Desde hace una década, los SUV han ido dejando de lado a los todo terrenos, modelo que han sido durante muchos años modelos admirados y deseados que poblaban ciudades y carreteras. Pero poco a poco, han ido dejando paso a un concepto mucho más enfocado al asfalto ofreciendo un mínimo compromiso con el off-road, y son ya muy pocos los verdaderos todo terreno que quedan en el mercado. Afortunadamente, el Rexton es uno de ellos.
Y lo es no sólo por su aspecto y su diseño, sino porque su configuración técnica sigue siendo de concepción clásica, desarrollado sobre un rígido chasis de largueros y travesaños, con tracción total conectable y con las imprescindibles reductoras. Un Rexton que pasa por ser el modelo más vendido de la marca coreana en nuestro país, y que desde que llegó a nuestro mercado en 2002 han sido ya unas 20.000 las unidades que se han comercializado.
Desde sus inicios el Rexton siempre ha destacado por una combinación de comodidad sobre el asfalto con unas buenas habilidades fuera de él. El lujo, eso sí, nunca fue su fuerte, más por diseño y acabados interiores que por equipamiento, aspecto este en el que siempre se ha defendido bien. Pero el interior poco vistoso y atractivo con cierto aire antiguo ha dado paso en esta cuarta generación a un habitáculo muy bien presentado ya, tanto a nivel de diseño como de tacto de cada uno de sus mandos. No está al nivel de las marcas alemanas, pero cumple en este sentido con unos estándares muy altos ya y muy acordes con lo que el cliente paga por él.
Y es que uno de los principales argumentos del Rexton sigue siendo su relación calidad-precio, un modelo que puede competir con clientes de todo terrenos como el veterano Mitsubishi Montero o el más actualizado Toyota Land Cruiser, un perfil de cliente más tradicional que va a moverse con cierta asiduidad fuera del asfalto, pero fuera de verdad, y a un precio claramente por debajo de aquellos.
Como hemos dicho antes, el Rexton es un todo terreno de los de siempre, con un chasis que destaca sobre todo por su elevada rigidez sobre el que se monta un motor diésel ya de desarrollo propio -antes eran de origen Mercedes-Benz- logrando un reparto de pesos muy equilibrado, 50% delante y detrás. Su cuidada carrocería –con una aerodinámica estudiada en el túnel de viento de Pininfarina– es más grande que el modelo anterior y llega hasta los 4,85 metros de longitud, con una notable anchura que casi alcanza los dos metros y 1,82 de altura. Un todo terreno grande de verdad y también pesado como no puede ser de otro modo a tenor de sus dimensiones, y que en su versión más ligera roza las dos toneladas, cifra que supera ampliamente en esta versión de tracción total y muy bien dotada en lo que a equipamiento se refiere.
En esta generación deja de lado el eje rígido en la suspensión trasera que marcaba y mucho el comportamiento del anterior Rexton en carretera y monta ya un más elaborado eje multibrazo, además de contar estas versiones de cambio manual de una mayor altura libre al suelo, casi 23 centímetros frente a los 20 de los automáticos.
Mucho espacio dentro
Si por fuera sin duda el Rexton aporta una estética muy personal, diferente sin duda a los diseños SUV tan estilizados que se ven en los últimos años, por dentro también ofrece mucha personalidad y en general una calidad de acabados que, sin llegar a ser Premium, sí cumple con muy buena nota. Al subirnos a él lo primero que destaca es, precisamente, que hay que subirse a él. Un puesto de conducción más alto que en los SUV y habitual entre los todo terreno de siempre y desde la que divisamos a la perfección todo cuando sucede a nuestro alrededor.
El Rexton se comercializa con versiones de cinco o siete plazas con el mismo tamaño de carrocería, con la diferencia en la capacidad del maletero en función de si disponemos o no de esa tercera fila de asientos. El interior es especialmente amplio en todas las cotas, viajando cinco adultos de forma muy cómoda y desahogada. Como cinco plazas, además de mucho espacio disfrutas de un maletero de amplísima capacidad, con casi 650 litros hasta la bandeja ampliables en gran medida si aprovechamos el mucho espacio libre hasta el techo.
