España funciona así y, a quien no le guste, que se vaya. Aquí lo habitual es lo del alcalde socialista de Bayona, que a siete semanas de las elecciones ha pagado una comida a 720 ancianos con la excusa de poner en valor su papel en la sociedad. Lejos de guardar un prudente silencio al respecto, tiró de hipocresía y afirmó: “Si alguien merecía este día eran las personas mayores de Bayona, que nos han dado un ejemplo a todos con su comportamiento”.
Aquí las cosas se hacen así y quien manda tiene derecho a gastar el dinero de la caja como mejor le venga. ¿Quién le va a pedir explicaciones? ¿Los invitados al banquete? ¿La floja oposición? ¿Los periodistas? ¿Los finos analistas que confunden una y otra vez las bengalas con las luces de la costa? La experiencia demuestra que no existen los contrapesos necesarios en el sistema para frenar este tipo de tropelías, así que, si usted forma parte de un grupo interesante desde el punto de vista demoscópico (sea un anciano o una pastora evangelista), siéntese a esperar a que político oportunista le pague el almuerzo.
Este fenómeno se reproduce a la perfección en Radiotelevisión Española y, por supuesto, no es nuevo. Sin ir más lejos, José Antonio Sánchez, al que nombró el Partido Popular, tardó pocas semanas en reclutar para la empresa a Ernesto Sáenz de Buruaga y a Bertín Osborne tras su designación. De paso, ideó para La 2 un ciclo de cine en español que no le vino nada mal a Enrique Cerezo y a José Frade. Casualidad, claro.
El caso más llamativo en los últimos tiempos ha sido el de Julia Otero. Su programa -Días de tele- comenzó a gestarse cuando José Manuel Pérez Tornero estaba al frente de RTVE y se aprobó cuando Elena Sánchez ya había sido nombrada presidenta provisional. Lo realiza LACOproductora, que es una empresa fundada por José Miguel Contreras. Es decir, el mismo a quien José Luis Rodíguez Zapatero concedió una licencia para lanzar LaSexta -junto a sus socios- y quien comparte ahora negocio audiovisual con Prisa, un grupo, por cierto, al que asesora desde que se ganó la confianza de su máximo accionista y comandante, Joseph Oughourlian.
"Clientelismo" y "amiguismo"
La cercanía de Contreras al PSOE no es nueva ni disimulada. Podría decirse que comenzó cuando asesoró a Felipe González en los debates que le enfrentaron a José María Aznar en 1993. Con Rodríguez Zapatero, el nexo se tradujo en la concesión de LaSexta, de la que Juan Luis Cebrián afirmó que era un ejercicio de “clientelismo” y “amiguismo”.
Quince años después de aquello, ZP acudió de invitado al programa de Julia Otero en TVE. Lo vieron 677.000 ciudadanos. Dicho 'episodio' costó 423.000 euros.
El contrato de Días de tele -como adelantó Vozpópuli en primicia- ascendía a 5,5 millones de euros y contemplaba la entrega a RTVE de 13 programas. Su audiencia media ha sido del 8% y de 757.000 espectadores, muy inferior a la de la cadena. En éstas, Contreras se descolgó con un artículo en el que advertía de las dificultades existentes para medir la audiencia y la influencia en estos tiempos, en los que muchos españoles consumen contenidos audiovisuales en las redes sociales.
Queda claro que este magacín televisivo ha tenido más impacto en las cuentas de LACOproductora (Prisa y Contreras) que en la sociedad española. Y queda claro que el objetivo que perseguían los contratantes y los contratados se ha cumplido. Es el de siempre. El de toda la vida. El que se buscará de nuevo, en el futuro, esté quien esté en el Palacio de La Moncloa.
Tiempos nuevos, tiempos salvajes
La televisión pública ha dejado de ser un arma potente desde el punto de vista informativo. Su audiencia es baja y la oferta de contenido audiovisual es cada vez mayor. Una persona de su Comité Intercentros incidía recientemente en que, hace unos años, los sindicatos de la casa eran citados en Moncloa de forma periódica para despachar. Esos encuentros ya no son frecuentes. Los telediarios ya no son tan relevantes y ya no es necesaria la diplomacia con los trabajadores.
Eso no quita para que los cientos de millones de euros que se gasta la casa en productoras resulten apetitosos para las productoras audiovisuales. Entre ellas, las que están más identificadas 'con los unos' y 'con los otros'. ¿A cuánto asciende el pastel que se reparte? Cualquiera puede hacerse una idea sobre el dulzor de la tarta al comprobar el presupuesto de las grandes apuestas de la programación de TVE.
Masterchef Senior costará este año 8,5 millones de euros. Su edición navideña, 4 millones; y la Celebrity, 7. Su productora es Shine Iberia, que facturará 7,8 millones de euros por el concurso Cover Night, que el jueves por la noche atrajo tan sólo al 5,8% de la audiencia.
El Cazador -un éxito- requerirá una inversión de 10,3 millones y La promesa -que también ha obtenido buenos resultados-, de 8,5. Algunos fiascos, como Todos contra uno han costado 5 millones de euros. Días de tele, 5,5. Hacer tele es caro... carísimo. La pregunta es: ¿se reparte el dinero siempre con criterios objetivos o hay veces que se peca de pensamiento, palabra, obra y omisión? La respuesta parece evidente.
Este problema existe en toda la Administración. Por eso, lo del alcalde de Bayona o lo de tantos contratos turbios que firman las televisiones públicas de cualquier ámbito llega a resultar anecdótico, en cuanto a que es habitual. ¿Podrían atajarse estos fenómenos con un ejercicio responsable de la democracia y un mayor acierto del poder mediático? Seguramente, pero en este país existen algunos problemas difíciles de resolver. Los que se dicen demócratas (y liberales) suelen participar en los apaños y los periodistas más ilustres son muy propensos a confundir el efímero fulgor de las bengalas con las luces de la costa. Y así nos va.
Messidor
Las TVs públicas son una ponzoña. Que las cierren todas YA. Nos salen carísimas a los contribuyentes y maldita la falta que nos hacen.
Reliable1
Nadie de los que entienden de la "media" televisiva ha reparado en el "close-up" cinematográfico (primer plano) de ayer al anunciar a bombo y platilla PS lo de las 50.000 viviendas de la SAREB para alquilar a jóvenes y tener que recibir Supersona hoy al factotum C.E.O. de BlackRock Mr. Fink en la Moncloa? Nunca antes vi en la "telly" tal imagen tan cercana en ningún presidente anterior español. Algo pasa.
Palacheca
De la misma manera que socialistas y comunistas acabaron con la Prensa del Movimiento rebautizada como Medios de Comunicación Social del Estado, ahora debería acabarse con RTVE y demás cadenas oficiales autonómicas que sangran los bolsillos de los españoles. Y que además tienen a su vez la caradura de financiar al otro esperpéntico cáncer español mal llamado cine y lo hacen con dinero que pagamos los españoles de nuestros bolsillos para que tanta gentuza viva como auténticos maharajás.