Ha sido una noche de ajuste de cuentas electorales. Una segunda vuelta del 28-A que ha servido sobre todo para dos cosas: mostrar la hegemonía del PSOE en el bloque de la izquierda, con el consiguiente hundimiento de Podemos; y la recolocación en el bloque del centro-derecha, donde el PP mantiene el liderazgo.
Mala noche para Ciudadanos
Una de las incógnitas de estas elecciones era saber si, como aseguraba Rivera desde el 28-A, Ciudadanos se había convertido en el partido hegemónico del centro-derecha, en la gran alternativa al socialismo. No se ha producido. Es lógico que intenten presentarlo de otra manera, como partido decisivo, que ha crecido, pero ha fracasado en sus expectativas, en esa obsesión de sustituir al PP.
El pinchazo ha sido importante, porque no solo no ha superado al PP, sino que deberá someterse a pactar con los partidos de su odiado bipartidismo para significar algo. El liderazgo puede ser una actitud, ciertamente, pero si los números no avalan tal aseveración el discurso colinda con el ridículo.
Madrid era la pieza fundamental, y hay que reconocer que esa pieza la ha cobrado doblemente el PP
Cs no ha sobrepasado al PP en el cómputo de las elecciones municipales, tampoco ha ganado a los populares en ninguna circunscripción, y ha quedado por debajo en las europeas. Es cierto que su subida es importante, pero no a la altura del protagonismo que dice tener. No estamos en 2015, cuando irrumpieron con el discurso regeneracionista, y deberían emprender cierta reflexión.
Casado supera el asalto
Casado salva la reunión del Comité Ejecutivo del PP del lunes por varias razones. Almeida ha ganado el Ayuntamiento de Madrid a una candidata fuerte y transversal como Carmena. Isabel Díaz Ayuso, con toda la prensa en contra, ha conseguido mantener el poder y, no solo eso, dejar en su sitio a Vox, y que Aguado y Garrido fracasen. Madrid era la pieza fundamental, y hay que reconocer que la ha ganado el PP. Además, Casado puede sumar Murcia, Málaga, y, dadas las expectativas, ha conseguido representación en Barcelona.
Sin embargo, en Génova se sabe que esta es la mejor situación para hacer una refundación o renacimiento. Es decir; desde el gobierno en lugares emblemáticos, como Madrid, Casado puede emprender el cambio pendiente en personas, principios y estrategia. Aprovechará también para retomar el liderazgo de la oposición en el Congreso, sobre todo ahora que tiene un grupo parlamentario hecho a su gusto, y que se puede presentar con alguna victoria.
Unidas Podemos se hunde
El agotamiento de la fórmula de Pablo Iglesias es evidente desde hace tiempo. Además, la irrupción de Más Madrid ha supuesto que UP quede arrinconado en la extrema izquierda, como se vio en el caso de su absurda crítica a las donaciones de Amancio Ortega. Tampoco ha servido para nada el giro al feminismo, y el nuevo radicalismo de Iglesias. Finalmente queda a la altura de IU, y en otros sitios desaparece, como en Valencia.
Toda la responsabilidad recae en Pablo Iglesias, quien no supo fortalecer la organización y se deshizo de los que podían modernizarla
A aquel movimiento tan potente de 2015, que se comía los platós de televisión y las plazas, que decía ser el recambio de un agotado PSOE, solo le quedan algunos puntos fuertes unidos a liderazgos, como Kichi en Cádiz o Ada Colau en Barcelona, que son independientes de la marca. Toda la responsabilidad recae en Pablo Iglesias, quien no supo fortalecer la organización, sino que, todo lo contrario, acabó deshaciéndose de los que podían modernizar la organización.
PSOE, el efecto del carro ganador
No recuerdo a un candidato que haya hecho una campaña peor que Ángel Gabilondo (quizá Pepu Hernández). Insípido, seco, sin propuestas, sin discurso, incapaz de contrarrestar las críticas, pero ha conseguido ganar, aunque no gobernar. Ha aprovechado el tirón de la campaña de las generales y de su resultado, sin que haya habido tiempo suficiente para que los madrileños vieran la verdadera calidad, para bien o para mal, del socialista.
El resultado le permite a Sánchez terminar de hacer la limpia en el PSOE, y fortalecerse en la organización
Sin embargo, el PSOE ha repuntado en todo el país, incluso en las europeas. Esto supone un refuerzo de Pedro Sánchez, que ha dado un golpe de autoridad, y es el segundo, tras su moción de censura. Esto le va a permitir también terminar de hacer la limpia en el PSOE, y fortalecerse en la organización. Todos se apuntan al carro ganador, mientras dure.
Vox ha encontrado su papel
Se acabó el sueño voxista de ser el nuevo PP, el contenedor de la derecha que añoraba los principios, que quería un partido sin miedo que hiciera frente a todas las “amenazas” a la idea de España. Vox, y no se dieron cuenta, solo puede pactar a su izquierda; es decir, con el PP. La estrategia de enfrentamiento exclusivo con los populares tenía un límite, y se saldó el 28-A. Intentaron orquestar nuevas tácticas, acercarse a los mismos medios de comunicación que antes repudiaron para hacer guiños a su electorado.
Todo esto ha servido para que Vox encuentre su papel: ser el apoyo del PP. Es el mismo rol que jugó IU en su día y que hoy es el asignado a Unidas Podemos en muchas localidades. Eran unos recién llegados, con fichajes de última hora, candidaturas tomadas de grupúsculos de la extrema derecha, y ahora tendrán que hacerse al juego institucional y aprenderse la materia. No es lo mismo el plató de una televisión amiga que las asambleas autonómicas y municipales.