sienta cierta atracción hacia Luca.

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El papel que interpreta Quim requería un dominio del francés, un idioma en el que se defiende, aunque con su deje español: “Acerca del acento, es un personaje que ellos llaman ‘latin’, con acento latino. A ellos les da igual que sea español o italiano, pero tenía que hablar bien”. En este sentido, afirma que “a los franceses les resulta gracioso y atractivo el acento”.

Su personaje es una musa

Su personaje como tal es una musa, una figura muy femenina, que inspira a Joséphine, la protagonista de la película. “Me parece muy bien este tipo de inversión de roles, sobre todo cuando están a favor de la historia que cuentan. (…) El público del libro era manifiestamente femenino y creo que el público potencial de la película es ese también”.

Entonces, para que nos quede claro, después de haber realizado este trabajo, inspirado en un best seller escrito por una mujer, una película dirigida por una mujer ¿Entiendes más y mejor a las mujeres? “¡Madre mía!” exclama riéndose, y después de una breve pausa declara: “No creo que mi incomprensión hacia las mujeres -sea mayor o menor- tenga que ver con la lectura del libro o guión de la peli” y prosigue comentando que lo que ha aprendido es tributo principalmente de su entorno familiar, de la educación recibida por unos padres muy concienzudos, sin tener ningún tipo de perjuicios.

El actor, con total sinceridad y derrochando simpatía, nos explica también cuál es la relación que puede existir entre su profesión de actor y el ego: “Hay que cuidarlo y abrazarlo mucho”, sostiene. “Es necesaria una cantidad de ego enorme para poder ponerte delante de gente y contar cosas”, añade.

Respecto a la infidelidad, un tema presente en la película y que afecta al personaje de Joséphine, el actor tiene claro que lo importante es que tu pareja te aporte lo necesario: “Me da la sensación de que cuando uno se queda descuidado, como lo hace el personaje de Joséphine, está expuesto a dejar por alto muchas cosas y lo primero es la autoestima. Si tu pareja no te da lo que tú necesitas, tienes que darte cuenta”.

En este sentido, añade: “Si tú estás bien, te das cuenta de cuando las cosas compensan o no. Uno tiene que estar centrado para saber como está en cada momento, para que todas las cosas funcionen, no permitir que te pisoteen en el trabajo, educar a tus hijos correctamente, tener la fortaleza de pelear con ellos por las cosas que quieres y con tu pareja, igual. Estar centrado es necesario”.

“En Francia hay una relación tremendamente normalizada del estado con la industria del cine”

Quim -que es el actor fetiche de Raúl Sánchez Arévalo- nos habla también de la diferencia entre rodar con Cécile Telerman y con Sánchez Arévalo: “La diferencia básica es que con Dani la relación de amistad que tenemos es bastante difícil reproducirla, lo cual le da mucho crédito a Dani para pedirme lo que quiera” -dice con tono admirativo y cómplice hacia el director-. Acerca de nuestro cine, incide: “Tenemos poco que envidiar porque aquí trabajamos mucho (…) nos lo curramos bastante”. En este sentido, recuerda que al llegar a Francia “se sorprendieron un poco de que yo hiciera tantas preguntas, que llevara tanto curro previo hecho”. El actor se sintió muy apoyado por la directora y el trabajo con Cécile fue muy satisfactorio, a pesar de tener poco tiempo de ensayo. “Cécile me permitía preguntarle muchas cosas, hablábamos mucho, me dio mucha seguridad para sentirme con el máximo aplomo posible sabiendo que no hablaba en mi lengua”.

Más allá de las diferencias entre trabajar con ambos directores, existen diferencias inherentes entre el cine en Francia y España. A Quim le sorprende y admira la vinculación que mantiene el estado francés con su cine, una “relación tremendamente normalizada del estado con la industria del cine y a posteriori el resultado, como la industria se relaciona con el público o como el público se relaciona con la industria y los productos de ésta”. Incide en que “llevan mucho tiempo y hay mucho amor de unos hacia otros”. Por otra parte, nadie pone en duda que se subvencione el cine francés con cantidades muy notables. Existen críticas, pocas, pero cuando las hay “no se hacen con esa especie de saña que hay aquí”, puntualiza, “al final es una cuestión de aprecio cultural”.

Pronto presentará su último trabajo en el extranjero, esta vez en inglés y español, proyecto del hijo de Ken Loach, rodado en Australia con elenco español en el que se encuentra Carmen Maura. Quim no confirma futuros proyectos internacionales ni  se adentra en concretar cuáles fueron los consejos que le prodigó la que fuera actriz fetiche de Pedro Almodóvar, que vive entre Madrid y París. No obstante, bromeó sobre el hecho de ser muy curioso y ‘preguntón’: “Cuando te encuentras con gente con carreras tan dilatadas y espectaculares está bien aprender todo lo que puedas y a Carmen Maura le pregunté hasta el número de las zapatillas”, y subraya con gran admiración hacia la actriz: “tuvimos una relación muy entrañable en Australia”.

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