A pocos días para el reinicio del curso, muchas universidades han anunciado que realizarán test rápidos para detectar la covid a alumnos y profesores, una manera de intentar frenar los contagios y poder mantener la actividad. Pero en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) quieren ir un paso más allá y establecer un sistema de detección temprana que se pueda mantener durante todo el curso y que permita que la actividad pueda continuar durante la pandemia. El proyecto, que han bautizado como CovidLot, consistirá en recoger muestras de saliva semanalmente a profesores, estudiantes y personal de la universidad y analizarlas en lotes de diez para detectar de forma temprana la presencia de la enfermedad.
“Estamos montando un sistema de ‘screening’ semanal de todo el mundo”, explica a Vozpópuli José Manuel Bautista, biólogo molecular de la UCM. “Se trata de disponer de un sensor para que de repente no tengamos 9000 casos en la universidad y haya que cerrarla; queremos mantener la presencialidad”. Bautista encabeza el grupo de investigadores de la UCM que durante los meses de marzo y abril organizaron los recursos de la universidad para realizar más de 25.000 PCRs en unas 200 residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid. Durante el verano, y ante las peticiones de ayuda que recibieron de otros centros educativos para poner en marcha de algún sistema de detección, estudiaron cómo organizar sus recursos y contribuir a un retorno seguro de las clases.
Se ha completado con éxito la primera prueba de concepto, inspirada en el método desarrollado por Yale para la NBA
“Dándole vueltas se nos ocurrido hacer la determinación en saliva, en vez de con hisopos, que requiere más presencia de profesionales sanitarios”, explica Jesús Pérez Gil, decano de la Facultad de Biológicas de la UCM que ha coordinado los esfuerzos y la organización logística de la operación. A partir de ahí, contactaron con sus colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que están poniendo en marcha un sistema parecido y diseñaron los protocolos. Hace unos días el equipo de Bautista completó con éxito la primera prueba de concepto - inspirada en el método desarrollado por la Universidad de Yale para la NBA - y ahora están a la espera de recibir muestras de pacientes de varios hospitales de Madrid para validar el sistema y determinar el umbral de sensibilidad.
Una operación por fases
Teniendo en cuenta que la UCM cuenta con más de 60.000 personas entre personal y estudiantes, la puesta en marcha del sistema tendrá que ser por fases y no se completará hasta dentro de varios meses. “El curso empieza a principios de octubre”, explica Bautista. “En la Fase 1 tendremos 15.000 personas monitorizadas semanalmente, luego 30.000, y en la Fase 3 ya 60.000”. El primer lugar donde se pondrá en marcha será la Facultad de Biología, donde están los laboratorios en los que se realizarán las PCRs de las muestras de saliva, que además deben seguir manteniendo su actividad habitual. “Calculamos que con la infraestructura que tenemos tendríamos capacidad de analizar 15.000 muestras a la semana, es decir, analizar 1500 lotes”, explica Pérez Gil. “Luego extenderemos a todas las demás facultades por lo menos en una parte e iremos escalando. Se pueden establecer prioridades, porque las facultades tienen diferentes grados de presencialidad”, apunta.
"Tenemos capacidad de analizar 15.000 muestras a la semana y luego lo extenderemos a otras facultades"
Las muestras se tomarán en “pools” de diez en diez, de modo que cuando haya un positivo en uno de los grupos se pueda afinar con nuevas pruebas y aislar a las personas que porten carga viral infectiva. Como la Universidad compatibilizará la actividad presencial y la telemática, la situación será más sencilla de gestionar, en principio, que en colegios e institutos, donde se podrían exportar los protocolos en el futuro si el modelo tiene éxito. “El objetivo es tener una detección muy temprana”, aclara Bautista. “Lo que hacemos es más un control epidemiológico, no es un control clínico”. Y las conclusiones que saquen pueden ser útiles para conocer el estado general de los contagios, dado que los alumnos y el personal proceden de toda la región.
Una apuesta a largo plazo
Respecto a la posibilidad de que la situación epidemiológica haya empeorado tanto en Madrid que para cuando esté listo el sistema se hayan suspendido las clases, el rector de la facultad de Biológicas insiste en que el protocolo seguirá siendo útil, puesto que la situación se prolongará en el tiempo. “Es muy posible que lleguemos al cese de actividad por culpa de la extensión de los contagios”, admite Pérez Gil, “pero la pregunta es: ¿cómo salimos después de ahí? Para cuando queramos ponernos en marcha, necesitaremos muy pronto un medio de monitorizar qué pasa. El sistema va a servir en cualquier caso para salir de la segunda ola y las que vengan”, asegura.
"Las universidades íbamos a recibir una apoyo económico para temas sanitarios, no se ha visto un euro”
A los rectores les preocupa, además, que las administraciones no hayan aportado las ayudas económicas prometidas para afrontar este tipo de gastos para evitar los contagios. “Se supone que las universidades íbamos a recibir una apoyo económico de la CAM y la UE de fondos específicamente dirigidos para temas sanitarios, no se ha visto un euro todavía”, se queja Pérez Gil. Por el momento la Universidad sufragará los gastos temporalmente con fondos propios, ya que es una apuesta para demostrar su autonomía y la existencia de miles de profesionales de alto nivel que muchas veces se han sentido infrautilizados. Y una manera de demostrar que la Universidad puede ayudar a generar conocimiento y protocolos que nos ayuden a salir de la pandemia.