Belén Esteban ha hecho del sufrimiento su modo de vida. La colaboradora más rentable de Mediaset interesa cuando sufre, cuando llora, cuando se desgarra emocionalmente en prime time. La 'princesa del pueblo' se ha autoproclamado como la voz de la sociedad, pese a que nadie se lo ha pedido. Cree ser el espejo en el que se miran todas aquellas mujeres que han tenido que criar a sus hijos en soledad -pero sin el sueldo más que importante que da la televisión-, que han sufrido por amor -pero sin haberle sacado partido económico- y que son capaces de todo con tal de garantizar el bienestar de su familia. La única 'madre coraje' de España. La única que por su hija mata. O eso cree ella.
La de San Blas lleva quince años contando su historia, sus dramas cotidianos que han terminado siendo también nuestros dramas. Sabemos de memoria cómo la echaron de Ambiciones, cómo la ningunearon, cómo el torero rehizo su vida, cómo la dejaron sola, cómo tuvo que salir a delante, cómo se levantó, cómo cayó y cómo volvió a resurgir de sus cenizas. Lo sabemos todo y, aun así, continuamos sin saber nada.
Belén Esteban es experta en dejarnos pegados al sillón pese a no contar nada. Controla el medio como nadie, sabe instintivamente lo que tiene que decir y cuándo decirlo. Es un don que la ha convertido en un animal televisivo, en el personaje más odiado y también en el más querido. Un don que también es su cruz.
Encontrarnos a una Belén Esteban contenta y relajada durante los últimos meses había hecho presagiar el fin del personaje. ¿Dónde está la colaboradora irascible que se comparaba con Bin Laden? A España le gusta mucho un lloro y Belén ha conseguido los mejores. Sus 'belenazos' han hecho historia de la televisión y parecía que no iban a volver a producirse. Pero cual ave fénix, la de San Blas siempre encuentra una nueva excusa para sufrir. Ni siquiera su victoria en GH VIP fue pacífica -nada que ver con el clamor popular que encontró Rosa Benito a la salida de Supervivientes-. Y por si le faltaba algo, su novio, el nuevo amor de su vida, le ha sido infiel. En cuando saltó la noticia, en Telecinco empezaron a echar escaletas por la ventana. Belén volvía y lo hacía destrozada.
Los momentazos de Belén
La nueva reaparición de la 'princesa del pueblo' se une a una larga lista de momentos míticos que han llevado a Belén Esteban a ser el mejor reclamo para la audiencia. 'Belenazos' tan sonados como estos:
La vuelta de los infiernos
La más reciente de las apariciones de Belén Esteban ocurrió hace pocos meses. Con muchos quilos más y visiblemente contenta, la colaboradora volvía a Mediaset dispuesta a iniciar una nueva etapa. Sin demasiado acierto, trató de sincerarse sobre lo que decidió llamar 'su mala época', llegando a mostrarle a Jorge Javier Vázquez unos análisis que acreditaba su buen estado de salud. Se acallaban así los rumores que corrían acerca del problema de adicciones de la colaboradora y que ésta siempre había negado. La 'nueva Belén' prometía muchos momentos buenos, muchas risas y un comportamiento mucho más calmado en plató, y lo consiguió. A cambio, sus historias dejaron de interesar. Ya no había drama, ni lágrimas, ni nada. ¿A quién le interesa una Belén Esteban feliz? Menos mal que llegó GH VIP dispuesto a convertirla, de nuevo, en una víctima sufridora.
El regreso frustrado
Las vacaciones en Sálvame siempre se han aprovechado muy bien. Cuando cualquiera de los colaboradores habituales decide tomarse un descanso, los guionistas preparan una vuelta por todo lo alto -al fin y al cabo, son las estrellas del programa-. Belén había desaparecido del programa durante unos meses, agotada y considerablemente alterada por su matrimonio con Fran Álvarez, pero ya se encontraba con fuerzas para volver. O así se nos vendió. La de San Blas llegó al plató hecha una furia. Arremetió contra todo el mundo, criticó todo y acabó linchando públicamente a Lydia Lozano. Aseguró que iba a dejar la televisión, se arrancó el micrófono y desapareció. El público enmudeció en su casa y la cadena corrió un tupido velo sobre el incidente. De repente, ya nadie hablaba de Belén, nadie la seguía, nadie le hacía fotografías. La audiencia perdió a su 'princesa', y casi ni se notó. El programa continuaba funcionando sin Belén.
La expectativa de la nueva cara
Sin duda, el mayor 'belenazo' de la historia fue la reaparición tras haberse sometido a una operación integral de la cara. El aspecto físico de Belén había desmejorado mucho con los años -ahora ya sabemos el motivo- y la colaboradora decidió pasar por quirófano para arreglarse entera. Hizo un primer posado para una revista y apareció en el Deluxe con su nueva cara. En España no debía quedar nadie por la calle. Belén entró en plató con un vestido negro y una cara que no era la suya. A todo el mundo le encantó. La colaboradora regresaba, de nuevo, al sufrimiento. Primero por los insultos que recibía, segundo por la mala primera operación de su nariz y tercer por el riesgo de haber ingresado en un hospital. Todo en la vida de la de San Blas es motivo de lloro.
El desnudo en 'Interviú'
Por mucho que nos resulte imposible pensarlo, Belén Esteban se ha desnudado tres veces para Interviú y las tres han sido un éxito de ventas. La colaboradora se arriesgaba más que nadie y decidía aparecer sin nada encima -muy lejos del recato del que hizo gala Terelu tiempo después. Tanto los admiradores como, sobre todo, los 'haters' corrieron al quiosco a analizar el retoque de la colaboradora, criticar las fotografías y cuestionar la necesidad de tanto desnudo. La princesa del pueblo reconocía su lado más sensual y se mostraba orgullosa ante la aceptación de la publicación. No descartamos una nueva incursión en cuanto termine de perder los quilos que ha acumulado por culpa de su 'etapa mala', ya saben.
El drama del vestido de novia
Uno de los grandes 'belenazos' de la historia fue la boda de la colaboradora con Fran Álvarez. Por fin, la de San Blas había encontrado el amor y se atrevía a pasar por el altar, para regocijo de todos los medios dedicados a la crónica social. Pero incluso en los momentos más felices, Belén tiene que centrarse en el sufrimiento. Como si de Pretty Woman se tratase, la colaboradora vio cómo los diseñadores la repudiaban y se negaban a diseñar su vestido de novia. El drama se apoderó de la entonces colaboradora de El programa de AR. Finalmente, tuvo que interceder la propia Ana Rosa para que pudiese acudir vestida a su propia boda. No hay un ejemplo que defina mejor el poder de Belén. ¿Quién no va a solidarizarse con una pobre chica a la que nadie quiere vestir?
Esta noche, de nuevo, Belén hará historia televisiva. La flamante ganadora de GH VIP regresa a su plató para contar el trago más amargo, la infidelidad de su novio mientras estaba en el concurso. La colaboradora llorará, el presentador la abrazará y la audiencia subirá como la espuma. Ese es el show que todos estamos esperando.