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Cinco razones por las que Donald Trump aún quiere ser presidente

Donald Trump nació en Queens y debió tener muy claro desde pequeño que quería ser millonario. Continuó la senda que ya inició su padre como promotor inmobiliario pero enseguida le llamó la atención el negocio de los casinos. Lo tuvo claro y, con los cimientos bien firmes, construyó su primer imperio: la Trump Organization, su compañía especializada en operar casinos. Ahora ha anunciado su candidatura, pero no para de meter la pata en mil y un asuntos. ¿Cuáles son los motivos que le llevan a seguir queriendo presentarse para ser el próximo inquilino de la Casa Blanca?

  • El magnate Donald Trump quiere ser presidente de Estados Unidos (Gtres).

Seguir la senda de su padre

Fred Trump era un self made man. Se quedó huérfano  cuando tenía un año y tuvo que aprender a lidiar la vida por sí mismo. Comenzó como obrero de la construcción; luego creó su propia contrata hasta que fundó la primera Trump Organization, su firma inmobiliaria. Se dedicó a construir viviendas para la clase media en Queens, Broklyn y Staten Island. Todos estos conocimientos sobre el negocio de la construcción y bienes raíces se los inculcó a su hijo Donald.

Disciplina

Sus estudios de secundaria los realizó en una escuela militar porque su padre vio que lo que necesitaba Donald era disciplina. Se graduó con honores y desfiló por la Quinta Avenida, que debió visualizar como parte de su imperio porque hot es casi toda suya.

Formación

Estudió  en varias universidades (Fordham y Pennsylvania) y realizó un MBA en la Wharton Business School, todos con menciones honoríficas. De ahí le nacerían sus grades ideas. La primera, con 28 años, fue la de adquirir un Hotel pegado a la Grand Central Station de Nueva York y reflotarlo mediante préstamos y exenciones fiscales. Su padre le hizo caso y lo convirtieron en uno de los mejores hoteles de la Gran Manzana.

Ambición

Con los éxitos en el bolsillo se lanzó de lleno al ataque del mercado inmobiliario y tuvo su visión más acertada: la Trump Tower, cuya decoración interior la desarrolló enteramente su mujer, Ivana (cuyo divorcio le costaría después, más de 25 millones de dólares). 

La Trump Tower es una referencia obligada en Nueva York y el edificio más famoso de la Trump Organization. De ahí saltó a los casinos con la filial Trump Entertainment Resort en Atlantic City (New Jersey). Ivana también se ocupó personalmente del Trump Castle. Con la inyección financiera de los casinos, se decidieron por el sector turístico de alto standing en México (Baja California, Vallarta, Monterey...). De ahí, a la edificación de más complejos hotel/casinos en Atlantic City: el Trump Plaza y el Taj Mahal, la “joya de la corona del imperio Trump”, según el mismo Donald.

Su yate ‘Trump Princess’ era, en aquellos años, uno de los más grandes del mundo; invirtió en American Airlines y en Eastern Air Lines, esta última rebautizándola como Trump Airlines. Vivía con Ivana en los 3 últimos pisos de la Trump Tower; su mansión de Florida superaba los 7 millones de dólares y la de Connectitut más de 47. Poseía un Boing 727 y 6 helicópteros y en los 90 ocupó el puesto 19 de Forbes en la lista de grandes fortunas. Incluso  compró el Hotel Plaza de Nueva York e Ivana lo reflotó como era su costumbre. En los 90 la crisis le golpeó y su infidelidad le costó el divorcio (además de los 25 millones, le cedió la mansión de Conneticut y una pensión de 600.000 dólares anuales, además de la custodia de sus hijos). Se inició su caída.

Influencia

Su libro Trump o el arte de vender se colocó en poco tiempo como el uno de los más vendidos de los años 80 en EE.UU. Y ahí fue cuando inició su incursión en la política, de la que se había mantenido al margen. Comenzó a comprar espacios en los principales periódicos publicando cartas abiertas donde daba su opinión sobre política exterior

Después de su caída y de otro divorcio más, Trump renació, escribió otro libro El arte de volver y se dió en alma y cuerpo a los medios de comunicación y sobre todo, a la televisión. Fue presentador, narrador, juez y productor ejecutivo de The Apprentice (El Aprendiz) durante las 3 primeras temporadas, una reality show muy popular en EE.UU. 

Pero hace tan solo un mes ha decidido lanzarse de lleno a la carrera presidencial. Sus luchas están claras: guerra al poder económico creciente del gigante amarillo (China) y guerra a los que se cuelan por la parte de atrás para quitar trabajo a los norteamericanos (los inmigrantes mexicanos). Esta última le ha granjeado muchas críticas y deserciones.

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