Mémesis

Sálvame de (estos) youtubers

La cantera de 'Sálvame' está calentando en Youtube. La adicción a las miserias ajenas tiene ya más visitas en la plataforma que espectadores el programa de Tele5. Miles de jóvenes que consumen las deyecciones de cuatro manipuladores del entretenimiento que empañan otros contenidos de gran calidad. 

El señor Wismichu [6 millones de suscriptores] rompe una botella en la cabeza de un tipo en una fiesta privada porque no le gustaba su opinión sobre Cataluña (lo cuenta medio arrepentido en un vídeo con casi 5 millones de reproducciones). El señor Dalas [5,7 millones de suscriptores] se lo reprocha luego en unos cuantos Tweets:

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...a continuación Wismichu contraataca y saca las miserias machistas y misóginas que abundan en el carrerón audiovisual de Dalas, lo cuenta en otro vídeo con más de 10 millones de visitas. En su descargo hay que decir que no monetiza la publicación pero sí la polémica. Dalas pierde entonces tropocientos mil suscriptores, le borran el canal unas horas por los strikes y reportes, llora en otro vídeo las supuestas mentiras del novio de su ex (7 millones de visitas) para luego publicar otra basura titulada: "Adiós para siempre a las polémicas" (5 millones de visualizaciones).  Y vuelta a empezar. 

Bienvenidos a la YoutubeBasura

Ambos youtubers, maestros del palique, han dejado de crear contenido deficiente basado en el humor zafio y el neomachismo audivisual aderezado con clickbait comercial para convertirse directamente en los protagonistas de sus guiones. Ya no lo petan con las bromas telefónicas que hunden empresas, los trolleos a feministas, o enseñando a ligar a los hombres para luego ponerse el disfraz antimachista. Ahora sus peleas, sus rollos o sus cuitas de telenovela parece que son las protagonistas; exactamente igual que con los Matamoros de Tele 5. El machismo y la telebasura no están desapareciendo con las nuevas generaciones, simplemente han cambiado de formato. 

El machismo y la telebasura no desaparecen, simplemente ha cambiado el formato

Wismichu ha ganado una batalla pero no la guerra. Tampoco creo que le interese. La comunidad se ha puesto de su parte dándose de baja masivamente del canal de Dalas pero solo cuando ha sido un hombre el que ha denunciado sus fechorías sexistas. Muchas mujeres llevan tiempo delatándole sin tanto éxito. Es parte del machismo calcificado en las estructuras sociales más jóvenes. Ese machismo que sigue colocando a los hombres por delante de las mujeres en la creación de contenidos de la plataforma en España. Solo el 10% de los vídeos en España son de mujeres y la mayoría hablan de moda y belleza. Un espejo de los estereotipos del patriarcado. 

Un ejército de millennials está esnifando toda esta mierda como nuestros mayores se engancharon en su día a 'Tómbola' y hoy al 'Sálvame'

Un ejército de millennials está esnifando toda esta mierda como nuestros mayores se engancharon en su día a 'Tómbola' y hoy al 'Sálvame'. El contenido es muy rentable y mueble a millones de suscriptores. Solo los 4 vídeos de este culebrón suman 28 millones de visualizaciones en apenas una semana, como la audiencia de 14 'Sálvames' y 'Deluxes' seguidos. Mañana, seguro, fabricarán otro. La polémica saltó de la plataforma para ser tendencia en Twitter y los medios durante varios días. Centenares de youtubers menos conocidos aprovecharon también el tirón para monetizar su versión sobre el 'affaire' Dalas-Wismichu. Y nadie le esta dando la justa importancia. 

Vídeos relacionados de la polémica Dalas-Wismichu

El verdadero problema es que este espectáculo carroñero audivisual y de entretenimiento rosa está calentando banquillo en Youtube sin más vigilancia que el modo restringido que aplica mediocremente Youtube. La libertad de expresión y diversión es legítima, no así la indiferencia en la tutela. Padres que se desentienden de los contenidos que consumen sus hijos menores de edad y no saben que la bazofia abierta a todos los públicos es ya de proporciones épicas. Menores de edad absorbiendo como esponjas la cultura del 'salseo machista' para convertirse en las próximas estrellas del postureo pambisito.

https://twitter.com/ByunLawliet/status/739715170801455104?ref_src=twsrc%5Etfw

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Los mecanismos de expansión y éxito de esta YoutubeBasura están clavando a los vistos en la tele. El espectador desde su móvil o sofá siente una superioridad moral y se consuela al contemplar las miserias de los influencers. Olvida sus problemas comentando el zoológico youtuber en sus círculos más íntimos para reforzar su autoestima en una vida, probablemente, que no les llena. Allá ellos.

Los youtubers no son todos estúpidos, lo que pasa es que los tontos hacen más ruido

Los youtubers no son todos estúpidos, lo que pasa es que los tontos hacen siempre mucho más ruido, como en la tele o en una manifestación. Zorman, Cremades, AuronPlay, Alvaro Reyes,... hay una decena de ellos señalados incluso por sus propios compañeros que ven como la imagen de la plataforma ante los medios y la sociedad se está derritiendo como un hielo en una sartén. Creadores de contenidos de calidad que como en La2 no pueden competir con los telecincos de turno aunque su material sea mejor y absolutamente necesario. 

La solución no pasa por censurar sino por contraprogramar con contenidos que construyan para que los jóvenes puedan destruir estereotipos con sus propios argumentos. Hacerlos protagonistas de su propia educación

El contenido basura ha existido siempre. Los jóvenes siempre se han revelado contra el policorrectismo adulto o la injerencia en su forma de percibir el mundo y han husmeado en contenidos para mayores. El Interviú, el Papus, Beavis and Butthead,...   la transgresión es una forma de encontrar tu propia madurez aunque sea a base de hostias y nadie puede ni podrá poner puertas a ese campo.

Por eso creo que es un error prohibir o censurar estos contenidos más allá de controlar mejor su acceso a menores, como ya se ha intentado varias veces, lo inteligente es proponer nuevas vías que expliquen cómo hemos llegado hasta aquí. Fomentar la crítica analítica de los jóvenes contraprogramando con contenidos que eduquen y construyan para que ellos puedan destruir estereotipos con sus propios argumentos. Es decir, hacerlos protagonistas de su propia educación. Bombardear este neomachismo audivisual con información alternativa que se infiltre entre su público y acabe por autodestruirlo.

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