Europa empuja hacia el coche eléctrico, y lo hace sobre todo con leyes cada vez más exigentes en lo que a niveles de emisiones se refiere que obliga a casi todos los fabricantes a invertir millonarias cifras en el desarrollo de esta todavía incipiente tecnología. Entre los últimos acuerdos políticos que deberán ahora refrendarse tras las elecciones europeas están los anunciados recientemente por el Consejo de la Unión Europea, que plantean exigir a los fabricantes automovilísticos una reducción en las emisiones de CO2 del 37,5% para los coches y del 31% para las furgonetas en 2030 respecto a los valores de 2021.
El propio comisario europeo de Energía y Acción Climática, Miguel Arias Cañete, lo deja claro a este respecto, y no duda en señalar que desde la UE están poniendo al sector automovilístico en la ruta hacia una movilidad limpia y sostenible, obligando en la práctica a los fabricantes a modernizarse a pasos agigantados y adelantarse a un inevitable futuro eléctrico.
Un estudio del Massachusetts Institute of Techology (MIT) realizado a lo largo de cuatro años en EEUU señala que la adopción del vehículo eléctrico reduciría un 60% el consumo de gasolina y ahorraría un 30% de todas las emisiones provocadas por el sector transporte. Y la reducción sería aún mayor si la electricidad generada para cargar los vehículos procediera de energías renovables. Un estudio aplicable sin duda a Europa, que debe buscar la forma de llegar a lograr esa electrificación del sector pero con un peso importante por parte de las renovables.
Algunos países ya han tomado sus propias iniciativas al margen de la normativa comunitaria Así, Francia y Reino Unido anunciaron recientemente que a partir de 2040 se prohibirá la venta de coches con motores de gasolina y diésel, algo que Alemania plantea hacerlo 10 años antes, aunque aún no hay una decisión en firme. Y en Noruega y Países Bajos se han fijado este objetivo para 2025. Muchas capitales europeas, por su parte, prevén ya restricciones a corto y medio plazo para la circulación de coches altamente contaminantes por sus centros urbanos, señalando sobre todo a los motores diésel. Muchas decisiones, controvertidas sin duda en muchos casos, que deberán llevarse a la práctica a partir de las próximas elecciones.
Porque todas estas medidas aún sin confirmar dan una idea de que Europa se toma muy en serio impulsar el coche eléctrico, tanto para poder cumplir con los objetivos contra el cambio climático firmados en el Acuerdo de París como para que la industria europea se mantenga competitiva en el sector del automóvil a nivel mundial, sobre todo cuando desde China la amenaza del coche eléctrico es muy seria. Un mercado que en volumen supera por mucho al europeo y que produce además casi el 70% de las baterías de coches de todo el mundo.
25% de cuota eléctrica
Con el objetivo de promover un mayor uso de los vehículos sostenibles, la Unión Europea ha puesto en marcha una iniciativa para que los fabricantes de coches dispongan en el año 2025 de un 25% de cuota mínima de modelos eléctricos e híbridos entre su flota.
Porque los datos en Europa crecen a buen ritmo y el pasado año se cerró con un total superior a las 200.000 matriculaciones de coches eléctricos, lo que supuso un crecimiento de casi un 50% respecto a 2017. Una cifra que fue de menos a más a lo largo del año y que cerró diciembre con casi un 4% del total de ventas en el continente, siendo la cuota total del año del 2,5%, muy por encima de los datos de España.
Para incentivar la fabricación de coches eléctricos, la Comisión Europea ha fijado una norma que permitirá a los fabricantes que saquen al mercado un mayor número de vehículos eléctricos, exceder hasta en un 5% el límite establecido en cuanto a reducciones de emisiones de CO2 en el resto de sus modelos de combustión. Kilowatios por emisiones en una carrera hacia la descarbonización del sector en la que la UE juega un papel importante y, a la vez que presionan a los fabricantes, éstos también recibirán apoyo para innovación y desarrollo tecnológico de nuevas baterías que proporcionen una mayor autonomía. El ideal, llegar cuanto antes a poder ofrecer hasta mil kilómetros con cada recarga, un reto a día de hoy que parece muy lejano pero que podría marcar el fin de los días de los motores de combustión.
Para ello, los esfuerzos de la UE están siendo intensos y, después de crearse una alianza franco-alemana para desarrollar y fabricar baterías que permitan a los coches europeos moverse con baterías europeas y no chinas, va a impulsar un proyecto coordinado por Austria y con un presupuesto de casi 7 millones de euros cuyo objetivo es desarrollar componentes eléctricos para conseguir recorridos de 1.000 kilómetros en el plazo de dos o tres años.
El ambicioso proyecto 'EVC1000' ha reunido a 10 empresas del sector entre los que destacan Audi y JAC centrando sus esfuerzos en una tecnología que permita introducir motores eléctricos en las ruedas del coche. Cuando finalice el proyecto en 2021 los socios podrán presentar los nuevos componentes integrados en dos modelos 100% eléctricos que desarrollarán Audi y JAC, este ultimo socio de Seat en China.
Pero el reto de la UE es también dotar al territorio europeo de más puntos de recarga gracias a la financiación. La idea consiste en habilitar los parkings públicos, así como las viviendas de nueva construcción, para poder cargar los coches eléctricos con total comodidad y lograr un corredor que permita recorrer Europa de este a oeste y de norte a sur sin carencias en cuanto a electrolineras.