Pero espacio y habitabilidad aparte, que le sitúan sin duda como un referente en el segmento, el verdadero salto adelante que da el Rexton está en la calidad, tanto visual como real, del interior, con plásticos de mucha más calidad que antes y ajustes propios de marcas de gama alta, sin duda por encima de la media entre las mejores marcas generalistas. El salpicadero está presidido por la pantalla de 8 pulgadas que recoge abundante información y que incorpora el sistema de infoentretenimiento que por primera vez en la marca es compatible tanto con Apple CarPlay como con Android Auto.
Bajo ella, se agrupan todos los mandos de climatización para un manejo sencillo y muy intuitivo, separado acertadamente del resto de información y sistemas a los que llegamos a través de la pantalla central. Tras el volante, en el que se agrupan mandos para el manejo del sistema Bluetooth del teléfono y del control de velocidad de crucero, la instrumentación se presenta con dos grandes relojes analógicos a modo tradicional de muy fácil lectura, complementados entre ambos por una pantalla TFT de siete pulgadas, con información sobre el viaje, las asistencias a la conducción o datos multimedia.
Potente diésel
La única opción mecánica disponible es un diésel de 2,2 litros y cuatro cilindros por supuesto con turbo que rinde 181 CV de potencia. Destaca por su elevado par de 400 Nm desde apenas 1.400 rpm, que se refleja luego en una muy agradable respuesta desde muy bajo régimen. Sólo se ve penalizado el agrado de conducción por un tacto del cambio poco refinado que se aprecia más en ciudad que en carretera. De todas formas, no es el Rexton el vehículo más idóneo para el día a día en ciudad, pero quien se haga con uno y vaya a utilizarlo a diario entre el tráfico urbano mejor sin duda el automático.
Otra cosa es en carretera, donde a la hora de viajar el 90% del tiempo te basta la quinta y sexta relación de cambio para disfrutar de un muy buen dinamismo. Suave y silencioso a alta velocidad permite viajar con un muy elevado nivel de confort, con unas suspensiones que acompañan en este sentido con sus tarados bien equilibrados, sobre todo en rápidos trazados. En trazados estrechos y muy virados se vuelve más torpe que cualquiera de los muchos SUV de dimensiones similares, pero en el resto de trazados brilla sin duda a la hora de cubrir largos kilometrajes.
El motor ayuda mucho con su capacidad para mantener cruceros de 140 ó 150 km/h con unos consumos que, si bien en términos absolutos no son bajos, se mueven por encima de los ocho litros y cerca de los nueve cada cien kilómetros, nada exagerados para las dimensiones y las prestaciones del Rexton.
Todo ello con la posibilidad luego de moverte en campo con las máximas garantías, con buenos ángulos off-road, el de ataque y el ventral son de 20 grados, y de 22 grados el de salida, y una capacidad máxima de vadeo es de 30 centímetros. Si además unimos la caja reductora y unas suspensiones que se adaptan a los terrenos más complicados, el resultado es una capacidad en campo difícil de encontrar en un modelo de sus dimensiones. Sube casi por cualquier sitio con una gran facilidad y llegas a lugares a los que sin duda ningún SUV te puede llevar.
FICHA TÉCNICA
VERSIÓN Rexton D22 DTR 4x4 Premium 7 plazas; MOTOR Diesel, 4 cilindros en línea, sobrealimentado; CILINDRADA 2.157 cm3; POTENCIA 181 CV a 4.000 rpm; PAR MÁXIMO 400 Nm entre 1.400 y 2.800 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 185 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 12,0 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 7,8 l/100 km; DIMENSIONES 4.850 / 1.960 / 1.825 mm; NEUMÁTICOS 235 / 70 R 17; PESO EN VACÍO 2.195 kg; MALETERO 641 l; PRECIO 38.200 €