Las cifras de ventas del Fiesta en nuestro mercado no fueron el pasado ejercicio especialmente relevantes. En un segmento dominado con mano de hierro por el Seat Ibiza, modelo como el Corsa, el Clio, el Polo o el 208 han estado relativamente cerca del utilitario español, una lista en la que un modelo casi mítico como es el Ford Fiesta, con 40 años de exitosa vida a sus espaldas, no se encontraba. Pero con el lanzamiento de una nueva generación, la octava ya, este 2017 puede suponer el inicio de la recuperación de un utilitario con muchas aspiraciones de recuperar el protagonismo perdido en los últimos años y lograr en 2018 unos resultados muy por encima de los de estos últimos ejercicios.
Y lo quiere hacer con un modelo que apuesta ahora por una estética mucho más atractiva, un diseño que sobre todo modifica la zaga que, ahora, muestra una mayor contundencia marcando una personalidad mucho más definida. Un diseño mejorado que le aporta al Fiesta ahora un estilo más diferenciado, más dinámico sin duda.
En marcha
Pero al margen de diseño, el nuevo Fiesta avanza sobre todo en materia de comportamiento, a pesar de que mantiene la plataforma de la anterior generación, aunque con notables modificaciones, como una mayor distancia entre ejes, una nueva suspensión trasera más rígida y una mayor anchura de vías, que crecen 30 milímetros delante y 10 detrás. En definitiva, Ford busca mejorar el comportamiento sobre el asfalto, y sin duda lo ha conseguido. Entre curvas se mueve con mayor rapidez y facilidad ahora, con una dirección más precisa y que aporta más confianza. Mayor agilidad y una gestión electrónica más activa sobre las ruedas en momentos de fuertes aceleraciones se dejan sentir en forma de una conducción más satisfactoria a alto ritmo. Y también más agradable a ritmos tranquilos o en ciudad, donde este nuevo Fiesta se siente más confortable en maniobras o simplemente circulando.
Nuevos motores de tres cilindros
Un notable avance en comportamiento que se complementa con una gama de motores basada fundamentalmente en bloques de tres cilindros. En gasolina, el 1.0 EcoBoost sobrealimentado, de inyección directa y distribución variable en versiones llega en versiones de 100, 125 y 140 CV. No faltan desde luego prestaciones elevadas en ellos y, sobre todo, se muestran más interesantes que los diésel. Como opciones más económicas y urbanas, el 1,1 litros atmosférico, con 70 y 85 CV. En diésel, la gama se estructura en torno al 1.5 TDCI tetracilíndrico con potencias de 85 y 120 CV. Motores sobre todo muy progresivos en su respuesta, aunque sin el encanto y el refinamiento de los de gasolina.
Por dentro
Y si cambia por fuera y se siente diferente a sus mandos, también en su interior el nuevo Fiesta deja ver que es un modelo muy evolucionado. Mejores materiales, asientos de gran confort y sujeción o un nuevo salpicadero con una pantalla flotante que puede ser de 6,5 u 8 pulgadas compatible con Android Auto y Car Play y dotada de sistema SYNC3 con manejo por comandos de voz, definen el nuevo interior.Su equipamiento de sistemas de ayuda a la conducción puede ser realmente amplio, con dispositivos como el sistema de reconocimiento de peatones incluso de noche, asistente de aparcamiento con prevención de pequeñas colisiones, de estacionamiento perpendicular, reconocimiento de señales de tráfico, cambio de luces cortas/largas automático, control de crucero adaptativo, limitador de velocidad, aviso de vehículos en ángulo muerto, de abandono de carril… la lista sin duda es extensa y poco se puede llegar a echar en falta.
En cuanto a dimensiones interiores, apenas varían. Se mantiene en la media del segmento y mejora ligeramente en la capacidad del maletero, 303 litros de capacidad en la versión de cinco puertas (13 más que el anterior) y 292 litros en la de tres (apenas 2 litros más).