Hace más de 60 años, Vigo hizo valer sus ventajas técnicas y geográficas ante Cádiz y Barcelona para acoger una nueva fábrica de automóviles de una conocida marca francesa. Citroën se decantó por la alternativa gallega debido a tres motivos: la existencia de la Zona Franca, un factor clave para la idea inicial de exportar furgonetas 2 CV a Marruecos; por el acceso a un puerto de primer nivel que permitía una conexión rápida con Francia y por la disponibilidad de una mano de obra cualificada, debido a la fuerza de la industria naval y a dos instituciones educativas prestigiosas: la Escuela de Artes y Oficios, abierta en 1886, y la Escuela de Ingeniería Industrial, fundada en 1901. El 10 de abril de 1958 coincidieron la colocación de la primera piedra de lo que es hoy el Centro de Producción de Groupe PSA en Vigo con la producción del primer Citroën AZU con rumbo a Marruecos. Todo lo demás es historia.
Seis décadas dan para mucho, y más si se tiene en cuenta la rápida expansión y desarrollo de la fábrica de Vigo. En estos 60 años, la planta ha crecido, se ha transformado, ha tenido que superar situaciones de crisis y adaptarse a las circunstancias del entorno para sobrevivir con éxito. En este proceso, han ido surgiendo naves, instalaciones y estructuras de todo tipo, mientras que las técnicas de producción han avanzado hacia una mayor eficiencia. Una tendencia que se ha manifestado durante toda la historia de la planta, desde los primeros pasos con los Citroën AZU y 2CV hasta la constante introducción de innovaciones tecnológicas y de métodos industriales que han protagonizado las últimas décadas. La planta de Vigo ha vivido una continua transformación, con momentos de fuerte crecimiento, incluso en el entorno adverso de los 70, y revoluciones tecnológicas que han puesto a prueba su capacidad de adaptación pero que se han saldado con éxitos rotundos, como la robotización de la década de los 80.
En el camino, el Centro de Producción se ha convertido en una de las plantas de Groupe PSA más competitivas en Europa, capaz de asumir proyectos ambiciosos, como el de los vehículos comerciales y polivalentes K9, destinados a marcar un antes y un después en materia de diseño, modularidad, confort, versatilidad y tecnología. Los nuevos Peugeot Rifter y Partner, Citroën Berlingo y Opel Combo causarán sensación próximamente en nuestras calles y carreteras.
La adjudicación de los modelos K9 ha supuesto la puesta en marcha un cuarto turno de trabajo en el Centro de Vigo, constituido por 900 personas, y un tercer equipo, con 225 personas, en Mangualde (Portugal). Además, viene acompañada de toda una revolución tecnológica, con la incorporación de avances como el almacenamiento automático en las líneas de prensas, el control geométrico de calidad por visión artificial, los robots colaborativos (cobots) o el sistema Full Kitting con distribución vía AGV (vehículos autoguiados).
Estos cambios no son más que un anticipo de las innovaciones que irán incorporándose en los próximos años. El Centro de Producción de Vigo está trabajando activamente en la implantación de la “Fábrica 4.0”, una nueva revolución industrial que se basa en conceptos como la inteligencia artificial, el “internet de las cosas”, la realidad aumentada, la explotación del Big Data y una comunicación eficaz y en tiempo real. El objetivo es utilizar estas tecnologías como trampolín para convertirse en una “Fábrica Excelente”, que vela por la salud y la seguridad de sus trabajadores, con productos que satisfacen plenamente a los clientes, que se adapta rápidamente, funciona siguiendo el principio del “justo necesario” y destaca por su respeto al medio ambiente. Todo un reto técnico y económico, que se apoya en las mejores prácticas y la formación constante de los empleados, aspectos en los que Vigo es uno de los grandes referentes en Groupe PSA.